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VIII.

Conociendo el propósito de la vida

«La forma humana de vida tiene por objeto comprender a Dios»

Todo ser humano sensato se hace esta pregunta fundamental: «¿Cuál es el propósito de la vida?». Desgraciadamente, a nuestra dificultad en encontrar un significado final, se le une el hecho de que miles de filosofías, religiones e ideologías contrarias, así como también sus exponentes, compiten por nuestra lealtad. Aquí, Śrīla Prabhupāda nos da una guía sencilla e iluminadora.

El tema de hoy trata de nuestra relación con Dios. Eso es autorrealización. El movimiento de saṅkīrtana es el proceso más sencillo de autorrealización, debido a que limpia el corazón. El erróneo entendimiento que tenemos de nuestra identidad se debe al polvo que cubre el espejo de nuestra mente. En un espejo que esté cubierto de polvo, no podemos vernos. Pero si está bien limpio, entonces podemos vernos. Así que la meditación es un proceso para limpiar el corazón. Meditación significa tratar de entender nuestra relación con el Supremo.

Existe una relación con todo aquello con lo cual estamos en contacto. Debido a que ahora estoy sentado en este cojín, la relación consiste en que yo me siento y el cojín me sostiene. Ustedes tienen relaciones. Ustedes son ingleses o hindúes, así que hay una relación con su sociedad, con su familia, con sus amigos. Entonces, ¿cuál es nuestra relación con Dios?

Si preguntamos a todo el mundo cuál es su relación con Dios, muy poca gente podrá responder. La gente dice: «¿Qué es Dios? Dios está muerto. Yo no creo en Dios, y ni hablar de tener una relación». Debido a que esas suciedades están cubriendo sus corazones, no pueden ver. Tenemos una relación con todo; ¿por qué no tratamos de entender nuestra relación con Dios? ¿Acaso negarse es muy inteligente? No. Eso es ignorancia. Todas las criaturas de este mundo material están cubiertas por las tres modalidades de la naturaleza material. Por eso no pueden ver a Dios. No pueden entender a Dios, ni tampoco tratan de entenderlo. Pero Dios está ahí. En Inglaterra hay neblina por la mañana, así que no se puede ver el Sol que se encuentra tras la niebla. Pero, ¿acaso significa eso que no hay Sol? No podemos verlo porque tenemos los ojos cubiertos. Pero, si enviamos un telegrama a otra parte del mundo, nos responderán: «Sí, el Sol está aquí. Podemos verlo. Está muy deslumbrante, lleno de luz». Así que, cuando se niega la existencia de Dios o no se puede averiguar cuál es la relación que se tiene con Dios, eso significa que se está falto de conocimiento. No es que no haya Dios. Nosotros no podemos verlo. El Sol no está cubierto. El Sol no puede ser cubierto. La niebla o la nube o la neblina no tienen poder para cubrir el Sol. ¡Cuán grande es el Sol! Es muchísimas veces más grande que la Tierra. Y las nubes pueden cubrir a lo sumo diez, veinte o cien kilómetros. Así que, ¿cómo pueden las nubes cubrir el Sol? No. Las nubes no pueden cubrir el Sol. Ellas cubren nuestros ojos. Cuando un conejo se enfrenta a un enemigo y no puede defenderse, cierra los ojos y piensa: «Mi enemigo ya se fue». De igual manera, estamos cubiertos por la energía externa de Dios, y pensamos: «Dios está muerto».

El Señor tiene tres clases de energías. En el Viṣṇu Purāṇa se describen las energías del Señor Supremo. Y también en los Vedas, en los Upaniṣads, hay descripciones de las energías del Señor Supremo. Parāsya śaktir vividhaiva śrūyate (Śvetāśvatara Upaniṣad 6.8). Śakti significa «energía». El Señor tiene múltiples energías. Los Vedas dicen: «Dios no tiene obligación de hacer nada». Nosotros tenemos que trabajar debido a que no tenemos ningún otro medio de existir - tenemos que comer, deseamos disfrutar de esto, de aquello - pero, ¿por qué habría Dios de trabajar? Dios no tiene que trabajar. Entonces, ¿cómo podemos decir que Dios creó este universo? ¿No es eso trabajo? No. Entonces, ¿cómo ocurrió? Sus múltiples y variadas energías son tan fuertes que están actuando en forma natural y están llenas de conocimiento. Podemos ver cómo una flor florece y crece y sistemáticamente despliega múltiples colores: en un lado un pequeño punto, en otro lado otro pequeño punto, blanco por un lado, más blanco por el otro lado. La mariposa también exhibe una simetría tan artística como ésa. Así que todo eso está siendo pintado, pero de una manera tan perfecta y tan rápida que no podemos ver cómo ocurre. No podemos entender cómo se está llevando a cabo, pero lo está ejecutando la energía del Señor.

La gente dice que Dios está muerto, que no hay Dios y que no tenemos ninguna relación con Dios, debido a una carencia de conocimiento. Se ha dicho que esos pensamientos se asemejan a los pensamientos de un hombre que está poseído por un fantasma. Así como un poseso habla toda clase de necedades, cuando nosotros quedamos cubiertos por la energía ilusoria de Dios, decimos que Dios está muerto. Pero eso no es un hecho. Por lo tanto, necesitamos este proceso del canto para limpiar nuestro corazón. Emprendan este sencillo proceso de cantar el mantra Hare Kṛṣṇa. De esa manera, en su vida familiar, en su club, en su hogar, en la calle - en todas partes - canten Hare Kṛṣṇa, y esa oscuridad que cubre su corazón, que cubre su verdadera posición, desaparecerá. En ese momento entenderán ustedes su verdadera posición constitucional.

El Señor Caitanya Mahāprabhu recomendó: ceto-darpaṇa-mārjanam. Mārjanam significa «limpiar», y darpaṇam significa «espejo». El corazón es un espejo. Es como una cámara fotográfica. Así como una cámara fotográfica toma toda clase de fotografías de los días y de las noches, así mismo nuestro corazón toma fotografías y las mantiene en un estado inconsciente. Los psicólogos saben esto. El corazón toma muchísimas fotografías, y, por lo tanto, queda cubierto. No sabemos cuándo ha comenzado, pero es un hecho que, debido a que hay contacto material, nuestra verdadera identidad está cubierta. Por consiguiente, ceto-darpaṇa-mārjanam: tenemos que limpiar nuestro corazón. Hay diferentes procesos para limpiar el corazón: el proceso de jñāna, el proceso de yoga, el proceso de meditación, las actividades piadosas. Karma también limpia el corazón. Si actuamos en forma muy piadosa, nuestro corazón gradualmente se limpiará. Pero, si bien esos procesos se recomiendan para limpiar el corazón, en esta era son todos difíciles. Para seguir el sendero del conocimiento filosófico, debemos convertirnos en eruditos muy sabios, debemos leer muchísimos libros, acudir a profesores y eruditos entendidos y especular. Debemos buscar a una persona que haya visto la luz. Así que todos ésos son procesos filosóficos. La meditación es también un proceso recomendado. Debemos preguntar: «¿Qué soy yo?». Consideren: ¿Soy yo este cuerpo? No. ¿Soy yo este dedo? No, éste es mi dedo. Si contemplamos nuestra pierna, veremos que: «¡Oh!, es mi pierna». En forma similar, encontraremos que todo es «mío». Y ¿dónde está ese «yo»? Todo es mío, pero ¿dónde está ese «yo»? Cuando buscamos ese «yo», eso es meditación. Verdadera meditación significa concentrar todos los sentidos de esa manera. Pero ese proceso de meditación es muy difícil. Debemos controlar los sentidos. Los sentidos nos arrastran hacia afuera, y tenemos que llevarlos hacia adentro en pos de la introspección. Por consiguiente, en el sistema de yoga hay ocho procesos. El primero consiste en controlar los sentidos mediante principios regulativos. Luego posturas para sentarse; eso nos ayudará a concentrar la mente. Si nos sentamos recostados en algo, eso no nos ayudará; si nos sentamos recto, eso ayudará. Luego controlar la respiración, luego la meditación, luego el samādhi. Pero hoy en día éstos son procesos muy, muy difíciles. Nadie puede ejecutarlos de inmediato. Los supuestos procesos de yoga son fragmentarios: sólo se practican las posturas para sentarse y unos cuantos ejercicios respiratorios. Pero eso no nos puede llevar hasta la etapa de la perfección. El verdadero proceso de yoga, sibien es un proceso védico recomendado, es muy difícil en esta era. En forma similar, podemos tratar de recibir conocimiento mediante el proceso filosófico especulativo: «Esto es Brahman, esto no es Brahman, así que ¿qué es Brahman? ¿Qué es alma espiritual?». Esa discusión filosófica empírica también está recomendada, pero es inútil en esta era.

Por lo tanto, Caitanya Mahāprabhu - no sólo Caitanya Mahāprabhu, sino también las Escrituras védicas - dice:

harer nāma harer nāma
harer nāmaiva kevalam
kalau nāsty eva nāsty eva
nāsty eva gatir anyathā

Kalau significa «en esta era». Nāsty eva, nāsty eva, nāsty eva: tres veces nāsty eva. Eva significa «ciertamente» y nāsti significa «no». «Ciertamente no, ciertamente no, ciertamente no». ¿Qué es lo que «ciertamente no»? No podemos alcanzar la autorrealización mediante el karma. Ése es el primer «ciertamente no». No podemos alcanzar la autorrealización mediante el jñāna. Ése es el segundo «ciertamente no». No podemos alcanzar la autorrealización mediante el yoga. Ciertamente no. Kalau. Kalau significa «en esta era». Kalau nāsty eva nāsty eva nāsty eva gatir anyathā. En esta era, ciertamente que no podemos alcanzar el éxito mediante ninguno de esos tres métodos. Entonces ¿cuál es el proceso recomendado? Harer nāma harer nāma harer nāmaiva kevalam. Simplemente canten el mantra Hare Kṛṣṇa. Kevalam significa «únicamente». Simplemente canten Hare Kṛṣṇa. Es el proceso más sencillo y sublime de todos. Está recomendado y autorizado, y es práctico. Así que empréndanlo. Acéptenlo en cualquier condición de vida. Canten. No hay gasto alguno, no hay perdida alguna. No estamos cantando un secreto. No. Es abierto. Y por cantar, limpiarán su corazón.

En este mundo material nadie quiere sufrimientos, pero éstos vienen. Vienen inesperadamente, como un incendio forestal que comienza sin que nadie encienda un fósforo. Nadie quiere guerra, pero estalla la guerra. Nadie quiere hambre, pero el hambre aparece. Nadie quiere pestes, pero aparecen. Nadie quiere pelear, pero hay peleas. Nadie quiere malentendidos, pero los hay. ¿Por qué? Es como un ardiente fuego del bosque. No puede ser extinguido mediante coches de bomberos. Este ardiente fuego de problemas no puede ser extinguido mediante nuestro supuesto adelanto de conocimiento. No. Eso no es posible. Así como no se puede extinguir un incendio forestal enviando un coche de bomberos o llevando un poco de agua, los problemas de nuestra vida no se pueden resolver mediante procesos materiales.

Hay muchos ejemplos de ello. Prahlāda Mahārāja dice: «Mi querido Señor, el padre y la madre no son en realidad los protectores de los hijos». El padre y la madre cuidan de sus hijos; ése es su deber. Pero ellos no son los protectores finales. Cuando la ley de la naturaleza llama al hijo, el padre y la madre no pueden protegerlo. Por lo tanto, si bien por lo general se considera un hecho que el padre y la madre son los protectores del hijo, en realidad eso no es cierto. Si alguien se encuentra navegando por el océano y piensa que tiene un asiento muy bueno, ¿lo protegerá eso? No. Aun así puede ahogarse. Un buen avión va volando por el cielo, todo el mundo está a salvo, pero repentinamente se estrella. Nada material puede protegernos. Supónganse que alguien está enfermo. Puede que acuda a un buen médico que le da una buena medicina, pero eso no garantizará que él vivirá. Entonces, ¿cuál es la garantía fundamental? Prahlāda Mahārāja dice: «Mi querido Señor, si Tú dejas de cuidar a alguien, nadie puede protegerlo».

