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CC Ādi-līlā 7.119

Texto

viṣṇu-śaktiḥ parā proktā
kṣetra-jñākhyā tathā parā
avidyā-karma-saṁjñānyā
tṛtīyā śaktir iṣyate

Palabra por palabra

viṣṇu-śaktiḥ—la potencia del Señor Viṣṇu; parā—espiritual; proktā—se ha dicho; kṣetra-jña-ākhyā—la potencia conocida como kṣetra-jña; tathā—así como; parā—espiritual; avidyā—ignorancia; karma—actividades fruitivas; saṁjña—conocida como; anyā—otra; tṛtīyā—tercera; śaktiḥ—potencia; iṣyate—conocida así.

Traducción

«“La potencia del Señor Viṣṇu se resume en tres categorías: la potencia espiritual, las entidades vivientes, y la ignorancia. La potencia espiritual está plena de conocimiento; las entidades vivientes, aunque pertenecen a la potencia espiritual, están sujetas a la confusión; y la tercera energía, que está llena de ignorancia, está siempre visible en las actividades fruitivas.”

Significado

Esta es una cita del Viṣṇu Purâṇa (6.7.61).

En el verso anterior, que pertenece a la Bhagavad-gītā, se ha ratificado que las entidades vivientes están en la categoría de potencias del Señor. El Señor es potente, y hay diversidad de potencias (parāsya śaktir vividhaiva śrūyate). Ahora, en este verso, que es una cita del Viṣṇu Purāṇa, se confirma este hecho con más detalle. Hay diversidad de potencias, que se agrupan en tres categorías: espiritual, marginal y externa.

La potencia espiritual se manifiesta en el mundo espiritual. La forma de Kṛṣṇa, Sus cualidades, Sus actividades y Su séquito son espirituales. Esto también está confirmado en la Bhagavad-gītā (4.6):

ajo ’pi sann avyayātmābhūtānām īśvaro ’pi san
prakṛtiṁ svām adhiṣṭhāya
sambhavāmy ātma-māyayā

«Aunque soy innaciente y Mi cuerpo trascendental nunca se deteriora, y aunque Yo soy el Señor de todas las entidades vivientes, por medio de Mi potencia espiritual, desciendo en cada milenio en Mi forma trascendental original». Ātma-māyā se refiere a la potencia espiritual. Cuando Kṛṣṇa viene a este universo, o a otro universo cualquiera, lo hace con Su potencia espiritual. Nosotros nacemos por la fuerza de la potencia material, pero, como ya se ha dicho con referencia al Viṣṇu Purāṇa, kṣetrajña, la entidad viviente, pertenece a la potencia espiritual; así pues, cuando nos liberamos de las garras de la potencia material, también nosotros podemos entrar en el mundo espiritual.

La potencia material es la energía de las tinieblas, es decir, de la ignorancia completa de las actividades espirituales. En la potencia material, la entidad viviente se ocupa en actividades fruitivas, creyendo que será feliz con su expansión en términos de energía material. Este hecho se manifiesta de manera destacada en esta era de Kali, porque la sociedad humana, al no comprender la naturaleza espiritual, va expandiéndose afanosamente en actividades materiales. Los hombres de hoy en día casi no son conscientes de su identidad espiritual. Creen que son productos de los elementos del mundo material, y que todo terminará con la destrucción del cuerpo. Por tanto, llegan a la conclusión de que mientras se tiene un cuerpo material, que consiste en los sentidos materiales, hay que disfrutar de estos sentidos todo lo que sea posible. Puesto que son ateos, no les importa si hay otra vida después. Estas actividades se describen en este verso como avidyā-karma-saṁjñānyā.

La energía material está separada de la energía espiritual de la Suprema Personalidad de Dios. De manera que, aunque es creada originalmente por el Señor Supremo, en realidad Él no está presente en la energía material. El Señor también confirma en la Bhagavad-gītā: mat-sthāni sarva-bhūtāni, «Todo descansa en Mí» (9.4). Esto significa que todo descansa sobre Su propia energía. Por ejemplo, los planetas están descansando en el espacio exterior, que es la energía separada de Kṛṣṇa. El Señor explica en la Bhagavad-gītā (7.4):

bhūmir āpo ’nalo vāyuḥkhaṁ mano buddhir eva ca
ahaṅkāra itīyaṁ me
bhinnā prakṛtir aṣṭadhā

«Tierra, agua, fuego, aire, éter, mente, inteligencia y ego falso; estos ocho elementos en conjunto constituyen Mis energías materiales». La energía separada actúa como si fuese independiente, pero aquí se dice que aunque estas energías son, sin duda, un hecho, no son independientes, sino que solamente están separadas.

