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Śrīmad-bhāgavatam 7.9.22

Texto

sa tvaṁ hi nitya-vijitātma-guṇaḥ sva-dhāmnā
kālo vaśī-kṛta-visṛjya-visarga-śaktiḥ
cakre visṛṣṭam ajayeśvara ṣoḍaśāre
niṣpīḍyamānam upakarṣa vibho prapannam

Palabra por palabra

saḥ — aquel (la persona independiente suprema, que, mediante Su energía externa, ha creado la mente material, que es la causa de todo el sufrimiento del mundo material); tvam — Tú (eres); hi — en verdad; nitya — eternamente; vijita-ātma — conquistado; guṇaḥ — cuya propiedad de la inteligencia; sva-dhāmnā — por Tu energía espiritual personal; kālaḥ — el elemento tiempo (que crea y aniquila); vaśī-kṛta — puesto bajo Tu control; visṛjya — mediante el cual todos los efectos; visarga — y causas; śaktiḥ — la energía; cakre — a la rueda del tiempo (el ciclo de nacimientos y muertes); visṛṣṭam — arrojado; ajayā — por Tu energía externa, la modalidad de la ignorancia; īśvara — ¡oh, controlador supremo!; ṣoḍaśa-are — con dieciséis radios (los cinco elementos materiales, los diez sentidos, y el líder de los sentidos, es decir, la mente); niṣpīḍyamānam — siendo aplastado (bajo esa rueda); upakarṣa — por favor, llévame (al refugio de Tus pies de loto); vibho — ¡oh, Tú, que eres grande y supremo!; prapannam — que estoy completamente entregado a Ti.

Traducción

Mi querido Señor, que eres grande y supremo, Tú has creado este mundo material compuesto de dieciséis elementos, pero eres trascendental a sus cualidades materiales. En otras palabras, esas cualidades materiales están completamente bajo Tu control, y Tú nunca caes bajo su influencia. Por eso, el factor tiempo es una representación de Tu persona. Mi Señor, ¡oh, Supremo!, nadie puede conquistarte. Sin embargo, en lo que a mí respecta, estoy siendo aplastado por la rueda del tiempo; por ello, me entrego completamente a Ti. Ahora, por favor, acógeme al amparo de Tus pies de loto.

Significado

La rueda de las miserias materiales también es creación de la Suprema Personalidad de Dios. Él, sin embargo, no está bajo el control de la energía material, sino que, por el contrario, es su controlador; nosotros, las entidades vivientes, sí que estamos bajo el control de la energía material. Cuando abandonamos nuestra posición constitucional (jīvera `svarūpa' haya—kṛṣṇera `nitya-dāsa'), la Suprema Personalidad de Dios crea la energía material junto con su influencia sobre las almas condicionadas. Por lo tanto, Él es el Supremo, y solo Él puede liberar al alma condicionada del acoso de la naturaleza material (mām eva ye prapadyante māyām etāṁ taranti te). Māyā, la energía externa, impone continuamente a las almas condicionadas el sufrimiento de las tres miserias del mundo material. Por esa razón, en un verso anterior, Prahlāda Mahārāja oró al Señor: «Excepto Tu Señoría, nadie puede salvarme». Prahlāda Mahārāja ha explicado también que los protectores de un niño, es decir, sus padres, no pueden salvarle del ataque del nacimiento y la muerte; tampoco los médicos y las medicinas nos pueden salvar de la muerte, ni los barcos, o medidas de protección equivalentes, pueden salvar al que se ahoga en el agua, pues todo está bajo el control de la Suprema Personalidad de Dios. Por lo tanto, la sufriente humanidad debe entregarse a Kṛṣṇa, como el propio Kṛṣṇa exige en la instrucción final del Bhagavad-gītā (18.66):

sarva-dharmān parityajya
mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja
ahaṁ tvāṁ sarva-pāpebhyo
mokṣayiṣyāmi mā śucaḥ

«Abandona toda clase de religión y sencillamente entrégate a Mí. Yo te liberaré de toda reacción pecaminosa. No temas». Todos los miembros de la sociedad humana deben aprovechar esta oferta, para que Kṛṣṇa les salve del peligro de ser aplastados por la rueda del tiempo, la rueda del pasado, el presente y el futuro.

La palabra niṣpīḍyamānam («ser aplastado») es muy significativa. En realidad, todas las entidades vivientes sometidas al condicionamiento material están siendo aplastadas una y otra vez; para salvarnos de esa situación, debemos refugiarnos en la Suprema Personalidad de Dios. Entonces seremos felices. Es también muy significativa la palabra prapannam, pues, a menos que nos entreguemos por completo al Señor Supremo, no podremos evitar que la rueda del tiempo nos aplaste. El gobierno encierra al delincuente en la prisión y le castiga, pero, si lo desea, el mismo gobierno puede liberarle de la vida en prisión. De manera similar, debemos convencernos de que la condición material de sufrimiento en que nos encontramos nos ha sido dada por la Suprema Personalidad de Dios, y que es a Él a quien debemos acudir si deseamos salvarnos de ese sufrimiento. De ese modo, podremos salvarnos del condicionamiento material.