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Śrīmad-bhāgavatam 10.10.34-35

Texto

yasyāvatārā jñāyante
śarīreṣv aśarīriṇaḥ
tais tair atulyātiśayair
vīryair dehiṣv asaṅgataiḥ
sa bhavān sarva-lokasya
bhavāya vibhavāya ca
avatīrṇo ’ṁśa-bhāgena
sāmprataṁ patir āśiṣām

Palabra por palabra

yasya — de quien; avatārāḥ — las diversas encarnaciones, como Matsya, Kūrma y Varāha; jñāyante — son objeto de la especulación; śarīreṣu — en diversos cuerpos, visible en diversas formas; aśarīriṇaḥ — no son cuerpos materiales corrientes, sino que son trascendentales; taiḥ taiḥ — por esas actividades corporales; atulya — incomparables; ati-śayaiḥ — ilimitados; vīryaiḥ — en fuerza y poder; dehiṣu — por aquellos que sí tienen cuerpos materiales; asaṅgataiḥ — cuyas actividades, realizadas en diversas encarnaciones, son imposibles de realizar; saḥ — ese mismo Supremo; bhavān — Tu Señoría; sarva-lokasya — de todos; bhavāya — para la elevación; vibhavāya — para la liberación; ca — y; avatīrṇaḥ — has aparecido ahora; aṁśa-bhāgena — en la plenitud de Tu potencia, con diversas partes integrales; sāmpratam — en el momento actual; patiḥ āśiṣām — Tú eres la Suprema Personalidad de Dios, el señor de todo lo auspicioso.

Traducción

Tú, que apareces en cuerpos como los del pez, la tortuga y el cerdo, manifiestas actividades que a esas criaturas les sería imposible realizar, actividades extraordinarias, incomparables, trascendentales, de poder y fuerza ilimitados. Por lo tanto, esos cuerpos Tuyos no están hechos de elementos materiales, sino que son encarnaciones de Tu Suprema Personalidad. Tú eres esa misma Suprema Personalidad de Dios, que has descendido ahora, en la plenitud de Tu potencia, para beneficio de todas las entidades vivientes del mundo material.

Significado

Como se afirma en el Bhagavad-gītā (4.7-8):

yadā yadā hi dharmasya
glānir bhavati bhārata
abhyutthānam adharmasya
tadātmānaṁ sṛjāmy aham
paritrāṇāya sādhūnāṁ
vināśāya ca duṣkṛtām
dharma-saṁsthāpanārthāya
sambhavāmi yuge yuge

Kṛṣṇa adviene en forma de encarnación cuando hay una disminución en la vida espiritual verdadera y un predominio de bandidos y maleantes que perturban la condición del mundo. Las personas desdichadas y poco inteligentes, carentes de servicio devocional, no pueden entender las actividades del Señor, de modo que las consideran kalpanā, mitología o imaginación, pues son unos sinvergüenzas y los más bajos de entre los hombres (na māṁ duṣkṛtino mūḍhāḥ prapadyante narādhamāḥ). Esa clase de personas no pueden comprender que las historias que Vyāsadeva explica en los Purāṇas y otros śāstras no son ficticias ni imaginarias, sino reales.

Kṛṣṇa, en la plenitud de Su ilimitada potencia, nos muestra en este pasaje que Él es la Suprema Personalidad de Dios, pues, aunque los dos árboles eran tan grandes e imponentes que no los movería ni un ejército de elefantes, Él, en la forma del niño Kṛṣṇa, manifestó una fuerza tan extraordinaria que los hizo caer con gran estrépito. Matando a Pūtanā, Śakaṭāsura y Tṛṇāvartāsura, provocando la caída de los dos árboles y mostrando el universo entero en Su boca, Kṛṣṇa demostró desde el mismo principio de Su vida que Él es la Suprema Personalidad de Dios. Los más bajos de entre los hombres (mūḍhas) no pueden entenderlo, debido a sus actividades pecaminosas; pero los devotos no tienen dificultad en aceptarlo sin la menor duda. La posición del devoto y la del no devoto son, por lo tanto, diferentes.