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CC Ādi-līlā 7.114

Texto

tāṅra doṣa nāhi, teṅho ājñā-kārī dāsa
āra yei śune tāra haya sarva-nāśa

Palabra por palabra

tāṅra­—su (de Śiva); doṣa—culpa; nāhi—no hay; teṅho­—él; ājñā-kārī—que cumple órdenes obedientemente; dāsa—sirviente; āra­—otros; yei—cualquiera; śune—escucha (la filosofía māyāvādī); tāra—de él; haya—se vuelve; sarva-nāśa— todo perdido.

Traducción

«Śaṅkarācārya, que es una encarnación de Śiva, es irreprochable, porque es un sirviente que cumple órdenes del Señor. Pero aquellos que siguen su filosofía māyāvādī están sentenciados. Perderán todo lo que habían avanzado en conocimiento espiritual.

Significado

Los filósofos māyāvādīs se enorgullecen al mostrar su conocimiento del Vedānta por medio de malabarismos gramaticales, pero Śrī Kṛṣṇa, en la Bhagavad-gītā, certifica que son māyayāpahṛta-jñāna, privados del conocimiento verdadero, debido a māyā. Māyā tiene dos potencias con las que ejecutar sus dos funciones: prakṣepātmikā-śakti, el poder de arrojar a la entidad viviente al océano de la existencia material, y āvaraṇātmikā-śakti, el poder de cubrir el conocimiento de la entidad viviente. La función de āvaraṇātmikā-śakti se explica en la Bhagavad-gītā con la palabra māyayāpahṛta-jñānāḥ.

El por qué daivī-māyā, la energía ilusoria de Kṛṣṇa, retira el conocimiento de los filósofos māyāvādīs también se explica en la Bhagavad-gītā empleando las palabras āsuraṁ bhāvam āśritāḥ, que se refieren a aquel que no acepta la existencia del Señor. Los māyāvādīs, que no admiten que el Señor existe, pueden clasificarse en dos grupos, que tienen su ejemplo en los impersonalistas śaṅkaritas de Vārāṇasī y en los budistas de Saranātha. Los dos grupos son māyāvādīs, y Kṛṣṇa les retira el conocimiento a causa de sus filosofías ateas. Ninguno de ellos admite la existencia de un Dios personal. Los filósofos budistas niegan claramente la existencia tanto del alma como de Dios, y aunque los śaṅkaritas no niegan a Dios abiertamente, dicen que el Absoluto es nirākāra, sin forma. Así pues, los dos grupos, budistas y śaṅkaritas, son aviṣuddha-buddhayaḥ, es decir, imperfectos e impuros en su conocimiento e inteligencia.

El erudito māyāvādī más destacado, Sadānanda Yogīndra, ha escrito un libro llamado Vedānta-sāra, en el que expone la filosofía de Śaṅkarācārya, y todos los seguidores de la filosofía de Śaṅkarā conceden una gran importancia a sus afirmaciones. En este Vedānta-sāra, Sadānanda Yogīndra define el Brahman como sac-cid-ānanda combinado con conocimiento y sin dualidad, y define la ignorancia (jaḍa) como un conocimiento distinto al de sat y asat. Esto es casi inconcebible, pero es un resultado de las tres cualidades materiales. Así pues, él considera material todo lo que no sea puro conocimiento. El centro de la ignorancia a veces se considera que lo penetra todo, y a veces se considera individual. Así pues, según su opinión, tanto el omnipresente Viṣṇu como las entidades vivientes individuales son producto de la ignorancia.

