Skip to main content

Śrīmad-bhāgavatam 4.30.28

Texto

etāvat tvaṁ hi vibhubhir
bhāvyaṁ dīneṣu vatsalaiḥ
yad anusmaryate kāle
sva-buddhyābhadra-randhana

Palabra por palabra

etāvat — así; tvam — Tu Señoría; hi — ciertamente; vibhubhiḥ — por expansiones; bhāvyam — ser concebido; dīneṣu — hacia los devotos humildes; vatsalaiḥ — compasivo; yat — que; anusmaryate — siempre se recuerda; kāle — con el paso del tiempo; sva-buddhyā — con el propio servicio devocional; abhadra-randhana — ¡oh, Tú, que acabas con todo lo inauspicioso!

Traducción

Querido Señor, Tú acabas con todas las cosas inauspiciosas, y Te muestras compasivo con Tus pobres devotos por medio de la expansión de Tu arcā-vigraha. Ciertamente, debes considerarnos Tus sirvientes eternos.

Significado

La forma del Señor que lleva el nombre de arcā-vigraha es una expansión de Sus ilimitadas potencias. Si, gradualmente, el Señor Se va sintiendo satisfecho con el servicio del devoto, a su debido tiempo le acepta como uno de sus muchos sirvientes puros. El Señor, por naturaleza, es muy compasivo; por eso acepta el servicio de los devotos neófitos. Esto se confirma en el Bhagavad-gītā (9.26):

patraṁ puṣpaṁ phalaṁ toyaṁ
yo me bhaktyā prayacchati
tad ahaṁ bhakty-upahṛtam
aśnāmi prayatātmanaḥ

«Si alguien Me ofrece con amor y devoción una hoja, una flor, fruta, o agua, Yo lo aceptaré». El devoto ofrece comestibles en forma de verduras, fruta, hojas y agua al arcā-vigraha. El Señor, que es bhakta-vatsala, es decir, compasivo con Sus devotos, acepta esas ofrendas. Aunque los ateos piensen que los devotos se ocupan en adoración de ídolos, no se trata de eso. Janārdana, el Señor Supremo, acepta la actitud de servicio, bhāva. Es posible que el devoto neófito que se ocupa en la adoración del Señor no entienda el valor de esa adoración, pero el Señor Supremo, que es bhakta-vatsala, acepta a Su devoto, y a su debido tiempo, lo lleva de regreso al hogar.

A este respecto, se cuenta la historia de un brāhmaṇa que estaba ofreciendo arroz dulce al Señor mentalmente. El brāhmaṇa no tenía dinero ni medios para adorar a la Deidad, pero en su mente lo dispuso todo de modo ideal. Tenía cántaros de oro con los que traía agua de los ríos sagrados para el baño de la Deidad, y Le ofrecía los alimentos más sabrosos, entre los que incluía un arroz dulce. Una vez, antes de ofrecer el arroz dulce, le pareció que estaba demasiado caliente, y quiso comprobar si lo estaba o no. Cuando tocó el arroz para verificarlo, se quemó el dedo, y esto rompió su meditación. A pesar de que el brāhmaṇa ofrecía los alimentos en la mente, el Señor aceptó la ofrenda. En consecuencia, el Señor envió inmediatamente desde Vaikuṇṭha una carroza para traer al brāhmaṇa de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Por lo tanto, todo devoto sincero tiene el deber de instalar el arcā-vigraha en su hogar o en el templo, y adorar la forma del Señor tal como se aconseja en las Escrituras reveladas y bajo la dirección del maestro espiritual.