Eso nos dice nuestra experiencia práctica. Podemos inventar muchísimos métodos para resolver los problemas que presentan las leyes de la naturaleza material, pero no son suficientes. Nunca resolverán todos los problemas ni nos proporcionarán verdadero alivio. Eso es lo cierto. Por lo tanto, Kṛṣṇa dice en la Bhagavad-gītā: «Māyā - esta energía externa - es muy, muy fuerte. Nadie puede superarla. Es prácticamente imposible». Entonces, ¿cómo podemos librarnos de esta naturaleza material? Kṛṣṇa dice: «Simplemente mediante la entrega a Mí puede alguien liberarse de la embestida de la naturaleza material». Eso es un hecho. Así que tenemos que limpiar el corazón para aprender cuál es nuestra relación con Dios.

En el Kaṭha Upaniṣad se declara: nityo nityānāṁ cetanaś cetanānām. La Suprema y Absoluta Personalidad de Dios, la Verdad Absoluta, es eterna. Dios es eterno, y nosotros también somos eternos. Pero los Vedas indican que Él es la criatura viviente suprema. Él no está muerto. Si Él no vive, ¿cómo está funcionando este mundo? En la Bhagavad-gītā, Kṛṣṇa dice: «Las cosas están ocurriendo bajo Mi supervisión». En la Biblia también se dice: «Dios creó». Eso es un hecho. No piensen que una vez había una masa, y luego pasó esto, y luego lo otro. No. Los Vedas nos dicen los verdaderos hechos, pero tenemos que abrir nuestros ojos para ver. Ceto-darpaṇa-mārjanam. Ése es el proceso de limpiar nuestro corazón. Cuando limpiemos nuestro corazón, podremos entender entonces lo que Kṛṣṇa y los Vedas dicen. Necesitamos ser purificados. Si un hombre sufre de ictericia y le damos un pedazo de azúcar cande, él dirá que es muy amargo. Pero, ¿acaso el azúcar cande es amargo? No. Es muy dulce. Y la medicina para la ictericia es ese azúcar. La ciencia moderna prescribe eso, y también está prescrito en las Escrituras védicas. Así que, si ingerimos una gran cantidad de ese azúcar cande, nos libraremos entonces de la ictericia. Y cuando esa persona se alivia, entonces dice: «¡Oh!, es muy dulce». Así que la moderna ictericia de una civilización atea puede curarse mediante este canto de Hare Kṛṣṇa. Al comienzo puede que parezca amargo, pero cuando avancemos, veremos entonces cuán agradable es.

Tan pronto como uno entiende su identidad, su relación con Dios, inmediatamente se vuelve feliz. Estamos muy llenos de sufrimientos debido a que nos hemos identificado con el mundo material. Por eso estamos infelices. Las ansiedades y el temor se deben a nuestra errónea identificación con el mundo material. El otro día yo estaba explicando que aquel que se identifica con esta bolsa de huesos y piel es como un animal. Así que mediante el canto de Hare Kṛṣṇa este erróneo entendimiento se limpia. La limpieza del corazón significa que entenderemos que no pertenecemos a este mundo material. Ahaṁ brahmāsmi: yo soyalma espiritual. Mientras nos identifiquemos con Inglaterra, con la India o con América, eso es ignorancia. Hoy usted es inglés debido a que nació en Inglaterra, pero en su siguiente vida puede que no nazca en Inglaterra; puede que sea en China o en Rusia o en algún otro país. O puede que no reciba un cuerpo de forma humana. Hoy usted es un nacionalista, un gran seguidor de su país, pero mañana, si se queda en su país, puede que sea una vaca que es llevada al matadero.

Así que tenemos que conocer a fondo nuestra identidad. Caitanya Mahāprabhu dice que la verdadera identidad de toda criatura viviente es ser sirviente eterno de Dios. Si pensamos así - «Yo no soy sirviente de nadie más; mi deber es servir a Dios» - , entonces estamos liberados. Nuestro corazón se limpia de inmediato, y nos liberamos. Y después que hemos alcanzado eso, todas nuestras demás preocupaciones y ansiedades en este mundo cesan, debido a que sabemos: «Yo soy un sirviente de Dios. Dios me protegerá. ¿Por qué habría yo de preocuparme por algo?». Ocurre igual que con un niño. Un niño sabe que su madre y su padre cuidarán de él. Él está libre. Si él fuera a tocar fuego, su madre cuidaría de él: «¡Oh!, mi querido hijo, no lo toques». La madre está siempre velando por él. Así que, ¿por qué no depositar nuestra confianza en Dios? De hecho, nos encontramos bajo la protección de Dios.

La gente va a la iglesia y dice: «Dios, danos nuestro pan de cada día». En verdad, si Él no nos lo diera, no podríamos vivir. Eso es un hecho. Los Vedas también dicen que la Suprema Personalidad, la cual es única, suministra todas las cosas que necesitan todas las demás criaturas vivientes. Dios está suministrando comida a todo el mundo. Nosotros, los seres humanos, tenemos nuestros problemas económicos, pero ¿qué problema económico existe en las demás sociedades aparte de la sociedad humana? La sociedad de las aves no tiene ningún problema económico. Las fieras no tienen ningún problema económico. Existen 8.400.000 especies de vida, y de entre ellas, la sociedad humana es muy, muy pequeña. Así que ella ha creado los problemas: qué comer, dónde dormir, cómo aparearse y cómo defenderse. Estas cosas son un problema para nosotros, pero la mayoría de las criaturas - los seres acuáticos, los peces, las plantas, los insectos, las aves, las fieras, y los muchos millones de millones de otras criaturas vivientes - no tienen semejante problema. También son criaturas vivientes. No piensen que son diferentes de nosotros. No es verdad que nosotros los seres humanos somos las únicas criaturas vivientes, y que todas las demás están muertas. No. Y ¿quién les está proveyendo su comida y refugio? Dios. Las plantas y los animales no van a la oficina. No van a la universidad a recibir educación tecnológica para ganar dinero. Así pues, ¿cómo hacen para comer? Dios les está abasteciendo. El elefante come cientos de kilos de comida. ¿Quién la suministra? ¿Están ustedes ocupándose del elefante? Hay millones de elefantes. ¿Quién les abastece?

Así pues, el proceso de reconocer que Dios está abasteciendo es mejor que pensar: «Dios está muerto. ¿Por qué habríamos de ir a la iglesia y rezar a Dios pidiéndole pan?». En la Bhagavad-gītā se dice: «Cuatro clases de personas acuden a Kṛṣṇa: los afligidos, aquellos que necesitan dinero, los sabios y los curiosos». El que es curioso, el que es sabio, el que está afligido y el que necesita dinero: estas cuatro clases de hombres se acercan a Dios. «Mi querido Dios, tengo mucha hambre. Dame mi pan de cada día.» Eso está bien. Aquellos que acuden a Dios de esa manera son reconocidos como sukṛtinaḥ. Sukṛtī significa «piadoso». Ellos son piadosos. Si bien están pidiendo dinero o comida, se les considera piadosos debido a que acuden a Dios. Y otras personas son justamente lo opuesto. Son duṣkrtinaḥ, impíos. Kṛtī significa «muy meritorio», pero la palabra duṣkṛtī indica que su energía está siendo mal empleada: la usan para hacer estragos. Tal como en el caso del hombre que inventó las armas atómicas. Él tiene un cerebro, pero ha sido mal empleado. Él ha creado algo espantoso. Cread algo que asegure que el hombre no tenga que morir ya más. ¿De qué sirve crear algo con lo cual millones de personas mueran de inmediato? Ellas morirán hoy o mañana, o dentro de cien años. Entonces, ¿qué han hecho los científicos? Cread algo de manera que el hombre no muera de inmediato, de manera que no haya más enfermedades, de manera que no haya más vejez. Entonces habréis hecho algo. Pero los duṣkṛtinas nunca van a Dios. Ellos nunca tratan de entender a Dios. Por lo tanto, su energía está mal dirigida.

Los materialistas burdos que ignoran su relación con Dios se describen en la Bhagavad-gītā como mūḍhas. Mūḍha significa «asno», «burro». Se dice que aquellos que están trabajando muy, muy arduamente para ganar dinero, se asemejan al burro. Ellos comen los mismos cuatro capātīs (tortas de harina integral) diarios, pero están trabajando innecesariamente para ganar miles de dólares. Y a otros se les describe como narādhama. Narādhama significa «lo más bajo de la humanidad». La forma humana de vida tiene por objeto comprender a Dios. Es un derecho del hombre tratar de comprender a Dios. Aquel que entiende a Brahman, Dios, es un brāhmaṇa, losdemás no. Así que ése es el deber de esta forma humana de vida. En toda sociedad humana hay algún sistema que se denomina «religión», mediante el cual se puede tratar de entender a Dios. No importa si es la religión cristiana, la mahometana o la hindú. No importa. El sistema consiste en entender a Dios y nuestra relación con Él. Eso es todo. Ése es el deber de los seres humanos, y, si la sociedad humana pasa por alto ese deber, entonces es una sociedad animal. Los animales no tienen ningún poder de entender lo que es Dios ni su relación con Dios. Sus únicos intereses son: comer, dormir, aparearse y defenderse. Si nosotros sólo estamos interesados en esas cosas, entonces ¿qué somos? Animales. Por lo tanto, la Bhagavad-gītā dice que aquellos que hacen caso omiso de esta oportunidad son «lo más bajo de la humanidad». Ellos recibieron esta forma humana de vida después de evolucionar a través de 8.400.000 nacimientos, y aun así no la utilizaron para comprender a Dios, sino únicamente para las propensiones animales. Por lo tanto, son narādhama, lomás bajo de la humanidad. Y hay otras personas que están muy orgullosas de su conocimiento. Pero, ¿qué conocimiento es ése? «No hay Dios. Yo soy Dios.» Su verdadero conocimiento ha sido robado por māyā. Y siellos son Dios, entonces, ¿cómo se volvieron perros? Hay muchos argumentos en su contra, pero ellos simplemente se enfrentan a Dios. Ateísmo. Debido a que se han entregado al proceso del ateísmo, su verdadero conocimiento ha sido robado. Verdadero conocimiento significa conocer qué es Dios y nuestra relación con Dios. Si alguien no conoce eso, debe entenderse entonces que su conocimiento ha sido robado por māyā.

Así pues, de esa manera, si tratamos de entender nuestra relación con Dios, hay medios para lograrlo. Hay libros y hay conocimiento, así que ¿por qué no sacar provecho de ellos? Todo el mundo debe sacar provecho de este conocimiento. Traten de entender que en la Bhagavad-gītā y en las demás Escrituras védicas, en todas partes, se dice que Dios es grande y que, si bien nosotros somos cualitativamente uno con Dios, somos diminutos. El océano y la diminuta partícula de agua tienen la misma naturaleza, pero la cantidad de sal que hay en la gota de agua y la cantidad de sal que hay en el océano son diferentes. Son cualitativamente una, pero cuantitativamente diferentes. De manera similar, Dios es todopoderoso, y nosotros tenemos un poco de poder. Dios lo crea todo, y nosotros podemos crear una máquina pequeña para volar, tal como las pequeñas máquinas con las que los niños juegan. Pero Dios puede crear millones de planetas que vuelan en el aire. Ésa es la capacidad de Dios. Nosotros no podemos crear ningún planeta. Incluso si pudiéramos crear un planeta, ¿de qué serviría? Hay millones de planetas creados por Dios. Pero nosotros también tenemos el poder creativo. Dios tiene poder y nosotros tenemos poder. Pero el de Él es tan grande que el nuestro no se le puede comparar. Si decimos: «Yo soy Dios», eso es una necedad. Podemos decir que somos Dios, pero ¿qué actos tan extraordinarios hemos ejecutado para poder declarar que somos Dios? Eso es ignorancia. El conocimiento de alguien que cree que es Dios ha sido robado por el hechizo de māyā. Así que nuestra relación consiste en que Dios es grande y nosotros somos diminutos. En la Bhagavad-gītā Kṛṣṇadice claramente: «Todas las entidades vivientes son Mis partes integrales. Cualitativamente son uno conmigo, pero cuantitativamente son diferentes». Así que nosotros somos uno con Dios y simultáneamente diferentes de Él. Ésa es nuestra relación. Somos uno debido a que tenemos las mismas cualidades que Dios. Pero, si nos estudiamos minuciosamente, encontraremos que, si bien tenemos algunas grandes cualidades, Dios las tiene todas en cantidades mayores.

No podemos tener nada que no se encuentre en Dios. No es posible. Por eso en el Vedānta-sūtra se dice que todo lo que tenemos se encuentra también en Dios. Emana de Dios. Así que nuestra relación consiste en que, debido a que somos pequeños, debido a que somos diminutos, somos los servidores eternos de Dios. También en este mundo material, en los tratos comunes, vemos que un hombre acepta servir a otro, debido a que éste es más grande y puede pagarle un buen sueldo. Así que naturalmente la conclusión es que, si nosotros somos pequeños, nuestro deber es servir a Dios. No tenemos ninguna otra función. Todos nosotros somos diferentes partes integrales de la entidad original.