Expresado en lenguaje sencillo, Sadānanda Yogīndra opina que, puesto que todo es nirākarā (sin forma), tanto la noción de Viṣṇu como la noción del alma individual son productos de la ignorancia. También explica que la noción viśuddha-sattva de los vaiṣṇavas no es más que pradhāna, el principio más importante de la creación. Sostiene que cuando el conocimiento que todo lo penetra está contaminado por viśuddha-sattva, que consiste en una transformación de la cualidad de la bondad, surge el concepto de la Suprema Personalidad de Dios, que es el omnipotente y omnisciente gobernante supremo, la Superalma, la causa de toda causa, el īśvara supremo, etc. Según Sadānanda Yogīndra, puesto que īśvara, el Señor Supremo, es el receptáculo de toda ignorancia, puede ser llamado sarva-jña, omnisciente, pero el que niega la existencia de la omnipotente Suprema Personalidad de Dios es más que īśvara, o el Señor. Su conclusión es, por lo tanto, que la Suprema Personalidad de Dios (īśvara) es una transformación de la ignorancia material, y que la entidad viviente (jīva) está cubierta por la ignorancia. Así pues, describe que la existencia, tanto colectiva como individual está sumida en las tinieblas. Según los filósofos māyāvādīs, la concepción vaiṣṇava del Señor como Suprema Personalidad de Dios, y de la jīva, el alma individual, como Su sirviente eterno, es una manifestación de la ignorancia. Sin embargo, si aceptamos el juicio de Śrī Kṛṣṇa en la Bhagavad-gītā, los māyāvādīs deben ser considerados māyayāpahṛta-jñānāḥ, es decir desprovistos de todo conocimiento, porque no reconocen la existencia de la Suprema Personalidad de Dios, o pretenden que Su existencia es un producto de la concepción material (māyā).

Éstas son características de asuras, o demonios.

Śrī Caitanya Mahāprabhu, en Sus conversaciones con Sārvabhauma Bhaṭṭācārya, (Cc. Madhya 6.169) dijo:

jīvera nistāra lāgi’ sūtra kaila vyāsa
māyāvādi-bhāṣya śunile haya sarva-nāśa

(Cc. Madhya 6.169)

Vyāsadeva compuso el Vedānta-sūtra para liberar de este mundo material a las almas condicionadas, pero Śaṅkarācārya, al presentar el Vedānta-sūtra a su manera, ha hecho claramente un gran perjuicio a la sociedad humana, porque el que sigue su filosofía māyāvāda está perdido. En el Vedānta-sūtra se indica claramente el servicio devocional, pero los filósofos māyāvādīs se niegan a aceptar el cuerpo espiritual de la Persona Absoluta Suprema, y se niegan a admitir que la entidad viviente tiene una existencia individual separada de la del Señor Supremo. De esta manera, han creado una confusión atea por todo el mundo, porque esta conclusión va contra la naturaleza misma del proceso trascendental del servicio devocional puro. La ambición irrealizable de los filósofos māyāvādīs de alcanzar la unidad con el Supremo mediante la negativa de la existencia de la Personalidad de Dios, tiene como resultado la desfiguración más funesta del conocimiento espiritual, y aquellos que siguen esta filosofía están condenados a permanecer perpetuamente en este mundo material. Por tanto, reciben el adjetivo de aviśuddha-buddhayaḥ, es decir, de conocimiento impuro. Por esta impureza de conocimiento, todas sus austeridades y penitencias se ven frustradas. De manera que, aunque al principio se vean honrados como eruditos muy doctos, finalmente descienden a las actividades físicas de la política, la asistencia social, etc. En lugar de alcanzar la unidad con el Señor Supremo, vuelven de nuevo a la unidad con estas actividades materiales. El Śrīmad-Bhāgavatam (10.2.32) explica así este hecho:

āruhya kṛcchreṇa paraṁ padaṁ tataḥ
patanty adho ’nādṛta-yuṣmad-aṅghrayaḥ

En realidad, los filósofos māyāvādīs observan estrictamente las austeridades y penitencias de la vida espiritual, y de esta manera, se ven elevados hasta el nivel del Brahman impersonal; pero debido a que descuidan los pies de loto del Señor, vuelven a caer a la existencia material.