Las energías separadas pueden comprenderse mediante un ejemplo práctico. Yo, para redactar mis libros, grabo mi voz mediante un dictáfono, y cuando se escucha la grabación, parece que soy yo en persona el que está hablando, pero en realidad no es así. Yo hablé antes en persona, y después, la cinta del dictáfono, que es algo separado de mí, actúa exactamente como yo. Análogamente, la energía material emana originalmente de la Suprema Personalidad de Dios, pero actúa separadamente, aunque provenga del Señor. Esto también se explica en la Bhagavad-gītā: mayādhyakṣeṇa prakṛtiḥ sūyate sa-carācaram, «Esta naturaleza material actúa bajo Mi dirección, ¡oh, hijo de Kunti!, y produce todos los seres móviles e inmóviles» (Bg. 9.10). Bajo la guía o supervisión de la Suprema Personalidad de Dios, la energía material actúa como si fuese independiente, aunque, en realidad, no lo es.

En este verso del Viṣṇu Purāṇa, la energía total de la Suprema Personalidad de Dios se clasifica en tres grupos: la potencia espiritual o interna del Señor, la potencia marginal o kṣetrajña (la entidad viviente), y la potencia material, que está separada de la Suprema Personalidad de Dios, y parece que actúa con toda independencia. Cuando Śrīla Vyāsadeva, mediante la meditación y la comprensión del yo, vio a la Suprema Personalidad de Dios, vio también la energía separada del Señor, en pie, detrás de Él (apaśyat puruṣaṁ pūrṇaṁ māyāṁ ca tad-apāśrayam). Vyāsadeva también se dio cuenta de que esta energía separada del Señor, la energía material, es la que cubre el conocimiento de las entidades vivientes (yayā sammohito jīva ātmānaṁ tri-guṇātmakam).Esta energía material separada confunde a las entidades vivientes (jīvas), y así, éstas trabajan con gran esfuerzo bajo su influencia, sin saber que no están cumpliendo su misión en la vida. Desdichadamente, la mayoría de ellos creen que son el cuerpo y que, por tanto, han de disfrutar de los sentidos materiales de manera irresponsable, ya que cuando llegue la muerte, todo se acabará. Esta filosofía atea también floreció en la India, donde fue propagada en el pasado por Cārvāka Muni, que dijo:

ṛṇaṁ kṛtvā ghṛtaṁ pibetyāvaj jīvet sukhaṁ jīvet
bhasmī-bhūtasya dehasya
kutaḥ punar āgamano bhavet

Su teoría era que, mientras se está vivo, hay que tomar todo el ghī que sea posible. En la India, el ghī (mantequilla clarificada) es el componente básico para preparar gran variedad de platos. Puesto que todos quieren saborear alimentos agradables, Cārvāka Muni aconsejaba que se tomase tanto ghī como fuese posible. Puede que alguien diga: «No tengo dinero, ¿cómo voy a comprar ghī?». Sin embargo, Cārvāka Muni dice: «Si no tienes dinero, mendiga, pide prestado o roba, pero, de alguna manera, procúrate el ghī y disfruta de la vida». Para aquel que objeta que le detendrán como responsable de actividades no autorizadas como mendigar, pedir prestado o robar, Cārvāka Muni contesta: «No te arrestarán. En cuanto estés reducido a cenizas, cuando te mueras, todo habrá terminado».

Esto se llama ignorancia. De la Bhagavad-gītā se comprende que no se muere con la aniquilación del cuerpo (na hanyate hanyamāne śarīre). La aniquilación de un cuerpo implica el cambiar a otro (tathā dehāntara-prāptiḥ). Por tanto, llevar a cabo actividades irresponsables en el mundo material es muy peligroso. Sin conocer la existencia del alma espiritual y su transmigración, la gente se ve tentada por la energía material a ocuparse en muchas de estas actividades, como si se pudiera ser feliz sólo a base de conocimiento material, sin referencia a la existencia espiritual. Por esto, el mundo material entero y sus actividades se califican como avidyā-karma-saṁjñānyā.

Para disipar la ignorancia de los seres humanos que actúan bajo la energía material, que está separada de la Suprema Personalidad de Dios, el Señor desciende para que revivan su naturaleza original y lleven a cabo actividades espirituales (yadā yadā hi dharmasya glānir bhavati bhārata). Tan pronto como se desvían de su naturaleza original, el Señor viene a enseñarles: sarva dharmān parityajya mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja, «Mis queridas entidades vivientes, abandonad toda actividad material y simplemente entregaos a Mí para que os proteja» (Bg. 18.66).

Cārvāka Muni afirma que hay que mendigar, pedir prestado o robar dinero para comprar ghī y disfrutar de la vida (ṛṇaṁ kṛtvā ghṛtaṁ pibet). Así pues, incluso el mayor ateo de la India aconseja que se tome ghī y que no se coma carne. Nadie podía imaginar a los seres humanos comiendo carne como los tigres o los perros, pero el hombre se ha degradado tanto que es como los animales, y ya no puede pretender que tiene una civilización humana.