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Śrīmad-bhāgavatam 2.9.2

Texto

bahu-rūpa ivābhāti
māyayā bahu-rūpayā
ramamāṇo guṇeṣv asyā
mamāham iti manyate

Palabra por palabra

bahu-rūpaḥ — multiforme; iva — como si fuera; ābhāti — manifestado; māyayā — por la influencia de la energía exterior; bahu-rūpayā — en múltiples formas; ramamāṇaḥ — disfrutando como si fuera; guṇeṣu — en las modalidades de diferentes cualidades; asyāḥ — de la energía externa; mama — mío; aham — yo; iti — así pues; manyate — piensa.

Traducción

La entidad viviente engañada aparece en muchísimas formas ofrecidas por la energía externa del Señor, y la enjaulada entidad viviente, mientras disfruta en medio de las modalidades de la naturaleza material, crea concepciones erróneas, pensando en términos de «yo» y «mío».

Significado

Las diferentes formas de las entidades vivientes son diferentes vestidos que ofrece la ilusoria energía del Señor, de acuerdo con las modalidades de la naturaleza que desee disfrutar el ser viviente. La energía material externa está representada por sus tres modalidades, a saber, la bondad, la pasión y la ignorancia. Así que incluso dentro de la naturaleza material existe la posibilidad de una elección independiente por parte de la entidad viviente, y de acuerdo con lo que ella elija, la energía material le ofrece diferentes variedades de cuerpos materiales. Existen 900 000 variedades de cuerpos materiales en el agua, 2 000 000 de cuerpos vegetales, 1 100 000 gusanos y reptiles, 1 000 000 de formas de aves, 3 000 000 de diferentes cuerpos de bestias, y 400 000 formas humanas. En total hay 8 400 000 variedades de cuerpos en diferentes planetas del universo, y la entidad viviente viaja mediante muchísimas transmigraciones, según las diferentes modalidades de espíritu de disfrute que lleve dentro de sí. Incluso en un mismo cuerpo, la entidad viviente pasa de la infancia a la niñez, de la niñez a la juventud, de la juventud a la vejez, y de la vejez a otro cuerpo, creado por sus propias acciones. La entidad viviente crea su propio cuerpo mediante sus deseos personales, y la energía externa del Señor le suministra la forma exacta mediante la cual puede disfrutar al máximo de lo que desea. El tigre quería disfrutar de la sangre de otro animal, y, en consecuencia, por la gracia del Señor, la energía material le provee el cuerpo de tigre, con facilidades para disfrutar de la sangre de otro animal. En forma similar, una entidad viviente que desea obtener el cuerpo de un semidiós de un planeta superior, también puede obtenerlo por la gracia del Señor. Y si es lo suficientemente inteligente, puede desear obtener un cuerpo espiritual para disfrutar de la compañía del Señor, y habrá de obtenerlo. Así que la diminuta libertad de la entidad viviente puede ser utilizada a plenitud, y el Señor es tan bondadoso, que le conferirá el mismo tipo de cuerpo que ella desea. Los deseos de la entidad viviente son algo así como soñar con una montaña de oro. Una persona sabe lo que es una montaña, y sabe también lo que es el oro. Tan solo por su deseo, ella sueña con una montaña de oro, y cuando el sueño se acaba, ve algo distinto ante sí. Ella observa al estar despierta que no hay ni oro ni montaña, y ¡ni qué hablar de una montaña de oro!

Las diferentes posiciones de las entidades vivientes en el mundo material, bajo las múltiples manifestaciones de cuerpos, se deben al errado concepto de «mío» y «yo». El karmī piensa en este mundo como si fuera «mío», y el jñānī piensa «yo soy todo». Toda la concepción material de la política, la sociología, la filantropía, el altruismo, etc., concebida por las almas condicionadas, se basa en estos «yo» y «mío» erróneamente concebidos, que son los productos de un fuerte deseo de disfrutar de la vida material. El identificarse con el cuerpo y con el lugar en el que se obtiene el cuerpo, bajo diferentes concepciones de socialismo, nacionalismo, afecto familiar, etc., etc., se debe todo a haber olvidado la verdadera naturaleza de la entidad viviente, y toda la errónea concepción de la confundida entidad viviente, puede ser removida por la asociación con Śukadeva Gosvāmī y Mahārāja Parīkṣit, de la forma en que todo ello se explica en el Śrīmad-Bhāgavatam.