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Śrīmad-bhāgavatam 7.1.23

Texto

śrī-nārada uvāca
nindana-stava-satkāra-
nyakkārārthaṁ kalevaram
pradhāna-parayo rājann
avivekena kalpitam

Palabra por palabra

śrī-nāradaḥ uvāca — Śrī Nārada Muni dijo; nindana — blasfemia; stava — alabanza; satkāra — honor; nyakkāra — deshonor; artham — a fin de; kalevaram — cuerpo; pradhāna-parayoḥ — de la naturaleza y la Suprema Personalidad de Dios; rājan — ¡oh, rey!; avivekena — sin discriminación; kalpitam — creado.

Traducción

El gran sabio Śrī Nāradajī dijo: ¡Oh, rey!, cuando percibimos las palabras de otros como blasfemias o alabanzas, reprimendas o muestras de respeto, todo ello se debe a la ignorancia. El plan del Señor dispone un cuerpo para el alma condicionada, a fin de que sufra en el mundo material por intermedio de la energía externa.

Significado

En el Bhagavad-gītā (18.61) se dice:

īśvaraḥ sarva-bhūtānāṁ
hṛd-deśe ’rjuna tiṣṭhati
bhrāmayan sarva-bhūtāni
yantrārūḍhāni māyayā

«El Señor Supremo Se encuentra en el corazón de todos, ¡oh, Arjuna!, y dirige los movimientos de todas las entidades vivientes, que están sentadas como en una máquina hecha de energía material». La energía externa elabora el cuerpo material conforme a las disposiciones de la Suprema Personalidad de Dios. El alma condicionada, sentada en esa máquina, vaga por todo el universo, y debido a que está sometida al concepto corporal de la vida, sufre constantemente. En realidad, el sufrimiento y el disfrute debidos a los insultos o a las alabanzas, a recibir una buena acogida o ásperas palabras de reproche, se experimentan debido a la influencia del concepto material de la vida; el cuerpo de la Suprema Personalidad de Dios, sin embargo, no es material, sino que es sac-cid-ānanda-vigraha, de modo que Él no Se ve afectado por los insultos ni las felicitaciones, las blasfemias ni las oraciones. Como siempre está libre de toda clase de influencias y es completo, el Señor no siente ningún placer especial cuando el devoto Le ofrece hermosas oraciones, aunque el devoto que ora sí se beneficia. De hecho, el Señor es muy bondadoso con Sus supuestos enemigos, porque cuando alguien piensa constantemente en la Personalidad de Dios considerándole un enemigo, también se beneficia, a pesar de que sus sentimientos son hostiles. El alma condicionada que piensa en el Señor, sea como amigo o como enemigo, y se apega a Él, recibe un gran beneficio.