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Śrīmad-bhāgavatam 7.15.36

Texto

yaḥ pravrajya gṛhāt pūrvaṁ
tri-vargāvapanāt punaḥ
yadi seveta tān bhikṣuḥ
sa vai vāntāśy apatrapaḥ

Palabra por palabra

yaḥ — aquel que; pravrajya — tras finalizar para siempre y retirarse al bosque (por estar situado en el plano de la bienaventuranza trascendental); gṛhāt — del hogar; pūrvam — primero; tri-varga — los tres principios de la religión, el crecimiento económico y la complacencia de los sentidos; āvapanāt — del campo, donde se siembran; punaḥ — de nuevo; yadi — si; seveta — debe aceptar; tān — actividades materialistas; bhikṣuḥ — la persona que ha entrado en la orden de sannyāsa; saḥ — esa persona; vai — en verdad; vānta-āśī — el que come su propio vómito; apatrapa — sin vergüenza.

Traducción

Quien entra en la orden de sannyāsa abandona los tres principios de las actividades materiales que se consienten en el ámbito de la vida familiar, es decir, la religión, el crecimiento económico y la complacencia de los sentidos. Una persona que entre en la orden de sannyāsa, pero que más tarde vuelva a esas actividades materialistas, merece el calificativo de vāntāśī, es decir, «el que come su propio vómito». En verdad, esa persona no tiene vergüenza alguna.

Significado

La institución de varṇāśrama-dharma regula las actividades materialistas. Sin varṇāśrama-dharma, las actividades materialistas forman parte de la vida animal. Pero incluso en la vida humana, cuando se observan los principios de varṇa y āśrama —brāhmaṇakṣatriyavaiśyaśūdrabrahmacarya,gṛhasthavānaprastha y sannyāsa—, es necesario terminar entrando en la orden de sannyāsa, la orden de renuncia, pues solo gracias a esa orden de renuncia podremos situarnos en el plano de brahma-sukha, o felicidad trascendental. Quien alcanza ese nivel deja de sentirse atraído por los deseos de disfrute. En verdad, la persona solo está capacitada para ser sannyāsī cuando desaparecen esas perturbaciones, y especialmente las que se deben a los deseos de disfrutar del placer sexual. De lo contrario, no se debe entrar en la orden desannyāsa. Si se entra en esa orden sin la debida madurez, hay muchísimas posibilidades de sentirse atraído por las mujeres y los deseos sexuales, y, de ese modo, volver a ser un supuesto gṛhastha, una víctima de las mujeres. Una persona así es muy desvergonzada, y se la califica de vāntāśī, «el que come lo que ya ha vomitado». Su vida es una verdadera condena. En nuestro movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa, por consiguiente, se aconseja a los sannyāsīs y brahmacārīs que se mantengan estrictamente apartados de la compañía de mujeres, para que no haya posibilidad de que caigan de nuevo víctimas de la lujuria.