Un tornillo que esté unido a una máquina es valioso, debido a que trabaja con toda la máquina. Y si el tornillo es separado de la máquina, o si está defectuoso, no vale nada. Mi dedo vale millones de dólares mientras esté unido a este cuerpo y sirviendo al cuerpo. Y, si lo separamos de este cuerpo, entonces ¿cuánto vale? Nada. En forma similar, nuestra relación consiste en que somos partículas muy pequeñas de Dios; por lo tanto, nuestro deber es acoplar nuestras energías con Él y cooperar con Él. Ésa es nuestra relación. De lo contrario, no tenemos ningún valor. Quedamos separados. Cuando el dedo se vuelve inútil, el médico dice: «¡Oh!, ampútese ese dedo. De lo contrario, el cuerpo se envenenará». De igual manera, cuando nos volvemos ateos, somos separados de nuestra relación con Dios, y sufrimos en este mundo material. Si tratamos de unirnos de nuevo al Señor Supremo, se revive entonces nuestra relación.

El amor más elevado

El amor. . . Los cantantes cantan acerca de él, los poetas se regocijan en él, los novelistas tejen complicadas tramas alrededor de él, el cine y la televisión están saturados de él. Pero, ¿es real? En este lúcido ensayo, Śrīla Prabhupāda dice que el amor que experimentamos en el mundo material está basado en una ilusión, y, como todo lo demás que se encuentra aquí, es temporal. Sin embargo, existe «un amor más elevado»: un amor nunca imaginado por los románticos mundanos.

Si se protege bien la tierna enredadera del servicio devocional, entonces gradualmente producirá el fruto del amor puro por Dios. Amor puro por Dios significa amor que no está teñido por el deseo de conseguir beneficio material, mero entendimiento filosófico ni resultados fruitivos. Amor puro consiste en saber: «Dios es grande, yo soy parte integral de Él y, por lo tanto, Él es mi supremo objeto de amor». Esta conciencia constituye la perfección mas elevada de la vida humana y el objetivo máximo de todos los métodos de autorrealización. Si alcanzamos ese punto - Dios es mi único amado, Kṛṣṇa es el único objeto de amor - , entonces nuestra vida es perfecta. Y cuando saboreamos esa relación trascendental con Kṛṣṇa, sentimos entonces verdadera felicidad. La enredadera devocional estará entonces tan fuertemente protegida, que sólo por asirnos a ella, podremos alcanzar el destino supremo. Si vamos subiendo a un árbol, al final llegaremos a la cima. De igual manera, si podemos obtener amor por Dios asiéndonos a esa enredadera devocional, no hay ninguna duda de que alcanzaremos la morada trascendental de Kṛṣṇa y nos relacionaremos con Él personalmente, de la misma manera en que nos estamos relacionando aquí, cara a cara.

Dios no es ficticio ni imaginario. Él es tan real como nosotros. (En realidad, nosotros somos víctimas de la ilusión; estamos viviendo como si este cuerpo fuera nuestro verdadero yo, si bien este cuerpo no es una realidad en absoluto, sino sólo una manifestación temporal.) Nos atrevemos a suponer que no hay Dios, o que Él no tiene forma. Esa especulación mental se debe a un escaso acopio de conocimiento. El Señor Kṛṣṇa y Su morada existen, y podemos ir allá, alcanzarlo a Él y relacionarnos con Él. Eso es un hecho. Vida espiritual significa tener la compañía del Señor Supremo, y existir eternamente con bienaventuranza y conocimiento. Esa compañía eterna significa jugar con Kṛṣṇa, bailar con Kṛṣṇa y amar a Kṛṣṇa. O que Kṛṣṇa puede volverse nuestro hijo... lo que queramos.

Hay cinco relaciones primarias con Kṛṣṇa: como devoto pasivo, como sirviente, como amigo, como padre o madre, y como amante. Las vacas de la morada de Kṛṣṇa también son almas liberadas. Ellas reciben el nombre de vacas surabhi. Hay muchas pinturas populares que muestran cómo Kṛṣṇa ama a las vacas, cómo las abraza y las besa. Esa relación pasiva con Kṛṣṇa se denomina śanta. La felicidad perfecta de ellas se logra cuando Kṛṣṇa se acerca y simplemente las toca.

Otros devotos se inclinan por prestar servicio concretamente. Ellos piensan: «Kṛṣṇa quiere sentarse. Voy a acomodar un lugar para Él. Kṛṣṇa quiere comer. Voy a buscarle alguna comida sabrosa». Y ellos de hecho se ocupan de hacer todo eso. Otros devotos juegan con Kṛṣṇa como amigos, en una relación de igualdad. Ellos no saben que Kṛṣṇa es Dios; para ellos, Kṛṣṇa es su amigo adorable, y no pueden olvidarlo a Él ni por un momento. Todo el día y toda la noche piensan en Kṛṣṇa. En la noche, cuando están durmiendo, piensan: «¡Oh!, por la mañana iré a jugar con Kṛṣṇa». Y en la mañana, van a la casa de Kṛṣa y esperan cerca, mientras Kṛṣṇa es adornado por Su madre antes de salir a jugar con Sus amigos por los campos. No hay ninguna otra actividad en Kṛṣṇaloka (la morada de Kṛṣṇa). No hay industria, no hay carreras a la oficina ni ninguna de esas necedades. Hay bastante leche y mantequilla, y todo el mundo come en abundancia. Kṛṣṇa quiere mucho a Sus amigos, y a veces disfruta robando mantequilla para ellos. Podemos verdaderamente vivir de esa manera, y ésa es la perfección de la existencia. Debemos ansiar esa etapa perfecta de la vida. El cultivo de la conciencia de Kṛṣṇa es el proceso para alcanzarla.

Pero mientras tengamos tan siquiera un ligero apego por este mundo material, tenemos que permanecer aquí. Kṛṣṇa es muy estricto. Él no permite que nadie que tenga algún vestigio del concepto material de la vida esté con Él. El bhakti debe estar libre de contaminación material. No piense: «Yo soy un erudito muy entendido. Encontraré lo que es la Verdad Absoluta por medio de la especulación mental». Eso es una necedad; puede continuar especulando indefinidamente, y nunca encontrará la fuente de todas las fuentes. Se dice en la Brahma-saṁhitā: «Podemos continuar especulando acerca de la Verdad Absoluta durante millones y millones de años, y aun así no se nos revelará». Podemos pudrirnos en este mundo material como ya lo estamos haciendo, y seguir especulando, pero ése no es el proceso correcto. He aquí el proceso: bhakti-yoga.

El Señor Caitanya dice que ofrecer servicio devocional a Kṛṣṇa es la etapa más elevada y perfecta de la vida, y, comparada con ésta, todas las demás cosas que la gente anhela en este mundo material son como burbujas en el océano. Por lo general, la gente se encuentra en busca de recompensas, y por eso se vuelve religiosa. La gente dice: «Yo soy hindú», «Yo soy cristiano», «Yo soy judío», «Yo soy mahometano», «Yo soy esto, yo soy aquello, y, por lo tanto, no puedo cambiar mi religión. No puedo aceptar a Kṛṣṇa». Eso se denomina religiosidad, dharma. Con una idea de religión así de materialista y sectaria, ellos se pudrirán en el mundo material, aferrados a rituales y fe. Ellos se encuentran bajo la impresión de que, si siguen sus principios religiosos, obtendrán prosperidad material. Por supuesto, si uno se aferra a cualquier clase de fe religiosa, recibirá facilidades para la vida material.

¿Por qué quiere la gente esa prosperidad material? Para la complacencia sensual. La gente piensa: «Tendré una esposa muy hermosa. Tendré muy buenos hijos. Tendré un puesto muy bueno. Me volveré presidente. Me volveré primer ministro». Eso es complacencia sensual. Y cuando se hayan frustrado y hayan visto que ser rico o alcanzar la presidencia no puede darles felicidad, después de exprimir todo el sabor de la vida sexual, cuando se encuentren completamente frustrados, entonces quizás se entreguen al LSD y traten de volverse uno con la nada. Pero esa necedad no puede darles felicidad. He aquí la felicidad: deben acudir a Kṛṣṇa. De lo contrario, eso terminará en confusión de LSD y en paseos por los conceptos nihilistas impersonales. La gente está frustrada. Han de estar frustrados si no tienen vida espiritual genuina, pues la persona es espiritual por naturaleza.

¿Cómo puede alguien ser feliz sin Kṛṣṇa? Supónganse que alguien es lanzado al océano. ¿Cómo puede ser feliz ahí? Eso no es para nosotros. Puede que alguien sea un nadador muy bueno, pero ¿por cuánto tiempo será capaz de nadar? Finalmente se cansará y se ahogará. En forma similar, somos espirituales por naturaleza. ¿Cómo podemos ser felices en el mundo material? No es posible. Pero los hombres están tratando de permanecer aquí, haciendo muchísimos ajustes temporales de supervivencia. Ese remiendo no es felicidad. Si realmente quieren felicidad, he aquí el proceso: deben cultivar amor por Dios. A menos que puedan amar a Kṛṣṇa, a menos que terminen con el amor por los gatos, los perros, el país, la nación y la sociedad, y en vez de ello concentren su amor en Kṛṣṇa, no hay posibilidad de felicidad. Rūpa Gosvāmī ha dado un ejemplo muy bueno en relación con esto: hay muchas drogas que lo saturan a uno de ideas o alucinaciones. Pero Rūpa Gosvāmī dice que, a menos que probemos esa droga final del amor por Dios, kṛṣṇa-prema, tendremos que ser capturados por la meditación, el monismo impersonal y muchísimas otras distracciones.

Caitanya Mahāprabhu dice que, para alcanzar el amor puro por Kṛṣṇa, tenemos que ejecutar servicio devocional, conciencia de Kṛṣṇa. Tenemos que dedicarnos exclusivamente a servir a Kṛṣṇa. La etapa más elevada y perfecta de la devoción pura consiste en estar libre de todos los deseos materiales, de toda la especulación mental y de todas las actividades fruitivas. El principio básico de la devoción pura es que no podemos mantener ningún otro deseo que no sea el de volverse plenamente consciente de Kṛṣṇa. Incluso si sabemos que todas las demás formas de Dios son también Kṛṣṇa, no debemos adorar ninguna otra forma, sino que debemos concentrarnos en la forma de Kṛṣṇa. Kṛṣṇa tiene muchas formas, pero tenemos que adorar únicamente a Kṛṣṇa en la forma en la que Él está con la flauta, como en la Deidad Rādhā-Kṛṣṇa. Simplemente concéntrense en esa forma, y toda la especulación mental y las actividades fruitivas se desprenderán. Tenemos que cultivar conciencia de Kṛṣṇa en una forma favorable, y eso significa ejecutar servicio mediante el cual Kṛṣṇa Se sienta satisfecho. No se desarrolla conciencia de Kṛṣṇa por uno fabricar su propio sendero. Puede que yo crea que estoy haciendo algo con conciencia de Kṛṣṇa, pero ¿quién lo ha sancionado? Por ejemplo, en la Bhagavad-gītā, Arjuna vaciló en pelear debido a ciertas razones morales, pero él estaba viendo la situación desde el plano de las actividades fruitivas, en el cual se tiene que disfrutar o sufrir los resultados. Él estaba considerando que, si mataba a los miembros de su familia, quedaría entonces sujeto a muchas reacciones. Esa conclusión, sin embargo, no fue sancionada por Kṛṣṇa. La ley de acción y reacción del mundo material se denomina karma, pero el servicio devocional trasciende el karma.

