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Śrīmad-bhāgavatam 3.22.19

Texto

ato bhajiṣye samayena sādhvīṁ
yāvat tejo bibhṛyād ātmano me
ato dharmān pāramahaṁsya-mukhyān
śukla-proktān bahu manye ’vihiṁsrān

Palabra por palabra

ataḥ — por consiguiente; bhajiṣye — aceptaré; samayena — bajo las condiciones; sādhvīm — a la casta joven; yāvat — hasta que; tejaḥ — semen; bibhṛyāt — lleve en su interior; ātmanaḥ — de mi cuerpo; me — mío; ataḥ — a continuación; dharmān — los deberes; pāramahaṁsya-mukhyān — del mejor de los paramahaṁsas; śukla-proktān — hablado por el Señor Viṣṇu; bahu — mucho; manye — consideraré; avihiṁsrān — libre de envidia.

Traducción

Por consiguiente, aceptaré como esposa a esta casta joven, con una condición: Cuando ella lleve en su interior el semen de mi cuerpo, yo emprenderé la vida de servicio devocional que han seguido los seres humanos más perfectos. Ese proceso lo explicó el Señor Viṣṇu, y está libre de envidia.

Significado

Kardama Muni expresó ante el emperador Svāyambhuva su deseo de tener una esposa muy bella, y aceptó casarse con la hija del emperador. Kardama Muni estaba en la ermita practicando celibato completo como brahmacārī, y aunque tenía el deseo de casarse, no quería pasar toda su vida como hombre casado, porque estaba bien versado en los principios védicos de la vida humana. Según los principios védicos, la primera parte de la vida debe emplearse en brahmacarya, para desarrollar personalidad y cualidades espirituales. En la siguiente etapa de la vida se puede aceptar una esposa y engendrar hijos, pero no hay que engendrar hijos que sean como perros y gatos.

Kardama Muni deseaba tener un hijo que fuese un rayo de la Suprema Personalidad de Dios. Se deben engendrar hijos que puedan ejecutar los deberes de Viṣṇu; de lo contrario no hay necesidad de producir hijos. Los hijos nacidos de buenos padres son de dos tipos: uno recibe una educación consciente de Kṛṣṇa, para que pueda liberarse de las garras de māyā en esta misma vida, y el otro es un rayo de la Suprema Personalidad de Dios y enseña al mundo el objetivo final de la vida. Como se explicará en capítulos posteriores, Kardama Muni engendró un hijo de este segundo tipo: Kapila, la encarnación de la Personalidad de Dios que expuso la filosofía del sāṅkhya. Grandes jefes de familia oran a Dios para que envíe Su representante, de manera que pueda haber un movimiento auspicioso en la sociedad humana. Este es un motivo para engendrar un hijo. Otro motivo es que un padre muy iluminado puede educar a su hijo para que sea consciente de Kṛṣṇa y no tenga que regresar de nuevo a este mundo miserable. Los padres deben velar porque su hijo no vuelva a entrar en otro seno materno. Si no se puede educar al hijo para que se libere en esta vida, no hay necesidad de casarse ni de producir hijos. Si la sociedad humana produce hijos que son como perros y gatos, para trastorno del orden social, el mundo se vuelve infernal, como en la era de Kali. En esta era, ni los padres ni sus hijos reciben educación; ambos son como animales, y simplemente comen, duermen, se aparean, se defienden y complacen sus sentidos. Este desorden en la vida social no puede traer paz a la sociedad humana. Kardama Muni explica de antemano que no va a relacionarse con la joven Devahūti durante toda su vida. Solamente lo hará hasta que ella tenga un hijo. En otras palabras, la vida sexual debe utilizarse solo para producir buenos hijos, y con ningún otro propósito. La vida humana está hecha especialmente para consagrarse por completo al servicio del Señor. Esa es la filosofía del Señor Caitanya.

Una vez cumplida la responsabilidad de producir un buen hijo, hay que entrar en la orden de sannyāsa y ocuparse en la etapa paramahaṁsa de la perfección. Paramahaṁsa se refiere a la etapa de perfección más elevada de la vida. En la vida de sannyāsa hay cuatro etapas, y paramahaṁsa es la orden más elevada. El Śrīmad-Bhāgavatam recibe el nombre de paramahaṁsa-saṁhitā, el tratado para la clase más elevada de seres humanos. El paramahaṁsa está libre de envidia. En otras etapas de la vida, incluso en la etapa de vida familiar, hay envidia y competición, pero el ser humano que está en la etapa de paramahaṁsa se ocupa completamente en servicio devocional y es completamente consciente de Kṛṣṇa, y por ello no hay posibilidad de envidia. Hace unos cien años, con esta misma actitud de Kardama Muni, Ṭhākura Bhaktivinoda también quiso tener un hijo que pudiese predicar la filosofía y las enseñanzas del Señor Caitanya en toda su amplitud. Por sus oraciones al Señor, tuvo como hijo a Bhaktisiddhānta Sarasvatī Gosvāmī Mahārāja, que actualmente está predicando por todo el mundo la filosofía del Señor Caitanya por medio de sus discípulos genuinos.