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CC Ādi-līlā 1.53

Texto

aham evāsam evāgre
nānyad yat sad-asat param
paścād ahaṁ yad etac ca
yo ’vaśiṣyeta so ’smy aham

Palabra por palabra

aham—Yo, la Personalidad de Dios; eva—ciertamente; āsam—existía; eva—tan sólo; agre—antes de la creación; na—nunca; anyat—nada más; yat—que; sat—el efecto; asat—la causa; param—el supremo; paścāt—al final; aham—Yo, la Personalidad de Dios; yat—que; etat—esta creación; ca—también; yaḥ—el cual; avaśiṣyeta—permanece; saḥ—ese; asmi—soy; aham—Yo, la Personalidad de Dios.

Traducción

«Antes de la creación cósmica, sólo Yo existo, y no existe fenómeno alguno, ni denso ni sutil, ni primordial. Después de la creación, sólo Yo existo en todo, y tras la aniquilación, sólo Yo permanezco eternamente.

Significado

Aham significa «Yo»; por tanto, el que al hablar dice aham, «Yo», debe tener Su propia personalidad. Los filósofos māyāvādīs interpretan la palabra aham como si se refiriese al Brahman impersonal. Los māyāvādīs están muy orgullosos de su conocimiento gramatical, pero cualquiera que tenga un conocimiento real de la gramática puede comprender que aham significa «Yo», y que «Yo» indica una persona. Por eso la Personalidad de Dios, al hablar a Brahmā, emplea aham cuando describe Su forma trascendental. Aham tiene un sentido específico; no es un término vago que puede interpretarse caprichosamente. Aham, dicho por Kṛṣṇa, indica la Suprema Personalidad de Dios, y nada más.

Antes de la creación y después de su disolución, sólo existen la Suprema Personalidad de Dios y Sus acompañantes; los elementos materiales no existen. Esto está confirmado en las Escrituras védicas. Vāsudevo vā idam agra āsīn na brahmā na ca śaṅkaraḥ. El significado de este mantra es que antes de la creación no había existencia de Brahmā ni de Śiva, porque sólo existía Viṣṇu. Viṣṇu existe en Su morada, los Vaikuṇṭhas. Hay innumerables planetas Vaikuṇṭhas en el cielo espiritual, y en cada uno de ellos reside Viṣṇu con Sus acompañantes y Sus enseres. También se confirma en la Bhagavad-gītā que, aunque la creación se disuelve periódicamente, hay otra morada que no se disuelve jamás. La palabra «creación» se refiere a la creación material, porque en el mundo espiritual todo existe eternamente, y no hay creación ni disolución.

El Señor indica con esto que, antes de la creación material, Él existía plenamente, con todas Sus opulencias trascendentales, que comprenden toda la fuerza, toda la riqueza, toda la belleza, todo el conocimiento, toda la fama y toda la renunciación. Si se piensa en un rey, se piensa espontáneamente en sus secretarios, ministros, jefes militares, palacios y demás. Puesto que un rey tiene tan grandes opulencias, se puede tratar de imaginar las opulencias de la Suprema Personalidad de Dios. Cuando el Señor dice aham, debe entenderse, por tanto, que Él existe con plena potencia, incluyendo todas las opulencias.

La palabra yat se refiere a Brahman, la refulgencia impersonal del Señor. En la Brahma-saṁhitā (5.40) se dice: tad brahma niṣkalam anantam aśeṣa-bhūtam: La refulgencia Brahman se extiende sin límites. Así como el Sol es un planeta localizado, cuyos rayos se extienden ilimitadamente desde ese origen, también la Verdad Absoluta es la Suprema Personalidad de Dios cuya refulgencia de energía, el Brahman, se extiende ilimitadamente. La creación surge de esa energía Brahman, lo mismo que una nube surge en la luz del Sol. De la nube viene la lluvia, de la lluvia la vegetación, y de la vegetación vienen los frutos y las flores, que son la base de la subsistencia para muchas otras formas de vida. Igualmente, el brillo refulgente del cuerpo del Señor Supremo es la causa de la creación de infinitos universos. La refulgencia Brahman es impersonal, pero la causa de esa energía es la Suprema Personalidad de Dios. De Él, desde Su morada, los Vaikuṇṭhas, emana ese brahmajyoti. Él nunca es impersonal. Puesto que los impersonalistas no pueden entender el origen de la energía Brahman, prefieren pensar erróneamente que ese Brahman impersonal es la finalidad última o absoluta. Pero, como se dice en los Upaniṣads, para ver el rostro del Señor Supremo hay que penetrar en la refulgencia impersonal. Si se quiere alcanzar el origen de la luz del Sol, hay que llegar hasta él viajando a través de su brillo, y allí se encontrará a la deidad regente. La Verdad Absoluta es la Persona Suprema, Bhagavān, como explica el Śrīmad-Bhāgavatam.