El amor puro debe estar libre de todos los vestigios de actividades fruitivas (karma) y de todos los vestigios de especulación mental y deseo material. Ese servicio devocional puro debe estar favorablemente concentrado en Kṛṣṇa. «Favorablemente» significa conforme con lo que Él desea. Kṛṣṇa deseaba que la batalla de Kurukṣetra se llevara a cabo; fue todo organizado por Él. A Arjuna se le dijo: «Tú estás pensando a tu propia manera, pero, incluso si no peleas, ten la seguridad de que, debido a que ha sido decidido por Mí, ninguno de estos guerreros que están aquí reunidos irá de regreso a su casa. Todos serán matados aquí. Ya ha sido decidido». El deseo de Dios es tal que no se puede cambiar. Kṛṣṇa tiene dos cualidades: Él puede proteger, y Él también puede matar. Si Él quiere matar a alguien, no hay poder en el mundo que pueda protegerlo, y si Él protege a alguien, no hay poder en el mundo que pueda matarlo. El deseo de Kṛṣṇa es supremo. Por lo tanto, tenemos que acoplar nuestros deseos al de Kṛṣṇa. Sea cual fuere el deseo de Kṛṣṇa, nadie puede anularlo y dejarlo sin validez, debido a que Él es el Señor Supremo. Por lo tanto, es nuestro deber acoplar nuestros actos al deseo de Kṛṣṇa; pero no fabricar una acción y luego declarar: «Estoy haciendo esta acción con conciencia de Kṛṣṇa». Tenemos que ser muy cuidadosos en averiguar si Kṛṣṇa verdaderamente lo quiere. Ese conocimiento autorizado lo instruye el representante de Kṛṣṇa. En nuestras oraciones de alabanza al maestro espiritual, estamos cantando diariamente: «Si se satisface al maestro espiritual, entonces Dios estará satisfecho. Y si no satisfacemos a nuestro maestro espiritual, entonces no hay ninguna manera de que complazcamos a Dios».

Por lo tanto, hasta donde sea posible, tenemos que ejecutar la orden de nuestro maestro espiritual. Eso nos permitirá progresar. Ésa es la esencia de la ejecución favorable del proceso de conciencia de Kṛṣṇa. En mi vejez he venido a América, y estoy tratando de enseñar conciencia de Kṛṣṇa debido a que mi maestro espiritual me dio la orden de que yo debía hacerlo. Es mi deber. Yo no sé si voy a lograr el éxito o si voy a fracasar. Eso no importa; mi deber se cumple si puedo presentar ante ustedes todo lo que he oído de labios de mi maestro espiritual. Eso se denomina ejecución favorable del proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Aquellos que son verdaderamente serios deben recibir la orden de Kṛṣṇa a través del representante de Kṛṣṇa como si fuera su vida y su alma. Aquel que se aferra a este principio, progresará sin lugar a dudas. Caitanya Mahāprabhu habló de esa manera, y mi maestro espiritual solía decir: «El maestro espiritual es el medio transparente». Por ejemplo, yo puedo ver muy bien las letras de este libro a través de estos anteojos transparentes, sin los cuales no podría ver, debido a que mis ojos están defectuosos. En forma similar, todos nuestros sentidos están defectuosos. No podemos ver a Dios con estos ojos, no podemos oír Hare Kṛṣṇa con estos oídos, no podemos hacer nada si no actúa como medio el maestro espiritual. Así como un ojo defectuoso no puede ver si no utiliza los anteojos como medio, así mismo no podemos acercarnos al Señor Supremo si el maestro espiritual no actúa como medio transparente. «Transparente» significa que el medio debe estar libre de contaminación. Si es transparente, se puede ver a través de él.

En la consecución del amor puro por Dios, tenemos que ocupar nuestros sentidos: sarvendriya, todos los sentidos. Eso significa que la vida sexual también ha de ocuparse en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. El concepto de Dios como padre o madre no nos permite ocupar la vida sexual al servicio del Señor, debido a que no hay relación sexual con el padre y la madre. Pero en el concepto de Dios como amante hay también actividad sexual. Por lo tanto, Caitanya Mahāprabhu dio la información más perfecta acerca de nuestra ocupación en relación con el Señor Supremo. En otras concepciones religiosas de la vida, Dios es a lo sumo tomado como el padre o la madre. En la India, muchos adoradores toman a la diosa Kālī como la representación de Dios. Desde luego que eso no está sancionado, pero la creencia existe. Y también en la religión cristiana el concepto es que Dios es el padre. Pero Caitanya Mahāprabhu nos informa que podemos incluso tener actividad sexual con el Señor. Esa información constituye la contribución única de Caitanya Mahāprabhu. En este mundo material, la actividad sexual se considera la más elevada de todas, el placer más grande de todos, si bien existe sólo en una forma pervertida. Sin embargo, nadie ha concebido que puede haber actividad sexual en el mundo espiritual. No existe ni un solo ejemplo de una teología semejante en ninguna parte del mundo entero. Esta información la da por vez primera Caitanya Mahāprabhu: podemos tener a la Suprema Personalidad de Dios como esposo, como amante. Eso es posible en la adoración de Rādhā y Kṛṣṇa, pero nadie, especialmente los impersonalistas, puede entender a Rādhā-Kṛṣṇa. Los impersonalistas no tienen ninguna idea de ello; ellos no pueden ni siquiera concebir que Dios tiene forma. Pero Caitanya Mahāprabhu dice que Dios no sólo tiene forma, sino también vida sexual. Ésa es la más elevada contribución de Caitanya Mahāprabhu.

Podemos servir al Señor Supremo en diversas relaciones, pero en el mundo material esas relaciones existen sólo como reflejos pervertidos. ¿Cuál es nuestra actividad en relación con este mundo material? ¿Cuáles son nuestras ideas acerca de la sociedad, la amistad y el amor? Todas ellas están basadas en el concepto material de la vida. En la sociedad, algunos desempeñan la función de padre o madre de un hijo, y otros se relacionan como esposo y esposa, amante y amada. Hay también otros rasas (relaciones), tales como relacionarse con otro individuo como enemigo de él. Hay doce relaciones diferentes, de entre las cuales cinco son predominantes. Las otras siete son relaciones indirectas, tales como, por ejemplo, ser enemigo de alguien. Por lo general, existe una relación entre enemigos, incluso entre un asesino y aquel a quien asesina. Sin embargo, en lo que concierne a nuestra relación con Kṛṣṇa, incluso si uno establece una relación como Su enemigo, su vida es un éxito. Por lo tanto, cuando ocupamos nuestros sentidos en Kṛṣṇa, podemos establecer una relación de entre doce variedades diferentes, de las cuales cinco variedades son directas, y siete son indirectas.

Cuando Kṛṣṇa apareció en el circo de Kaṁsa, había muchos luchadores enormes preparados para matarlo. De hecho, Él fue invitado allí para ser matado. Su enemigo Kaṁsa pensaba: «Pronto los muchachos vendrán. Durante dieciséis años hemos tratado de matarlos, pero ese muchacho Kṛṣṇa no pudo ser matado. Pero ahora Lo he invitado como huésped, y cuando llegue peleará con estos luchadores, y ellos Lo matarán». La gente atea o demoniaca está siempre pensando en Kṛṣṇa, Dios, en términos de matarlo. Por lo tanto, ellos presentan sus teorías de que Dios está muerto. Ellos creen que, si Dios muere, tendrán entonces libertad de actuar como les plazca. Pero, en lo que respeta a sus verdaderas actividades, puede que Dios esté muerto o vivo, pero el agente de Dios, la energía material, es tan fuerte, que nadie puede hacer libremente nada malo. Tan pronto como alguien hace algo malo, ocurre un castigo inmediato. No requiere de la presencia de Dios. Dios puede que esté muerto o vivo, pero la energía material es suficiente en sí misma para castigar a cualquiera que viole las leyes materiales, incluso en lo más mínimo. Dios ha dispuesto esas condiciones, pero la gente necia no lo entiende.

Sin embargo, el Señor Caitanya habla de ocupar favorablemente todos los sentidos en el servicio de Kṛṣṇa, con una vida devocional pura. Debemos ocupar favorablemente nuestros sentidos, y debemos hacer todo lo que Kṛṣṇa quiera. Pero, incluso si alguien ocupa sus sentidos en contra de la voluntad de Kṛṣṇa, pero aun así piensa en Kṛṣṇa, eso también es ventajoso. La bruja Pūtanā, por ejemplo, pensó en matar a Kṛṣṇa. Así como la actividad de las personas santas consiste en servir a Dios, así mismo los demonios y ateos están siempre dispuestos a matar a Dios. Pūtanā penso: «Mataré a Kṛṣṇa. Él es sólo un niño». Ese es otro error de los demonios. Ellos piensan que Kṛṣṇa, o Dios, es un niño u hombre común. Así que Pūtanā estaba pensando de esta manera: «Untaré mi pecho con veneno, y cuando el niño vaya a chupar mi leche, morirá». Al estudiar esto, vemos que ella se acercó a Kṛṣṇa como enemiga de Él, y, sin embargo, por Él ser muy misericordioso, la aceptó como a una amiga. Él la aceptó a ella sin tomar en cuenta la porción demoníaca de su mentalidad. Toda entidad viviente está condicionada, pero Kṛṣṇa no lo está. Un médico o psiquiatra atiende a dementes, pero él no se vuelve demente. Puede que algunas veces un paciente se enfurezca con él o le diga malas palabras, pero el médico permanece ecuánime y simplemente lo atiende. De igual manera, si alguien considera a Kṛṣṇa su enemigo, Kṛṣṇa no se vuelve su enemigo.

Pūtanā fue a envenenar a Kṛṣṇa, pero Él lo tomó de otra manera. Él pensó: «Yo chupé de su leche materna. Por lo tanto, ella se ha vuelto Mi madre». Kṛṣṇa la trató como madre, y, por lo tanto, ella se liberó alcanzando la misma posición que Yaśodā, la verdadera madre de Kṛṣṇa. Se concluye entonces que la perfección más elevada consiste en establecer una relación favorable con Kṛṣṇa, pero, incluso si alguien se ocupa de manera desfavorable, Kṛṣṇa es tan misericordioso que al menos le dará la salvación. Todos los enemigos que fueron muertos por Kṛṣṇa, se liberaron de inmediato.

Dos clases de hombres pueden fundirse en el brahmajyoti impersonal: aquel que aspira intencional-mente a fundirse en el brahmajyoti impersonal puede entrar en él, y aquellos que son enemigos de Kṛṣṇa y que son muertos por Él pueden también hacerlo. Por lo tanto, el devoto concluye: «¿Por qué habría yo de aceptar una condición que se ofrece incluso a los enemigos de Dios?

Caitanya Mahāprabhu recomienda el servicio devocional puro. No se debe tener ningún deseo de complacer los propios deseos materiales, no debe existir ningún intento de entender a Kṛṣṇa mediante filosofía experimental, y no debe realizarse ninguna actividad fruitiva para obtener beneficios materiales dados por Kṛṣṇa. El único deseo debe ser servirle favorablemente, como Él lo desee. Si Kṛṣṇa quiere algo, entonces debemos hacerlo. Supónganse que yo pidiera a un discípulo: «Mi querido discípulo, por favor, dame un vaso de agua». Es entonces su deber darme un vaso de agua. Si él piensa: «Prabhupāda quiere un vaso de agua, pero ¿por qué no darle algo mejor? ¿Por qué no un vaso de leche caliente?», eso no es servicio. En su opinión, la leche caliente es muy sabrosa y es mejor que el agua; no obstante, puesto que yo he pedido agua, él tiene que darme agua, no leche. Eso es servicio favorable. Tenemos que entender lo que quiere Kṛṣṇa. Cuando existe esa relación íntima, podemos entonces servir a Kṛṣṇa de lo más favorablemente. Y mientras no exista esa relación íntima, debemos recibir información de lo que quiere Kṛṣṇa a través del medio transparente, el maestro espiritual.

El vaiṣṇava nunca piensa que tiene una relación directa con Kṛṣṇa. El Señor Caitanya dice: «Yo soy el sirviente del sirviente del sirviente del sirviente - cien veces el sirviente del sirviente - de Kṛṣṇa». Tenemos que acceder a volvernos el sirviente del sirviente del sirviente. Ése es el proceso de sucesión discipular, y si queremos desarrollar verdadero y trascendental amor por Dios, tenemos que adoptar ese proceso. Debido a que la gente no acepta ese proceso, no desarrolla verdadero amor por Dios. Ellos hablan de Dios, pero de hecho no aman a Dios; por no haber cultivo de servicio devocional puro, aman al perro.

