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CC Madhya-līlā 25.193

Texto

strī marite cāhe, rājā saṅkaṭe paḍila
karoṅyāra pāni tāra mukhe deoyāila

Palabra por palabra

strī — la esposa; marite cāhe — quiere matar a Subuddhi Rāya; rājā — el rey; saṅkaṭe paḍila — estaba muy confuso; karoṅyāra pāni — agua de un cántaro particularmente usado por los musulmanes; tāra mukhe — en su cabeza; deoyāila — obligó a que fuese salpicada.

Traducción

Esto se convirtió en un problema que le tenía confuso, pues su esposa continuaba pidiéndole que matase a Subuddhi Rāya. Finalmente, el nawab salpicó la cabeza de Subuddhi Rāya con un poco de agua de un cántaro usado por un musulmán.

Significado

En la India de hace quinientos años, los hindúes eran tan rígidos y estrictos que, si un musulmán salpicaba a un hindú con un poco de agua de su cántaro, el hindú inmediatamente era condenado al ostracismo. En 1947, en los días de la división de la India, hubo grandes enfrentamientos entre hindúes y musulmanes, sobre todo en Bengala. Los hindúes eran obligados por la fuerza a comer carne de vaca y lloraban pensando que se habían vuelto musulmanes. En realidad, los musulmanes de la India no vinieron del país de los musulmanes; fueron los hindúes quienes instituyeron la costumbre de que cualquier tipo de contacto con un musulmán significaba volverse musulmán. Rūpa Gosvāmī y Sanātana Gosvāmī habían nacido en una familia brāhmaṇa elevada, pero, por haber aceptado un cargo bajo el gobierno musulmán, se les consideraba musulmanes. Subuddhi Rāya fue salpicado con agua del cántaro de un musulmán, y por consiguiente se vio condenado a volverse musulmán. Más tarde, Aurangzeb, el emperador musulmán, creó un impuesto especial para los hindúes. Ante la opresión que padecían en la comunidad hindú, muchos hindúes de casta baja prefirieron volverse musulmanes. De ese modo aumentó la población musulmana. Más tarde, el gobierno británico fomentó la política de dividir a los hindúes y los musulmanes, encendiendo así sentimientos de hostilidad entre ambas partes. El resultado fue que la India se dividió en Pakistán e Indostán.

De relatos antiguos se puede deducir que toda la Tierra seguía la misma cultura, la cultura védica; sin embargo, debido a las divisiones culturales y religiosas, ese gobierno se fragmentó poco a poco en muchas subdivisiones. En la actualidad, la Tierra está dividida en muchos países, religiones y partidos políticos. Pese a todas esas divisiones políticas y religiosas, nosotros promovemos de nuevo la unión bajo una sola cultura: la conciencia de Kṛṣṇa. La gente debe aceptar un Dios, Kṛṣṇa; una Escritura, la Bhagavad-gītā; y una actividad, el servicio devocional al Señor. De ese modo, la gente podrá vivir feliz en la Tierra y, unidos, producir alimentos suficientes. En una sociedad así, no se plantearían los problemas de la escasez, el hambre o la degradación cultural o religiosa. Las así llamadas divisiones nacionales y sistemas de casta son artificiales. Según nuestra filosofía vaiṣṇava, todo ello son identificaciones corporales externas. El movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa no se basa en falsas identificaciones corporales. Es un movimiento trascendental en el plano de la comprensión espiritual. Si la gente del mundo entendiese que el principio básico de la vida espiritual es la identificación espiritual, entenderían también que la ocupación del alma espiritual es servir al Espíritu Supremo, Kṛṣṇa. El Señor Kṛṣṇa dice en la Bhagavad-gītā (15.7): mamaivāṁśo jīva-loke jīva-bhūtaḥ sanātanaḥ: «Las entidades vivientes de este mundo condicionado son Mis partes fragmentarias eternas». Todas las entidades vivientes, en las diversas formas de vida, son hijos de Kṛṣṇa. Por eso su misión es servir a Kṛṣṇa, el padre original supremo. Si se acepta esta filosofía, el fracaso de las Naciones Unidas en su esfuerzo por unir a todas las naciones se vería debidamente compensado en todo el mundo con un gran movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa. En nuestra reciente visita a Australia, nos hemos entrevistado con líderes cristianos, entre ellos el obispo católico de Melbourne, y todos estaban muy complacidos con nuestra filosofía de unidad en la conciencia religiosa.