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Śrīmad-bhāgavatam 4.29.4

Texto

yadā jighṛkṣan puruṣaḥ
kārtsnyena prakṛter guṇān
nava-dvāraṁ dvi-hastāṅghri
tatrāmanuta sādhv iti

Palabra por palabra

yadā — cuando; jighṛkṣan — deseando disfrutar; puruṣaḥ — la entidad viviente; kārtsnyena — por completo; prakṛteḥ — de la naturaleza material; guṇān — las modalidades; nava-dvāram — con nueve puertas; dvi — dos; hasta — manos; aṅghri — piernas; tatra — allí; amanuta — piensa; sādhu — muy bueno; iti — de ese modo.

Traducción

Cuando desea disfrutar de las modalidades de la naturaleza material en plenitud, la entidad viviente, de entre muchas formas corporales, prefiere aquella que tiene nueve puertas, dos manos y dos piernas. Así, prefiere un cuerpo de ser humano o de semidiós.

Significado

Esta es una explicación muy buena de la forma en que el ser espiritual, la parte integral de Kṛṣṇa, Dios, recibe un cuerpo material por sus propios deseos. En el cuerpo de dos manos, dos piernas, etc., la entidad viviente disfruta en plenitud de las modalidades de la naturaleza material. El Señor Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā (7.27):

icchā-dveṣa-samutthena
dvandva-mohena bhārata
sarva-bhūtāni sammohaṁ
sarge yānti parantapa

«¡Oh, vástago de Bharata!, ¡oh, conquistador del enemigo!, todas las entidades vivientes nacen bajo la influencia de la ilusión, confundidas por las dualidades que surgen del deseo y la aversión».

En origen, la entidad viviente es un ser espiritual, pero cuando desea disfrutar del mundo material, desciende a este mundo. Este verso nos permite entender que la entidad viviente primero acepta un cuerpo de forma humana, pero poco a poco, debido a sus actividades degradadas, cae a formas de vida inferiores, como las formas animales, vegetales y submarinas. El proceso de evolución gradual lleva de nuevo a la entidad viviente a un cuerpo humano, donde recibe otra oportunidad de liberarse del proceso de transmigración. Si de nuevo pierde la oportunidad de entender su posición, tiene que volver al ciclo de nacimientos y muertes en cuerpos de diversos tipos.

No es muy difícil entender el deseo de la entidad viviente de venir al mundo material. Una persona nacida en una familia de āryas, en la que hay restricciones contra el comer carne, el consumo de drogas, alcohol, etc., los juegos de azar y la vida sexual ilícita, puede desear el disfrute de esas cosas prohibidas. Siempre habrá alguien que quiera tener relaciones sexuales ilícitas con una prostituta, o que quiera ir a un restaurante para comer carne y beber vino. Siempre habrá alguien que quiera jugar en los casinos, o disfrutar de supuestas actividades deportivas. Todas esas propensiones están en el corazón de las entidades vivientes (loke vyavāyāmiṣa-madya-sevā nityā hi jantor), solo que algunas entidades vivientes se paran a disfrutar de esas actividades abominables, y en consecuencia caen a un plano de degradación. Cuanto más se cultiva en el corazón el deseo de una vida degradada, más abominables son las formas de existencia en que se cae. Un determinado tipo de animal puede tener una fuerte tendencia a disfrutar de un tipo de goce sensorial, pero en la forma humana se puede disfrutar de todos los sentidos. La forma humana permite emplear todos los sentidos en actividades de complacencia. Quien no reciba la educación adecuada, caerá víctima de las modalidades de la naturaleza material, como se confirma en el Bhagavad-gītā (3.27):

prakṛteḥ kriyamāṇāni
guṇaiḥ karmāṇi sarvaśaḥ
ahaṅkāra-vimūḍhātmā
kartāham iti manyate

«El alma espiritual que está confundida por la influencia del ego falso, se cree el autor de actividades que en realidad son ejecutadas por las tres modalidades de la naturaleza material». En cuanto deseamos disfrutar de los sentidos, quedamos bajo el control de la energía material, y de manera automática, mecánica, tenemos que pasar por diversas formas de vida en el ciclo de nacimientos y muertes.