Puede que digamos «amor por Dios», pero, si no adoptamos ese principio, tendremos entonces que amar al perro, no a Dios. Ése es el error. Caitanya Mahāprabhu dice que, si verdaderamente queremos amar a Dios, tenemos que seguir el proceso del servicio devocional puro. Caitanya Mahāprabhu no está hablando en base a Su propia invención mental; Sus declaraciones se encuentran confirmadas en Escrituras védicas tales como el Nārada-pañcarātra y el Śrīmad-Bhāgavatam. Esos dos libros, y la Bhagavad-gītā, son Escrituras muy auténticas dirigidas a los devotos. Caitanya Mahāprabhu cita un verso del Nārada-pañcarātra: hṛṣīkeṇa hṛṣīkeśa-sevanaṁ bhaktir ucyate. Ésa es la definición del servicio devocional puro. Hṛṣīkeṇa hṛṣīkeśa-sevanaṁ. Hṛṣīkeṇa significa «mediante los sentidos». Tenemos que ocupar nuestros sentidos; no ocupar sólo nuestras mentes. Si alguien dice: «Estoy siempre pensando en Kṛṣṇa», eso no constituye servicio devocional puro. La meditación consiste en pensar, pero nadie piensa en Kṛṣṇa; ellos piensan en el vacío o en algo impersonal. Si alguien piensa en Kṛṣṇa o en Nārāyaṇa o en Viṣṇu, como se prescribe en las Escrituras védicas, eso es verdadero yoga; la meditación yoga significa enfocar la mente en la Superalma. La Superalma es la representación de Kṛṣṇa en la forma de Nārāyaṇa de cuatro brazos. Incluso Patañjali, una autoridad en el sistema de yoga, prescribe la meditación en Viṣṇu. Pero, así como la gente está fabricando procesos religiosos falsos, los supuestos yogīs de hoy en día han fabricado su propia manera de pensar en algo vacío.

Pero el Nārada-pañcarātra dice: hṛṣīkeṇa hṛṣīkeśa- sevanaṁ: debemos ocupar no sólo la mente, sino también los sentidos. Debemos ocupar los sentidos al servicio del amo de los sentidos. Estas tres palabras sánscritas son muy significativas. Hṛṣīkeśa significa «el Señor de los sentidos». Así que bhakti-yoga significa servir con los sentidos al Señor de los sentidos. El Señor de los sentidos es Kṛṣṇa. Debemos siempre recordar que tenemos nuestros sentidos debido a que quisimos disfrutar de este mundo material, y, por lo tanto, el Señor nos ha dado un conjunto particular de sentidos para nuestro disfrute. El cerdo tiene un tipo particular de cuerpo y de sentidos, debido a que quiso disfrutar de comer excremento. En forma similar, un hombre tiene un tipo particular de cuerpo y de sentidos debido a que quiso disfrutar de alguna otra cosa. Tenemos un conjunto particular de sentidos condicionados con los cuales disfrutar del mundo material, y eso es lo que tenemos que purificar. Nuestros sentidos son originales, pero ahora están cubiertos por deseos materiales. Tenemos que curarnos y liberarnos de semejantes deseos. Cuando los sentidos dejan de estar inclinados hacia la complacencia material de los sentidos, ese estado se denomina devoción pura.

De ese verso del Nārada-pañcarātra podemos entender que el alma espiritual tiene sentidos originales. El alma espiritual no es impersonal, por pequeño que sea el cuerpo en el que haya entrado; ella tiene sentidos. Quizás encontremos un insecto en un libro. Es muy pequeño, más pequeño que la punta de un alfiler, pero aun así, se mueve; tiene todos los sentidos. Las pequeñas bacterias también se mueven, y tienen sus sentidos. Originalmente, todas las entidades vivientes tienen sentidos. No vayan a creer que los sentidos se han desarrollado bajo ciertas condiciones materiales. La teoría atea dice que bajo condiciones materiales hemos desarrollado sentidos, que en la condición espiritual no hay sentidos, y que somos impersonales. Sin embargo, por la lógica y la razón eso no puede ser así. Una diminuta partícula de fuerza espiritual tiene sus sentidos aunque tenga un tamaño más pequeño que un átomo. Esos sentidos, estando cubiertos por elementos materiales, se manifiestan de una manera desvirtuada. Tenemos que purificar los sentidos, y cuando los sentidos estén purificados, podremos ocuparlos para el placer del amo de los sentidos. Kṛṣṇa es el amo y propietario de los sentidos. Por lo tanto, debido a que nosotros somos partes integrales del Señor Supremo, nuestros sentidos los hemos tomado prestados de Él; están alquilados. Lo mejor es utilizar los sentidos para la satisfacción sensual de Él, y no para la nuestra. En eso consiste el proceso de conciencia de Kṛṣṇa pura.

El Señor Caitanya da un ejemplo de devoción pura tomado del Śrīmad-Bhāgavatam: en el Bhāgavatam se dice que Kṛṣṇa se encuentra situado en el corazón de todo el mundo. Por lo tanto, así como los ríos fluyen y su tendencia natural es llegar al mar, así mismo, tan pronto como oímos hablar de las glorias del Señor, nuestra alma de inmediato se siente atraída por el Señor Supremo. Ése es el comienzo del servicio devocional puro. Tan pronto se vibra el canto de Hare Kṛṣṇa, de inmediato las pertenencias de Kṛṣṇa, el nombre de Kṛṣṇa, la fama de Kṛṣṇa, la morada de Kṛṣṇa, los acompañantes de Kṛṣṇa - todo - , repentinamente se manifiestan internamente, debido a que Él está presente. Ése es el comienzo de nuestra conciencia de Kṛṣṇa. Recordar algo en relación con un contexto significa que, tan pronto como oímos una palabra clave, recordamos de inmediato toda la información que hay tras esa clave. De igual manera, cuando nuestra mente se ve atraída por Kṛṣṇa y por todo lo relacionado con Kṛṣṇa simplemente por oír una pequeña glorificación de Sus cualidades, ése es el comienzo de la conciencia de Kṛṣṇa pura. En ese momento no hay más gati, o movimiento de la mente.

Exactamente así ocurría con las gopīs: tan pronto como oían el sonido de la flauta de Kṛṣṇa, lo dejaban todo. Algunas estaban acostadas, otras estaban trabajando en sus asuntos familiares, algunas estaban cuidando a sus hijos, pero tan pronto como oían la flauta de Kṛṣṇa, lo olvidaban todo y corrían a Él. Sus esposos, sus hermanos y sus padres, decían: «¿Por qué os vais, abandonando vuestros deberes?». Pero a ellas no les importaba; simplemente se iban. No hay ningún impedimento ni obstáculo en esa fusión de la mente con Kṛṣṇa. Ése es el comienzo de la devoción pura.

Puruṣottama significa Kṛṣṇa. La palabra puruṣa significa «disfrutador». Las entidades vivientes condicionadas son disfrutadores falsos, disfrutadores de imitación. Aquí en el mundo material, todas las entidades vivientes están actuando como puruṣas. El significado más exacto de puruṣa es «varón». Al varón se le considera el disfrutador, y a la hembra, lo disfrutado. En el mundo material, bien sea que se tenga un cuerpo masculino o uno femenino, todo el mundo tiene la propensión a disfrutar, y, por lo tanto, todo el mundo recibe el nombre de puruṣa. Pero, en realidad, el único puruṣa es el Señor Supremo. Nosotros, las entidades vivientes, somos Su energía, y Él es el disfrutador supremo. No somos puruṣa. Toda energía se emplea para el disfrute, y nosotros somos energías, instrumentos de la Persona Suprema. Por lo tanto, Puruṣottama es Kṛṣṇa, la persona suprema y trascendental. Cuando nuestra devoción pura por la Suprema Personalidad de Dios se utiliza y no hay impedimentos u obstáculos, es ése el signo de la conciencia de Kṛṣṇa pura.

En la ejecución del proceso de conciencia de Kṛṣṇa pura, no hay ambición ni motivación personal. Todas las demás funciones trascendentales o formas de adoración están seguidas por una motivación personal: algunos quieren salvación, algunos quieren prosperidad material, algunos quieren ir a un planeta más elevado, algunos quieren ir a Kṛṣṇaloka. Estas ambiciones no deben existir. El devoto puro no tiene ambiciones de ese tipo. El devoto puro ni siquiera desea ir a la morada suprema de Kṛṣṇa. Por supuesto, él va, pero no tiene ningún deseo de ello. Él simplemente quiere ocuparse plenamente en el servicio de Kṛṣṇa.

Hay diferentes clases de salvación. Existe la liberación sālokya, vivir en el mismo planeta que el Señor Supremo. Los habitantes de los planetas Vaikuṇṭhas viven en el mismo planeta que la Suprema Personalidad de Dios. La liberación sārṣṭi significa tener prácticamente la misma opulencia que Nārāyaṇa. El alma individual liberada puede presentarse tal como Nārāyaṇa, con cuatro brazos, los cuatro emblemas, casi los mismos rasgos corporales, la misma opulencia, los mismos ornamentos, las mismas edificaciones, todo. Sārūpya significa tener la misma forma o los mismos rasgos. Sāmīpya significa no estar nunca lejos del Señor Supremo, sino estar siempre en Su compañía. Por ejemplo, así como nosotros nos encontramos sentados juntos, así podemos estar con el Señor. Eso se denomina sāmīpya-mukti, la liberación de estar más cerca. Sin embargo, los devotos puros no aceptan esas diversas formas de liberación. Ellos sólo quieren estar dedicados al servicio de Kṛṣṇa. Ellos no están interesados en ninguna clase de liberación. Aquellos que verdadera-mente poseen conciencia de Kṛṣṇa, alcanzan la compañía del Señor Supremo, pero no la desean; su única ambición consiste en estar dedicados al amoroso servicio trascendental del Señor. La perfección más elevada del servicio devocional, o conciencia de Kṛṣṇa, se exhibe cuando un devoto rehusa aceptar cualquier bendición o ganancia otorgada por el Señor Supremo. A Prahlāda Mahārāja se le ofreció lo que quisiera; tan sólo tenía que pedirlo. Pero él dijo: «Mi Señor, yo soy Tu sirviente eterno. Es mi deber servirte a Ti, así que ¿cómo puedo aceptar beneficio alguno de ello? Si lo hiciera, no sería Tu sirviente; sería un comerciante». Él respondió de esa manera, y ése es el signo de una persona pura. Kṛṣṇa es tan bondadoso que complace todos los deseos de un devoto, incluso si éste quiere bendiciones materiales. Si en el fondo del corazón del devoto hay algún deseo, Él también complace eso. Él es así de bondadoso. Pero la posición sublime del bhakti-yoga, del servicio devocional, es que el devoto puro rehusa aceptar las diversas clases de liberación, aunque se las ofrezca el Señor Supremo.

Si alguien tiene deseos internos o motivaciones materiales internas, y se dedica al servicio devocional en busca de la realización de esos deseos, el resultado será que nunca obtendrá amor puro por Dios. Si está pensando: «Estoy dedicado al cultivo de la conciencia de Kṛṣṇa, al servicio devocional de Kṛṣṇa, debido a que quiero tal y cual opulencia», puede que ese deseo se cumpla, pero nunca obtendrá un amor inmaculado por Kṛṣṇa tal como el que las gopīs tenían. Si tiene una motivación personal, no será capaz de alcanzar la etapa del amor puro por Dios, aun a pesar de que desempeñe su deber devocional. Rūpa Gosvāmī dice en un verso del Bhakti-rasāmṛta-sindhu: «Mientras deseemos algún beneficio material (bhukti), o incluso si queremos salvación (mukti), entonces debemos aceptar esas representaciones fantasmales». Mientras esa māyā exista en el corazón, ¿cómo podremos disfrutar de la bienaventuranza espiritual que se obtiene del amor puro por Dios? En otras palabras, si tenemos deseos materiales, o incluso un deseo de salvación, no podremos alcanzar el amor puro por Dios. La devoción pura está desprovista de todo deseo, consiste en simplemente prestar servicio amoroso por el valor que tiene en sí mismo.

Existe un vívido ejemplo en la vida de Rūpa Gosvāmī. Rūpa Gosvāmī y su hermano Sanātana Gosvāmī vivían separados en Vṛndāvana, llevando a cabo su bhajana, servicio devocional. Rūpa vivía en el bosque, y no había ninguna facilidad para cocinar una buena comida o para mendigar de la aldea un capātī para comer. Rūpa Gosvāmī era el hermano menor, y pensó: «Si pudiera conseguir algunos alimentos, podría entonces preparar unos sabrosos platos y ofrecérselos a Kṛṣṇa, e invitar a mi hermano mayor». Él tuvo ese deseo. Al instante, una amable muchacha de unos doce años de edad se acercó, y le dio una gran cantidad de alimentos: leche, harina, ghī, etc. Ése es el sistema védico; algunas veces, los casados regalan alimentos a los mendigos y sabios que se encuentran en la orden de vida de renuncia. Rūpa Gosvāmī estaba muy contento de que Kṛṣṇa hubiera enviado tantas cosas, y de que él pudiera ahora preparar un banquete. Lo preparó, e invitó entonces a su hermano mayor.

