Skip to main content

Śrīmad-bhāgavatam 8.6.13

Texto

taṁ tvāṁ vayaṁ nātha samujjihānaṁ
saroja-nābhāticirepsitārtham
dṛṣṭvā gatā nirvṛtam adya sarve
gajā davārtā iva gāṅgam ambhaḥ

Palabra por palabra

tam — ¡oh, Señor!; tvām — Tu Señoría; vayam — todos nosotros; nātha — ¡oh, amo y señor!; samujjihānam — que apareces ahora ante nosotros en toda Tu gloria; saroja-nābha — ¡oh, Señor, cuyo ombligo es como una flor de loto, o de cuyo ombligo crece una flor de loto!; ati-cira — durante muchísimo tiempo; īpsita — deseando; artham — para el objetivo supremo de la vida; dṛṣṭvā — ver; gatāḥ — en nuestra visión; nirvṛtam — felicidad trascendental; adya — hoy; sarve — todos nosotros; gajāḥ — elefantes; dava-artāḥ — afligidos en un incendio forestal; iva — como; gāṅgam ambhaḥ — con agua del Ganges.

Traducción

¡Oh, mi Señor, de cuyo ombligo crece una flor de loto!, como elefantes que, afligidos por un incendio forestal, se sienten muy felices de alcanzar las aguas del Ganges, nosotros nos sentimos trascendentalmente felices porque Tú has aparecido ante nosotros. Durante muchísimo tiempo hemos deseado ver a Tu Señoría, y ahora, al verte, hemos logrado nuestro objetivo supremo en la vida.

Significado

Los devotos del Señor siempre están deseosos de ver cara a cara al Señor Supremo; pero no exigen al Señor que Se presente ante ellos, pues para el devoto puro esa exigencia es contraria al servicio devocional. Śrī Caitanya Mahāprabhu nos ofrece esa enseñanza en Su Śikṣāṣṭakaadarśanān marma-hatāṁ karotu vā. El devoto siempre está deseoso de ver al Señor directamente; pero, aunque se le rompa el corazón por no poder verle, incluso durante muchas vidas, nunca exigirá al Señor que aparezca. Eso es un signo de devoción pura. Por eso en este verso encontramos la palabra ati-cira-īpsita-artham, que significa que el devoto aspira a ver al Señor desde hace muchísimo tiempo. Si el Señor, porque así Le place, aparece ante el devoto, este se siente inmensamente feliz; esto podemos verlo en el caso de Dhruva Mahārāja, quien, al ver personalmente al Señor, ya no sintió el menor deseo de pedirle ninguna bendición. En verdad, por el simple hecho de ver al Señor, Dhruva Mahārāja se sintió tan satisfecho que no quiso pedirle bendición alguna (svāmin kṛtārtho 'smi varaṁ na yāce). Tanto si puede ver al Señor como si no puede, el devoto puro siempre se ocupa en Su servicio devocional, con la esperanza de que algún día el Señor Se complacerá en aparecer ante Él y, entonces, podrá verle directamente.