Sat significa «efecto», asat significa «causa», y param se refiere a la verdad máxima, que es trascendental a toda causa y efecto. La causa de la creación es el mahat-tattva, la energía material total, y su efecto es la creación en sí. Pero, ni causa ni efecto existían en el principio; emanaron de la Suprema Personalidad de Dios, tal como sucedió con la energía del tiempo. Así lo afirma el Vedānta-sūtra (janmādy asya yataḥ). El origen del nacimiento de la manifestación cósmica, o mahat-tattva, es la Personalidad de Dios. Esto se confirma en el Śrīmad-Bhāgavatam y en la Bhagavad-gītā. En la Bhagavad-gītā (10.8), el Señor dice: ahaṁ sarvasya prabhavaḥ: «Yo soy el manantial de todas las emanaciones». Como el cosmos material es temporal, a veces está manifestado y a veces no manifestado, pero su energía emana del Supremo Señor Absoluto. Antes de la creación no había ni causa ni efecto, pero la Suprema Personalidad de Dios existía con Su opulencia y energía completas.

Las palabras paścād aham indican que el Señor existe después de la disolución de la manifestación cósmica. Una vez disuelto el mundo material, el Señor existe aún personalmente en los Vaikuṇṭhas. Durante la creación, el Señor también existe, tal como es, en los Vaikuṇṭhas, y existe también como la Superalma dentro de los universos materiales. Así se confirma en la Brahma-saṁhitā (5.37): goloka eva nivasati: Aunque está perfecta y eternamente presente en Goloka Vṛndāvana, en Vaikuṇṭha, Él, es omnipresente (akhilātma-bhūtaḥ). El aspecto omnipresente del Señor se llama Superalma. En la Bhagavad-gītā se dice: ahaṁ kṛtsnasya jagataḥ prabhavaḥ: La manifestación cósmica es un despliegue de la energía del Señor Supremo. Los elementos materiales, tierra, agua, fuego, aire, éter, mente, inteligencia y ego falso, manifiestan la energía inferior del Señor, y las entidades vivientes son Su energía superior. Puesto que la energía del Señor no es diferente de Él, todo lo que existe es, de hecho, Kṛṣṇa, en Su aspecto impersonal. El brillo del Sol, la luz del Sol y su calor no son diferentes del Sol, y, sin embargo, son al mismo tiempo distintas energías del Sol. De manera semejante, la manifestación cósmica y las entidades vivientes son energías del Señor, y se consideran uno con Él y, simultáneamente, diferentes de Él. Por esto el Señor dice: «Yo lo soy todo», porque todo es Su energía y, por tanto, no es diferente de Él.

Yo ’vaśiṣyeta so ’smy aham indica que el Señor es el equilibrio que existe después de la disolución de la creación. La manifestación espiritual no se desvanece jamás. Pertenece a la energía interna del Señor Supremo y existe eternamente. Cuando la manifestación externa es retraída, las actividades espirituales en Goloka y en el resto de los Vaikuṇṭhas continúa, sin la restricción del tiempo material, que no existe en el mundo espiritual. Por eso en la Bhagavad-gītā (15.6) se dice: yad gatvā na nivartante tad dhāma paramaṁ mama: «La morada de la que no se vuelve a este mundo material es la morada suprema del Señor».