Cuando Sanātana Gosvāmī llego, se mostró sorprendido. «¿Cómo has obtenido cosas como éstas? Has preparado este banquete en el bosque. ¿Cómo es posible?»

Así que Rūpa Gosvāmī explicó: «Por la mañana lo deseé, y casualmente Kṛṣṇa me envió todas estas cosas. Una amable muchacha vino, y me las ofreció». Él estaba describiendo a la muchacha: «Una muchacha muy amable».

Sanātana dijo entonces: «Esa muchacha amable es Rādhārāṇī. Has aceptado servicio de Rādhārāṇī, la eterna consorte del Señor. Es un gran error».Ésa es la filosofía de ellos. No aceptaban que el Señor les sirviera. Ellos simplemente querían prestar servicio. Pero Kṛṣṇa es tan astuto que Él también quiere servir a Su devoto. Él busca una oportunidad de servir a Su devoto. Eso es competencia espiritual. Un devoto puro no quiere nada de Kṛṣṇa; él únicamente quiere servirle. Y Kṛṣṇa también busca la oportunidad de servir a Su devoto. Kṛṣṇa está siempre tan ansioso de complacer a Su devoto como el devoto lo está de complacerlo a Él.

Así es el mundo trascendental. En el plano absoluto no hay explotación. Todo el mundo quiere servir; nadie quiere recibir servicio. En el mundo trascendental, todos quieren dar servicio. Tú quieres darme servicio a mí, y yo quiero darte servicio a ti. ¡Es una actitud tan hermosa! Este mundo material significa que yo quiero robarte a ti, y tú quieres robarme a mí. Eso es todo. Así es el mundo material. Tenemos que tratar de entenderlo. En el mundo material, todos quieren explotar a su amigo, a su padre, a su madre, a todo el mundo. Pero en el mundo trascendental, todos quieren servir. Todo el mundo tiene a Kṛṣṇa como el punto central de servicio, y todos los devotos, bien sea como amigos, o sirvientes, o padres o amantes de Kṛṣṇa, todos quieren servirle a Él. Y al mismo tiempo, Kṛṣṇa también quiere servirles a ellos. He ahí una relación trascendental; la principal función es el servicio, si bien no hay necesidad de servicio, ya que todo el mundo está satisfecho. No hay hambre, no hay necesidad de comer; pero, aun así, todo el mundo ofrece cosas sabrosas para comer. Así es el mundo trascendental. A menos que alcancemos la etapa de únicamente servir a Kṛṣṇa o a Su devoto, no podremos saborear el placer trascendental del servicio. Si tenemos alguna motivación personal, entonces ese sentido nunca despertará. Sin motivación personal, sin deseo de complacencia personal de los sentidos, debemos ofrecer servicio al Señor Supremo y a Sus devotos.

La perfección de la autorrealización

En este capítulo final, Śrīla Prabhupāda habla del objetivo máximo de la ciencia de la autorrealización: llegar a comprender por completo al Ser Supremo, Kṛṣṇa. El desarrollo de la autorrealización comienza con el entendimiento de que el yo no es material - no es un cuerpo físico - , sino energía espiritual pura. Luego, se percibe que el yo espiritual puro es eternamente una parte del Ser Supremo, Kṛṣṇa. Finalmente, se aprende a vivir inmerso por completo en esa relación trascendental, bienaventurada y eterna. Aquel que ha alcanzado este estado ha alcanzado la perfección suprema de la vida.

Cuando Kṛṣṇa Se encontraba en este planeta, todos los habitantes de Vṛndāvana Lo amaban. En verdad, ellos no conocían nada aparte de Kṛṣṇa. Ellos no sabían si Kṛṣṇa era Dios o no, ni tampoco se encontraban perturbados por pensamientos como: «Amaré a Kṛṣṇa si Él es Dios». Tenían una actitud de amor puro, y pensaban: «Puede que Él sea o no Dios; eso no importa. Nosotros amamos a Kṛṣṇa, y eso es todo». Ése es el plano del verdadero amor puro. Cuando se piensa: «Si Kṛṣṇa es Dios, Lo amaré», debe saberse que ése no es el plano del amor puro, sino del amor condicional. Mientras Kṛṣṇa estuvo en la Tierra, manifestó poderes extraordinarios, y los vrajavāsīs, los habitantes de Vṛndāvana, frecuentemente pensaban: «¡Oh!, Kṛṣṇa es un niño muy maravilloso. Quizás es algún semidiós». Ellos pensaban de esta manera, debido a que la gente generalmente tenía la impresión de que los semidioses eran todopoderosos. Dentro del mundo material, los semidioses son poderosos, pero la gente no se da cuenta de que Kṛṣṇa Se encuentra por encima de todos ellos. El más elevado de todos los semidioses, Brahmā, dio su opinión en cuanto a esto en el verso: īśvaraḥ paramaḥ kṛṣṇaḥ sac-cid- ānanda-vigrahaḥ: «Kṛṣṇa es el controlador supremo, y Su cuerpo está lleno de conocimiento, bienaventuranza y eternidad». Poco conocían los habitantes de Vṛndāvana del poder de Kṛṣṇa como el controlador y amo supremo de todos los semidioses. Lo que sí ha de notarse es que el amor que ellos sentían por Él no estaba sujeto a consideraciones de esa índole.

Así como los habitantes de Vṛndāvana amaban a Kṛṣṇa incondicionalmente, de igual manera Kṛṣṇa los amaba a ellos incondicionalmente. Vraja-jana-vallabha giri-vara-dhārī. Cuando los habitantes de Vṛndāvana dejaron de ejecutar sacrificios para el Señor Indra, el principal semidiós de los cielos, se pusieron en una posición muy peligrosa. Indra se disgustó mucho y envió unas nubes poderosas que dejaron caer lluvias sobre Vṛndāvana incesantemente durante siete días. Toda la zona comenzó a inundarse, y los habitantes se perturbaron mucho. Si bien Kṛṣṇa tenía sólo siete años, levantó la colina Govardhana, y, para escudar la aldea, sostuvo la colina como un paraguas, salvando así a los habitantes de Vṛndāvana. De esa forma, el Señor Kṛṣṇa enseñó al semidiós Indra que sus disturbios podían ser detenidos simplemente con Su dedo meñique. El Señor Indra, viendo eso, se postró ante Kṛṣṇa.

Así pues, Kṛṣṇa también llegó a ser conocido como Gopījana-vallabha, que indica que Su única actividad es proteger al gopī-jana. Este movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa tiene como objetivo enseñar a la gente a volverse gopī-janas, amantes puros de Kṛṣṇa. Cuando alcancemos esa etapa de amor puro por Dios, el Señor nos salvará de cualquier peligro, incluso si ello implica que Él levante una colina o una montaña. Kṛṣṇa no tuvo que practicar algún sistema de yoga para poder levantar la colina Govardhana. Como Dios, Él es todopoderoso, incluso en la niñez. Él hizo el papel de un niño y trató a los demás como si fuera un niño, pero, cuando era necesario, Se manifestaba como Dios Todopoderoso. Ésa es la naturaleza de Kṛṣṇa, Dios. Él no tiene que practicar meditación o seguir algún sistema de yoga para volverse Dios. Él no es un tipo manufacturado de Dios, sino que es Dios eternamente.

A pesar de que Él es Dios, Él disfruta de relaciones amorosas con Sus devotos, y a menudo asume papeles aparentemente secundarios, con objeto de satisfacer a Sus devotos. A Kṛṣṇa Le gusta frecuentemente ser el hijo de un devoto, y, así pues, se convirtió en el hijo querido de Yaśodā, Yaśodā-nandana. Debido a que Él es Dios y todo el mundo Lo adora, nadie Lo regaña. Sin embargo, Kṛṣṇa disfruta de ser regañado por Su padre-devoto y Su madre-devota, y, debido a que Kṛṣṇa siente placer en ser regañado, los devotos también asumen el papel, diciendo: «¡Muy bien!, seré Tu padre y Te regañaré». En forma similar, cuando Kṛṣṇa quiere pelear, uno de Sus devotos se vuelve el demonio Hiraṇyakaśipu y pelea con Él. En esa forma, todas las actividades de Kṛṣṇa se llevan a cabo en relación con Sus devotos. Si aspiramos a volvernos devotos íntimos de Kṛṣṇa como ésos, hemos de cultivar nuestra conciencia de Kṛṣṇa, conocimiento de Kṛṣṇa.

Yaśodā-nandana vraja-jana-rañjana. La única activi-dad de Kṛṣṇa consiste en satisfacer a los vraja-janas, y la única actividad de éstos consiste en satisfacer a Kṛṣṇa. Ésa es la reciprocidad del amor. Yamunā-tīra-vana-cārī: Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, pasea por las riberas del Yamunā para complacer a las gopīs, a los pastorcillos de vacas, a los pájaros, a las abejas y a las vacas y terneros. Éstos no son pájaros, abejas, vacas, terneros u hombres comunes; todos ellos han alcanzado la cima de la autorrealización, y, así pues, después de muchas y muchas vidas, han alcanzado una posición en la cual pueden jugar con Kṛṣṇa. Este movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa puede hacer que todo el mundo vaya a Kṛṣṇaloka y se vuelva compañero íntimo de Kṛṣṇa como amigo, sirviente, padre o madre. Kṛṣṇa está dispuesto a asumir cualquiera de esas posiciones en relación con Su devoto. La manera en que lo hace se encuentra descrita por completo en nuestro libro Las enseñanzas del Señor Caitanya. Para conocer nuestra relación con Kṛṣṇa, tenemos que seguir los pasos del Señor Caitanya y de Sus principales seguidores, los Seis Gosvāmīs (Śrī Rūpa, Sanātana, Śrī Jīva, Gopāla, Raghunātha dāsa y Raghunātha Bhaṭṭa). Los Seis Gosvāmīs estaban siempre dedicados a cantar Hare Kṛṣṇa y a bailar en éxtasis. Ellos enseñaron que, cuando el devoto se absorbe en el kṛṣṇa-kīrtana, en el canto de los santos nombres de Kṛṣṇa, se absorbe en el océano del amor por Kṛṣṇa. Tan pronto como vibra el sonido del nombre de Kṛṣṇa, puede de inmediato absorberse en el océano de amor. Ése es el signo de la devoción pura. Así pues, en los kīrtanas, los Seis Gosvāmīs se absorbían de inmediato en el océano del amor por Dios.

Los Seis Gosvāmīs no sólo eran queridos por los demás devotos del Señor Caitanya Mahāprabhu, sino también por los no devotos. La posición de un devoto puro es tal que él no tiene ningún enemigo, debido a que no es envidioso. El devoto puro siempre está abierto a todos, y no discrimina diciendo que a una persona puede permitírsele cantar Hare Kṛṣṇa y a otra no. En el plano material, que es un plano de dualismo, hay diferencias entre alto y bajo, hombre y mujer, y esto o aquello, pero en el plano espiritual no existen semejantes distinciones. Por consiguiente, el devoto puro no es envidioso, pues ve todo con una mente imparcial. Por no ser envidioso, él es digno de adoración. En realidad, incluso puede decirse que una persona es digna de adoración simplemente si no es envidiosa, ya que sólo es posible no ser envidioso en el plano espiritual. Ése es también el veredicto de la Bhagavad-gītā (5.18-19):

vidyā-vinaya-sampanne
brāhmaṇe gavi hastini
śuni caiva śva-pāke ca
paṇḍitāḥ sama-darśinaḥ
ihaiva tair jitaḥ sargo
yeṣāṁ sāmye sthitaṁ manaḥ
nirdoṣaṁ hi samaṁ brahma
tasmād brahmaṇi te sthitāḥ

«Los sabios humildes, en virtud del conocimiento verdadero, ven con la misma visión a un manso y erudito brāhmaṇa, a una vaca, a un elefante, a un perro y a un comeperros. Aquellos cuya mente está fija y son imparciales y ecuánimes ya han conquistado las condiciones del nacimiento y la muerte. Ellos son perfectos como Brahman, y, así pues, están ya situados en Brahman».

