Skip to main content

Śrīmad-bhāgavatam 8.5.22

Texto

na yasya vadhyo na ca rakṣaṇīyo
nopekṣaṇīyādaraṇīya-pakṣaḥ
tathāpi sarga-sthiti-saṁyamārthaṁ
dhatte rajaḥ-sattva-tamāṁsi kāle

Palabra por palabra

na — no; yasya — por quien (por el Señor); vadhyaḥ — nadie debe ser matado; na — ni; ca — también; rakṣaṇīyaḥ — nadie debe ser protegido; na — ni; upekṣaṇīya — ser desdeñado; ādaraṇīya — ser adorado; pakṣaḥ — parte; tathāpi — aun así; sarga — creación; sthiti — mantenimiento; saṁyama — y aniquilación; artham — a fin de; dhatte — Él acepta; rajaḥ — pasión; sattva — bondad; tamāṁsi — e ignorancia; kāle — a su debido tiempo.

Traducción

Para la Suprema Personalidad de Dios no hay nadie que deba ser matado, protegido, desdeñado o adorado. Sin embargo, en función del momento, y con vistas a la creación, el mantenimiento o la aniquilación, Él adopta diversas encarnaciones, con formas que pueden estar, bien sea bajo la modalidad de la bondad, de la pasión o de la ignorancia.

Significado

Este verso explica que la Suprema Personalidad de Dios es ecuánime con todos. Esto lo confirma el propio Señor en el Bhagavad-gītā (9.29):
v

samo ’haṁ sarva-bhūteṣu
na me dveṣyo ’sti na priyaḥ
ye bhajanti tu māṁ bhaktyā
mayi te teṣu cāpy aham

«Yo no envidio a nadie ni tengo preferencia por nadie. Soy ecuánime con todos. Pero aquel que Me ofrece servicio con devoción es un amigo y está en Mí, y Yo también soy un amigo para él». El Señor, aunque es imparcial, presta especial atención a Sus devotos. Por esa razón, en el Bhagavad-gītā (4.8), el Señor dice:

paritrāṇāya sādhūnāṁ
vināśāya ca duṣkṛtām
dharma-saṁsthāpanārthāya
sambhavāmi yuge yuge

«Para liberar a los piadosos y aniquilar a los malvados, así como para restablecer los principios de la religión, Yo mismo desciendo, milenio tras milenio». El Señor no tiene nada que ver con la protección o la destrucción de nadie, pero, para la creación, el mantenimiento y la aniquilación del mundo material, parece tener que actuar bajo la influencia, bien sea de la bondad, de la pasión o de la oscuridad. Sin embargo, en realidad Él no Se ve afectado por esas modalidades de la naturaleza. Él es el Señor Supremo de todos. Del mismo modo que un rey a veces castiga o recompensa a alguien para mantener la ley y el orden, la Suprema Personalidad de Dios, aunque no tiene nada que ver con las actividades del mundo material, a veces aparece en forma de diversas encarnaciones conforme al momento, el lugar y el objetivo.