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Śrīmad-bhāgavatam 8.6.39

Texto

avaropya giriṁ skandhāt
suparṇaḥ patatāṁ varaḥ
yayau jalānta utsṛjya
hariṇā sa visarjitaḥ

Palabra por palabra

avaropya — descargar; girim — la montaña; skandhāt — de su espalda; suparṇaḥ — Garuḍa; patatām — de todas las aves; varaḥ — la mayor o más poderosa; yayau — fue; jala-ante — donde hay agua; utsṛjya — poner; hariṇā — por la Suprema Personalidad de Dios; saḥ — él (Garuḍa); visarjitaḥ — invitado a abandonar el lugar.

Traducción

Una vez allí, Garuḍa, el líder de las aves, descargó de su espalda la montaña Mandara y la llevó cerca del agua. El Señor le pidió entonces que abandonara el lugar, y así lo hizo.

Significado

El Señor pidió a Garuḍa que abandonase el lugar porque la serpiente Vāsuki, que iba a hacer de cuerda para batir, no se presentaría mientras Garuḍa estuviese cerca. Garuḍa, el ave portadora de Viṣṇu, no es vegetariano. Come grandes serpientes. Vāsuki, como es una gran serpiente, sería el alimento natural de Garuḍa, el rey de las aves. Por consiguiente, el Señor Viṣṇu pidió a Garuḍa que se fuese, de forma que pudieran traer a Vāsuki y batir el océano usando la montaña Mandara de palo de batir. La Suprema Personalidad de Dios organiza las cosas de forma maravillosa. Nada ocurre por accidente. Llevar la montaña Mandara a lomos de un ave y ponerla en su lugar correspondiente les sería difícil a todos, tanto a los semidioses como a los demonios, pero la Suprema Personalidad de Dios puede hacerlo todo, como se demuestra en este pasatiempo. El Señor no tuvo la menor dificultad en levantar la montaña con una mano, y Garuḍa, Su ave portadora, llevó juntos a todos los demonios y semidioses, por la gracia del Señor Supremo. Por Su omnipotencia, el Señor recibe el nombre de Yogeśvara, el amo de todo poder místico. Si Él lo desea, cualquier cosa puede volverse más ligera que el algodón o más pesada que el universo. Los que no creen en las actividades del Señor no pueden explicar el modo en que ocurren las cosas. Recurren a palabras como «accidente», y se refugian en ideas que no merecen ningún crédito. Nada ocurre por accidente. Como el propio Señor confirma en el Bhagavad-gītā (9.10), todo lo hace la Suprema Personalidad de Dios:mayādhyakṣeṇa prakṛtiḥ sūyate sacarācaram: Todas las acciones y reacciones que tienen lugar en el marco de la manifestación cósmica se llevan a cabo bajo la supervisión de la Suprema Personalidad de Dios. Los demonios, sin embargo, no entienden la potencia del Señor; de modo que, cuando se produce un hecho maravilloso, lo consideran un accidente.

Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo sexto del Canto Octavo del Śrīmad-Bhāgavatam, titulado «Semidioses y demonios pactan una tregua».​​​​​​​