Aquel que ha adquirido la misericordia del Señor Caitanya, puede obtener semejante posición. Cuando una persona obtiene Su misericordia, puede liberar de la contaminación material a la humanidad que sufre. Debido a que los Seis Gosvāmīs eran devotos de esa índole, les ofrecemos reverencias respetuosas con el mantra: vande rūpa-sanātanau raghu-yugau śrī-jīva-gopālakau. Los Seis Gosvāmīs eran expertos en estudiar minuciosamente todas las Escrituras, con miras a establecer la verdadera religión en el mundo. Ellos dejaron muchos libros para guiarnos, siendo el más famoso el Bhakti-rasāmṛta-sindhu (Néctar de la devoción) de Śrī Rūpa Gosvāmī, que da indicaciones iniciales al devoto neófito. Los Gosvāmīs siempre trabajaron muy duro, día y noche, y su misión era simplemente escribir libros, cantar y bailar. En verdad, ellos estaban prácticamente liberados de las necesidades corporales de comer, dormir, aparearse y defenderse de los temores. No había ningún margen en absoluto para aparearse, ni tampoco margen alguno para temer o defenderse, pues estaban totalmente absortos en Kṛṣṇa. A lo sumo solían dormir una hora y media al día, y prácticamente no comían nada. Cuando sentían hambre, simplemente iban a la casa de alguna familia y pedían uno o dos pedazos de pan.

La misión de personas así de santas es únicamente volver feliz a la humanidad que sufre, elevando a todo el mundo hasta el plano de la conciencia espiritual. En el mundo material, todos están tratando de explotarse unos a otros: una nación está tratando de explotar a otra, una sociedad está tratando de explotar a otra, un comerciante está tratando de explotar a otro, etc. Eso se denomina la lucha por la existencia, y, a partir de ella, la gente que está luchando ha inventado una ley llamada «del más fuerte»; pero de hecho podemos ver que incluso los más poderosos deben luchar, tal como ocurre en la situación actual del mundo. Se está llevando a cabo una gran lucha entre Rusia, Norteamérica y China. Todo el mundo está sufriendo por esa lucha. En realidad, la propia lucha por la existencia significa sufrimiento. No obstante, los devotos puros de Kṛṣṇa no están interesados en explotar a los demás, sino en ayudar a la gente a que se vuelva feliz, y, por lo tanto, son adorados en todos los planetas. Cāṇakya Paṇḍita incluso dijo que un hombre rico y un hombre sabio no podían ser comparados, ya que el hombre rico puede que reciba honores en su propio país o en su propio planeta, pero el hombre sabio, un devoto de Dios, recibe honores dondequiera que va.

Para el devoto no hay tampoco diferencia entre cielo e infierno, debido a que Kṛṣṇa Se encuentra con él en ambos lugares. Donde hay Kṛṣṇa, no hay posibilidad de infierno; todos los lugares son Vaikuṇṭha. Por ejemplo, Haridāsa Ṭhākura no entraba en el templo de Jagannātha, situado en Purī, pues él había nacido en una familia musulmana, y los hindúes se oponían a que los musulmanes entraran en el templo. Sin embargo, Haridāsa Ṭhākura no permitió que esto lo perturbara. Él pensó: «¡Oh!, ¿por qué habría yo de ir y perturbarlos? Voy a cantar aquí». En consecuencia, el Señor Caitanya, que es el Señor Jagannātha mismo, iba diariamente a ver a Haridāsa. Ése es el poder del devoto puro: él no tiene que visitar a Jagannātha; Jagannātha lo visita a él. El Señor Caitanya Mahāprabhu solía ir a ver a Haridāsa Ṭhākura diariamente camino del mar, cuando iba a bañarse. El Señor solía entrar en la choza de Haridāsa y preguntarle: «Haridāsa, ¿qué estás haciendo?», y Haridāsa solía responder: «Por favor, entra, mi Señor». Ésa es, pues, la verdadera posición del devoto. Por eso Kṛṣṇa dice que adorar a Su devoto es incluso más importante que adorarle a Él mismo. El devoto es verdaderamente capaz de presentar a Kṛṣṇa, ya que él conoce la ciencia del cultivo de la conciencia de Kṛṣṇa, la ciencia de oír las palabras de Kṛṣṇa, de comer el prasādam de Kṛṣṇa y de disfrutar de Kṛṣṇa. Los impersonalistas y nihilistas puede que prediquen áridos tratados filosóficos acerca de ahaṁ brahmāsmi - «Soyespíritu» - , pero, a fin de cuentas, ¿quién sentirá atracción? ¿Cuál es la diferencia entre alguien que piensa: «Soy una piedra», y alguien que piensa: «Soy la nada»? ¿Por qué hemos de volvernos piedra, madera o vacío? Nuestra verdadera posición debe ser relacionarnos recíprocamente con Kṛṣṇa mediante intercambios amorosos.

La chispa de amor por Kṛṣṇa es encendida por el maestro espiritual, el devoto puro. En lo que a mí se refiere, mi maestro espiritual, Su Divina Gracia Oṁ Viṣṇupāda Bhaktisiddhānta Sarasvatī Gosvāmī Prabhupāda, me ordenó asumir la responsabilidad de difundir el proceso de conciencia de Kṛṣṇa por el mundo occidental. Su Divina Gracia tenía un gran deseo de predicar el mensaje del Señor Caitanya en Occidente, y mi éxito es tanto su gracia como su placer. Cuando conocí a mi maestro espiritual, me encontraba en la India y era un hombre muy joven, un nacionalista que trabajaba en un puesto de mucha responsabilidad. A pesar de que yo no quería ir a ver a Su Divina Gracia, uno de mis amigos, que aún vive en Calcuta, me llevó a la fuerza. Yo estaba reacio a ir a verlo, debido a que en nuestra casa mi padre solía recibir a muchos sannyāsīs, y yono estaba muy satisfecho con su manera de actuar. Yo pensé que Bhaktisiddhānta Sarasvatī Gosvāmī Mahārāja puede que fuera un hombre igual a ellos, y si lo era, ¿qué ganaría yo con ir a verlo? Pero mi amigo me llevó a la fuerza. «¿Por qué no ir a verlo?», preguntó él. Yo finalmente cedí y fui con él, y me beneficié con ello.

En mi primera visita, Su Divina Gracia dijo que era necesario que muchachos educados como yo fueran al extranjero y predicaran el evangelio de Caitanya Mahāprabhu. Yo respondí que la India era una nación que se encontraba bajo dominio extranjero, y que nadie oiría nuestro mensaje. De hecho, en esa época, los extranjeros consideraban que los hindúes eran muy insignificantes, debido a que frente a tantas naciones independientes que había, la India aún era dependiente, estando dominada por Inglaterra. En esa época había un poeta bengalí que se lamentaba verdaderamente de que incluso naciones incivilizadas eran independientes, mientras que la India dependía de los ingleses. Su Divina Gracia me convenció de que la dependencia y la independencia son simplemente condiciones temporales, y señaló que, como nosotros estábamos interesados en el beneficio eterno de la humanidad, debíamos aceptar ese imperativo pedido de Caitanya Mahāprabhu. Ese encuentro con Su Divina Gracia, mi Guru Mahārāja, tuvo lugar en 1922, hace medio siglo.

Yo fui iniciado oficialmente en 1933, apenas tres años antes de la partida de Guru Mahārāja de este mundo mortal. En el último momento, justo quince días antes de su partida, me escribió una carta, repitiendo sus instrucciones. Específicamente dijo que yo debía tratar de predicar este evangelio entre la gente de habla inglesa. Después de recibir esa carta, algunas veces soñaba que Guru Mahārāja me estaba llamando, y que dejaba el hogar y lo seguía. Yo soñaba eso, y pensaba: «Tengo que dejar mi hogar. Mi Guru Mahārāja quiere que deje mi hogar y adopte sannyāsī».Al mismo tiempo, pensaba: «Esto es horrible. ¿Cómo puedo dejar mi hogar? ¿...a mi esposa? ¿...a mis hijos?». Eso se denomina māyā. En realidad, yo no quería dejar mi vida hogareña, pero Guru Mahārāja me hizo dejarla. Siguiendo sus órdenes, yo dejé mi hogar, incluso a unos cuantos hijos, pero ahora Guru Mahārāja me ha dado muchos buenos hijos en todas partes del mundo. Así pues, por servir a Kṛṣṇa nadie se vuelve un perdedor, y éste es un ejemplo tomado de mi propia experiencia práctica.

Cuando yo salí de la India, solo, en 1965, temía que habría de tener una gran cantidad de problemas. El gobierno hindú no me permitía sacar ningún dinero fuera del país, así que vine con apenas unos cuantos libros y cuarenta rupias. Llegué a la ciudad de Nueva York en semejante condición, pero todo fue por gracia de Guru Mahārāja y Kṛṣṇa. Todo ocurre por la misericordia combinada de Kṛṣṇa y el maestro espiritual. En el Caitanya-caritāmṛta se afirma que la misericordia de Kṛṣṇa y del guru están combinadas. Ése es el secreto del éxito de este movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa. Kṛṣṇa Se encuentra siempre dentro de nosotros, y, en consecuencia, Él conoce todo acerca de nuestras intenciones, y nos da la oportunidad de obrar como decidamos. Si decidimos disfrutar de este mundo material, Kṛṣṇa nos da la inteligencia para que nos volvamos un comerciante muy sagaz, o un político popular, o un hombre astuto, de manera que podamos ganar dinero y disfrutar. Mucha gente se está engrandeciendo conforme a las pautas de la vida material. Comienza como gente muy pobre, y rápidamente, por buena fortuna, se vuelve millonaria. Sin embargo, no debemos pensar que la gente está alcanzando ese éxito en virtud de sus propios e insignificantes esfuerzos. Nadie puede mejorar sin la inteligencia, y esa inteligencia la da Kṛṣṇa. En la Bhagavad-gītā, Kṛṣṇa declara que Él está asentado en el corazón de todo el mundo como Superalma, y que por Su voluntad el hombre puede recordar, y por Su voluntad el hombre puede olvidar. Kṛṣṇa suministra olvido y recuerdo según el deseo de la entidad viviente. Si queremos olvidar a Kṛṣṇa y disfrutar del mundo material, Él nos dará la inteligencia necesaria para que Lo olvidemos para siempre.

Mucha gente piensa: «Yo puedo disfrutar muy bien de este mundo material. Todo el mundo lo está pasando tan bien. No hay ninguna razón por la cual yo no pueda disfrutar tanto como ellos». Esta idea es una ilusión, debido a que no hay verdadero disfrute en el mundo material. Puede que ascendamos hasta una posición muy elevada, como la del presidente Kennedy. Puede que seamos muy bien parecidos, muy famosos, muy inteligentes y muy educados, muy ricos y muy poderosos, y puede que tengamos una esposa muy hermosa y unos hijos muy hermosos, y que ostentemos la posición más elevada del país, pero en cualquier momento podemos ser muertos de un tiro. Ésa es la naturaleza del mundo material: tenemos que enfrentar peligros a cada paso. No hay ninguna posibilidad de tener placer sin impedimentos. Incluso cuando merecemos los placeres, los logramos después de una lucha y sacrificio inmensos, y cualquier placer que podamos adquirir es temporal, ya que en el mundo material no hay placer que pueda darnos un disfrute constante e interminable. Sólo Kṛṣṇa puede darnos eso.

Por lo tanto, Kṛṣṇa instruye en la Bhagavad-gītā que va en bien de toda entidad viviente el abandonar esta necia actividad material y tan sólo entregarse a Él. Desgraciadamente, en esta era la gente está tan atraída al fulgor de la naturaleza material, a la ilusión, māyā, que no está muy interesada en ello. Kṛṣṇa incluso declara que Él dará plena protección de todas las reacciones pecaminosas a quien se entregue a Él, pero aun así la gente está tan apegada que no puede hacerlo. La gente siempre teme que, por entregarse a Kṛṣṇa, habrá de perder algo, tal como yo temía perder a mi familia por ir al mundo occidental y predicar. Pero Kṛṣṇa es tan bondadoso que, si nos quita algo, nos recompensa miles de veces.

El maestro espiritual también es bondadoso, en el sentido de que pide de puerta en puerta, de país en país, de pueblo en pueblo: «Mis queridos damas y caballeros, mis queridos muchachos y muchachas, por favor, emprendan el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa». En esa forma él presta un servicio muy íntimo a Kṛṣṇa. Kṛṣṇa es el Señor Supremo que da las órdenes, y el maestro espiritual ejecuta esas órdenes; por lo tanto, el maestro espiritual es muy querido por Kṛṣṇa. Bien sea que Kṛṣṇa lo envíe al cielo o al infierno, para él no hay diferencia. Para el maestro espiritual, para el devoto puro, el cielo y el infierno son la misma cosa si no hay conciencia de Kṛṣṇa. En el infierno, la gente está sufriendo de muchísimas maneras, y en el cielo está disfrutando de sus sentidos de muchísimas maneras, pero el devoto del Señor puede vivir en cualquier lugar en el que haya conciencia de Kṛṣṇa, y como lleva esa conciencia consigo, está satisfecho en sí mismo. Si es enviado al infierno, se satisfará simplemente cantando Hare Kṛṣṇa. De hecho, él no cree en el infierno, sino en Kṛṣṇa. En forma similar, si se le pusiera en el cielo, donde hay tantas oportunidades de complacencia sensual, también permanecería apartado, pues sus sentidos son satisfechos por el propio Kṛṣṇa. Así pues, el devoto está dispuesto a ir a cualquier parte para servir al Señor, y por esa razón es muy querido por Kṛṣṇa.

Los filósofos impersonalistas renunciantes dicen que este mundo es falso y que el Brahman impersonal es verdadero. Pero si se les pide que salgan y vayan a la sociedad, en la que predomina la complacencia material de los sentidos, rehusarán hacerlo, por temor a ser afectados por esas condiciones. Sin embargo, para la persona consciente de Kṛṣṇa no hay ninguna dificultad semejante. Como es controlada por Kṛṣṇa y se ha refugiado en Kṛṣṇa, no teme ir a cualquier parte.

Como consecuencia de ello, cuando los devotos se reúnen en un lugar en el que no hay conciencia de Kṛṣṇa, no hay nada malo, pues ellos aprovechan la oportunidad para cantar Hare Kṛṣṇa y saturar el lugar con conciencia de Kṛṣṇa. Esa oportunidad debe ser siempre aprovechada. No debemos encerrarnos en un cuarto y cantar a solas. El gran sabio Nārada es un astronauta que viaja por todo el universo. Si bien él puede morar en los planetas más elevados, algunas veces va al infierno y predica ahí. Eso es lo hermoso del sirviente de Dios: siempre actúa movido por el amor que siente por Kṛṣṇa y por Sus partes integrales.

El principio en el que se fundamenta el servicio devocional es el amor puro por Kṛṣṇa. Sea cual sea la posición de un devoto en particular - amigo, sirviente, padre o madre, o amante de Kṛṣṇa - , su servicio es incondicional, pues el cultivo de la conciencia de Kṛṣṇa no depende de ninguna condición material. Es trascendental, y no tiene nada que ver con las modalidades de la naturaleza material. El devoto no teme ir a cualquier parte, y, debido a eso, para él todas las condiciones materiales son iguales. En el mundo, podemos decir que éste es un buen lugar para estar, y aquél es un mal lugar, pero, como se señaló anteriormente, el devoto no está sujeto a esas maquinaciones mentales. Para él, el principio básico de la existencia material es malo, pues la existencia material significa olvido de Kṛṣṇa.

En la etapa neutral de la devoción, puede que uno dé más importancia a la refulgencia impersonal del Señor y a la Superalma que se encuentra en el corazón, pero la conciencia de Kṛṣṇa verdaderamente se desarrolla cuando se piensa: «Kṛṣṇa es el amo muy íntimo de mis relaciones íntimas». Al comienzo, desde luego, la comprensión impersonal y la comprensión de la Superalma son parte del cultivo de la conciencia de Kṛṣṇa. Comprender parcialmente a Dios en Su aspecto impersonal o en Su aspecto como Superalma hace que se desarrolle veneración por el Señor, pero, cuando se tiene una relación íntima con Kṛṣṇa como amigo, amo, hijo, o amante, entonces la veneración desaparece.

Este plano de relación personal es desde luego más elevado que el plano impersonal o que el plano de la comprensión de la Superalma o Paramātmā. En el concepto neutral, se percibe únicamente que se tiene la misma naturaleza que la Verdad Absoluta, o se percibe que se es parte integral del Supremo. Eso es conocimiento, indudablemente, ya que, cuando se desarrolla una relación personal con Kṛṣṇa como sirviente, comienza a apreciarse la completa opulencia del Señor Supremo. Aquel que comprende que Dios posee a plenitud seis opulencias, verdaderamente comienza a prestar servicio. Quien se vuelve consciente de la grandeza de Kṛṣṇa y entiende la superioridad de Kṛṣṇa, comienza su servicio. La conciencia de la grandeza de Dios aumenta en uno cuando se presta servicio trascendental. Una persona que sirve al Señor para satisfacer los sentidos del Señor queda a su vez satisfecha, debido a que Kṛṣṇa es la Superalma y la entidad viviente individual es Su parte integral. Si Él Se satisface, entonces la entidad viviente se satisface. Si el estómago es satisfecho, entonces todas las partes del cuerpo son satisfechas, pues ellas reciben su nutrición a través del estómago. Cuando uno de mis hermanos espirituales comenzó a abanicar a mi Guru Mahārāja en un día muy caluroso, Guru Mahārāja le preguntó: «¿Por qué me estás abanicando repentinamente?». El muchacho respondió: «Debido a que, si usted es satisfecho, todos nosotros somos satisfechos». Ésa es la fórmula: no debemos tratar de satisfacer nuestros sentidos separadamente, sino que debemos tratar de satisfacer los sentidos de Kṛṣṇa. Entonces quedaremos satisfechos naturalmente.

La persona consciente de Kṛṣṇa está siempre tratando de dar satisfacción a Kṛṣṇa, y ése es el comienzo del cultivo de la conciencia de Kṛṣṇa. Debido a que en el concepto impersonal no hay forma de Dios, no hay oportunidad de satisfacer Sus sentidos. Sin embargo, aquel que ve a Kṛṣṇa como amo, puede prestarle servicio. En la Bhagavad-gītā, Kṛṣṇa recibe el nombre de Hṛṣīkeśa, «amo de los sentidos». Cuando se entiende que la Verdad Absoluta es el amo de los sentidos, que nuestros sentidos son productos de Sus sentidos y que, por lo tanto, deben ser utilizados para la satisfacción de Sus sentidos, comienza a despertarse la conciencia de Kṛṣṇa, que está latente en todo el mundo. Una vez, Caitanya Mahāprabhu preguntó: «¿Cuál es la diferencia entre la posición neutral en relación con Kṛṣṇa, y la relación de amo y sirviente?». En ambos casos se puede entender que Kṛṣṇa es grande, pero en la posición neutral no hay inclinación hacia el servicio. Por lo tanto, la relación amo-sirviente entre Kṛṣṇa y la entidad viviente es más elevada. Luego, cuando se alcanza el plano de la amistad con Kṛṣṇa, se añade otra cualidad trascendental. Hay el concepto de que Dios es grande y de que debe prestársele servicio a Él, pero también hay un sentimiento adicional: «Kṛṣṇa es mi amigo. Por lo tanto, debo tratarlo de manera que Se sienta feliz». Con un amigo, no nos sentimos simplemente contentos por prestarle servicio, sino al hacer que se sienta verdaderamente feliz y satisfecho. También hay igualdad en una relación de esa índole, pues Kṛṣṇa y el devoto se relacionan en términos de igual a igual. Así pues, los devotos que se encuentran en esta posición olvidan la superioridad de Kṛṣṇa. Cuando los amigos de Kṛṣṇa solían montarse en los hombros de Kṛṣṇa para jugar, no pensaban que eran más grandes que Él. No hay cuestión de complacencia de los sentidos o de glorificación personal, pues la relación está basada en amor puro. El único deseo del devoto es dar placer a Kṛṣṇa, y Kṛṣṇa también lleva a Sus amigos en Sus hombros para obtener placer de ellos. Algunas veces, una persona simplemente acepta el hecho de que su amigo le dará una bofetada en la cara, pero no hay posibilidad de inferioridad alguna en dicha acción. Cuando la amistad y el placer mutuo son la base de la relación, no hay posibilidad de insulto o inferioridad.

Toda la base del cultivo de la conciencia de Kṛṣṇa y de una relación con Kṛṣṇa está constituida por la potencia dadora de placer del propio Kṛṣṇa. Śrīmatī Rādhārāṇī, las doncellas de Vraja y los pastorcillos de vacas amigos de Kṛṣṇa, son todos expansiones de la potencia dadora de placer de Kṛṣṇa. Todos tenemos una tendencia a buscar placer, debido a que la fuente de donde emanamos es plenamente potente en cuanto a placer se refiere. Los impersonalistas no pueden pensar en esos términos, pues ellos niegan la potencia dadora de placer; por lo tanto, la filosofía impersonalista es incompleta e inferior. Aquellos que poseen conciencia de Kṛṣṇa reconocen la potencia dadora de placer que hay en Kṛṣṇa y en todas Sus pertenencias: Sus amigos, sirvientes, padre, madre y consorte. Todas las relaciones con Kṛṣṇa, que apuntan a la satisfacción de los sentidos de Kṛṣṇa, son manifestaciones de la potencia dadora de placer de Kṛṣṇa.

En lo que se refiere al alma individual, ésta es originalmente una parte integral de esa potencia dadora de placer, del propio manantial del placer. Sin embargo, por el contacto con la naturaleza material, el alma ha olvidado su posición verdadera, y ha quedado atrapada en el proceso evolutivo de la transmigración de un cuerpo a otro. Así pues, lucha arduamente por la existencia. Ahora debemos liberarnos de los sufrimientos de la lucha, de las incontables transmigraciones que nos obligan a padecer los sufrimientos del nacimiento, la vejez, las enfermedades y la muerte, y debemos llegar al punto de nuestra vida eterna, consciente de Kṛṣṇa. Esa vida eterna es posible. Si tratamos lo mejor que podamos en esta forma humana de vida, en nuestra siguiente vida recibiremos un cuerpo espiritual. El cuerpo espiritual ya se encuentra dentro del denso cuerpo material, pero sólo se desarrollará cuando quedemos libres de la contaminación de la existencia material. Ése es el objetivo de la vida humana y el verdadero interés personal de toda la gente. El interés personal consiste en darse cuenta verdaderamente de que: «Soy parte integral de Dios. Tengo que regresar al reino de Dios y unirme a Él». Así como aquí tenemos una vida social, Dios tiene una vida social en el reino espiritual, y podemos unirnos a Él allí. No crean que después de terminar este cuerpo nos volvemos un vacío. En la Bhagavad-gītā (2.12), Kṛṣṇa dijo a Arjuna: «Nunca hubo un tiempo en el que Yo no existiera, ni tú, ni todos estos reyes, ni en el futuro ninguno de nosotros cesará de existir». Por lo tanto, nuestra existencia es eterna, y los cambios de nacimiento y muerte son simplemente los cambios de los cuerpos materiales temporales.

El verdadero proceso para alcanzar la vida eterna no es difícil en absoluto. Este proceso de la conciencia de Kṛṣṇa está basado en el conocimiento que se recibe de Kṛṣṇa, el ser más perfecto de todos. El conocimiento que se recibe de otras personas es defectuoso, debido a que el alma condicionada ha de cometer errores, ha de ser víctima de ilusiones, ha de engañar y ha de tener sentidos imperfectos. No obstante, el conocimiento que se recibe de Kṛṣṇa verdaderamente hace que podamos ver a Kṛṣṇa. Quizás alguien nos desafíe diciendo: «¿Puedes mostrarme a Dios?», y nuestra respuesta es: «Sí. Dios puede ser visto a cada momento». Kṛṣṇa dice: raso 'ham apsu kaunteya: «Yo soyel sabor del agua». Todos los días bebemos agua, y el sabor del agua está ahí, así que, si pensamos que ese sabor es Kṛṣṇa, habremos comenzado a percibir a Dios todos los días. En la Bhagavad-gītā, Kṛṣṇa dice además: prabhāsmi śaśi-sūryayoḥ, «Yo soyla luz del Sol y de la Luna». Todos los días recibimos luz del Sol, y en la noche está la luz de la Luna; así que, si pensamos en la fuente de esas emanaciones, finalmente nos volveremos conscientes de Dios. Hay tantos ejemplos similares que se dan en la Bhagavad-gītā, pues Kṛṣṇa es el comienzo, el medio y el fin de todas las manifestaciones. Si queremos volvernos conscientes de Dios y comprender nuestra propia esencia, no es muy difícil lograrlo. Sólo tenemos que entender a Dios en verdad - cómo viene, cómo parte, y cuáles son Sus funciones - , entonces podremos volvernos merecedores de entrar en el reino de Dios. Una persona que entiende a Dios, a Kṛṣṇa, después de dejar este cuerpo material no regresa de nuevo a la Tierra a recibir otro cuerpo material. ¿Adónde va? Kṛṣṇa dice: mām eti:«Viene a Mí». Ése debe ser el objetivo de todo ser humano inteligente.