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Bg. 9.2

Texto

rāja-vidyā rāja-guhyaṁ
pavitram idam uttamam
pratyakṣāvagamaṁ dharmyaṁ
su-sukhaṁ kartum avyayam

Palabra por palabra

rāja-vidyā — el rey de la educación; rāja-guhyam — el rey del conocimiento confidencial; pavitram — el más puro; idam — este; uttamam — trascendental; pratyakṣa — mediante la experiencia directa; avagamam — entendido; dharmyam — el principio de la religión; su-sukham — muy feliz; kartum — de ejecutar; avyayam — eterno.

Traducción

Este conocimiento es el rey de la educación y el más secreto de todos los secretos. Es el conocimiento más puro de todos, y como brinda una percepción directa del ser mediante la iluminación, es la perfección de la religión. Además, es eterno, y se practica con alegría.

Significado

Este capítulo del Bhagavad-gītā se denomina el rey de la educación, porque es la esencia de todas las doctrinas y filosofías que se explicaron antes. Entre los principales filósofos de la India, se encuentran Gautama, Kaṇāda, Kapila, Yājñavalkya, Śāṇḍilya y Vaiśvānara. Y, finalmente, se tiene a Vyāsadeva, el autor del Vedānta-sūtra. Así que no hay escasez de conocimiento en el campo de la filosofía o del conocimiento trascendental. Ahora bien, el Señor dice que este noveno capítulo es el rey de todo ese conocimiento, la esencia de todo el conocimiento que se puede adquirir del estudio de los Vedas y de las diferentes clases de filosofías. Es el conocimiento más confidencial de todos, porque el conocimiento confidencial o trascendental entraña el entender la diferencia que hay entre el alma y el cuerpo. Y el rey de todo el conocimiento confidencial culmina en el servicio devocional.

Por lo común, a la gente no se la educa en lo que se refiere a ese conocimiento confidencial, sino que se la educa en el conocimiento externo. En lo que respecta a la educación ordinaria, la gente está ocupada en muchísimos departamentos: política, sociología, física, química, matemáticas, astronomía, ingeniería, etc. Hay muchos departamentos del conocimiento por todas partes del mundo y muchas universidades inmensas, pero, desafortunadamente, no hay ninguna universidad ni institución educativa en la que se imparta la ciencia del alma espiritual. Sin embargo, el alma es la parte más importante de este cuerpo; sin la presencia del alma, el cuerpo carece de valor. Aun así, la gente le está dando mucho énfasis a las necesidades corporales de la vida, sin preocuparse por el alma, que es vital.

El Bhagavad-gītā, especialmente desde el segundo capítulo en adelante, recalca la importancia del alma. En el mismo comienzo, el Señor dice que este cuerpo es perecedero y que el alma no lo es (antavanta ime dehā nityasyoktāḥ śarīriṇaḥ). Ésa es una parte confidencial del conocimiento: el simple hecho de saber que el alma espiritual es diferente de este cuerpo, y que su naturaleza es inmutable, indestructible y eterna. No obstante, eso no da ninguna información positiva acerca del alma. A veces la gente tiene la impresión de que el alma es diferente del cuerpo, y que cuando el cuerpo se termina, o cuando uno se libera del cuerpo, el alma permanece en un vacío y se vuelve impersonal. Pero, en realidad, eso no es cierto. ¿Cómo es posible que el alma, que es tan activa dentro de este cuerpo, se vuelva inactiva después de liberarse de él? El alma siempre es activa. Si es eterna, entonces es eternamente activa, y sus actividades en el reino espiritual son la parte más confidencial del conocimiento espiritual. Aquí se indica, por lo tanto, que esas actividades del alma espiritual son el rey de todo el conocimiento, la parte más confidencial de todo el conocimiento.

Este conocimiento es la forma más pura de todas las actividades, tal como se explica en la literatura védica. En el Padma Purāṇa se han analizado las actividades pecaminosas del hombre, y se ha señalado que son los resultados de un pecado tras otro. Aquellos que están dedicados a las actividades fruitivas, están enredados en diferentes etapas y formas de reacciones pecaminosas. Por ejemplo, cuando se planta la semilla de un determinado árbol, éste no aparece de inmediato, sino que toma algún tiempo en hacerlo. Primero es un pequeño retoño, luego adopta la forma de un árbol, luego florece y da su fruto, y cuando se completa su desarrollo, las personas que plantaron la semilla del árbol disfrutan de las flores y las frutas. De la misma manera, un hombre ejecuta un acto pecaminoso, y, como una semilla, éste se toma su tiempo en fructificar. Hay diferentes etapas de ello. Puede que la acción pecaminosa ya haya cesado en el individuo, pero los resultados del fruto de esa acción pecaminosa aún están por disfrutarse. Hay pecados que aún están en forma de semilla, y hay otros que ya han fructificado y que nos están dando su fruto, el cual estamos disfrutando en la forma de dolor y congoja.

Como se explicó en el vigésimo octavo verso del séptimo capítulo, la persona que ha terminado por completo con las reacciones de todas las actividades pecaminosas y que está plenamente dedicada a las actividades piadosas, estando libre de la dualidad de este mundo material, se ocupa en el servicio devocional que se le presta a la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa. En otras palabras, aquellos que verdaderamente están dedicados al servicio devocional del Señor Supremo, ya están libres de todas las reacciones. Esa declaración se confirma en el Padma Purāṇa:

aprārabdha-phalaṁ pāpaṁ
kūṭaṁ bījaṁ phalonmukham
krameṇaiva pralīyeta
viṣṇu-bhakti-ratātmanām

En aquellos que están dedicados al servicio devocional que se le presta a la Suprema Personalidad de Dios, todas las reacciones pecaminosas, bien sea que hayan fructificado, que estén almacenadas o que se encuentren en forma de semilla, gradualmente se desvanecen. Por lo tanto, la potencia purificadora del servicio devocional es muy fuerte, y se denomina pavitram uttamam, lo más puro de todo. Uttama significa trascendental. Tamas significa «este mundo material» o «la oscuridad», y uttama significa «aquello que es trascendental a las actividades materiales». Nunca se debe considerar que las actividades devocionales son materiales, aunque a veces dé la impresión de que los devotos se ocupan tal como los hombres ordinarios. Aquel que puede ver y que está familiarizado con el servicio devocional, sabe que las actividades devocionales no son actividades materiales. Todas ellas son espirituales y devocionales, y no están contaminadas por las modalidades de la naturaleza material.

Se dice que la ejecución del servicio devocional es tan perfecta, que uno puede percibir sus resultados directamente. Ese resultado directo se percibe de hecho, y tenemos experiencia práctica de que cualquier persona que canta los santos nombres de Kṛṣṇa (Hare Kṛṣṇa, Hare Kṛṣṇa, Kṛṣṇa Kṛṣṇa, Hare Hare/ Hare Rāma, Hare Rāma, Rāma Rāma, Hare Hare), cuando canta sin ofensas, siente un placer trascendental, y muy rápidamente se purifica de toda la contaminación material. Esto se ve en la realidad. Además, si uno no solo se dedica a oír sino también a tratar de divulgar el mensaje de las actividades devocionales, o si se dedica a ayudar en las actividades misioneras del proceso de conciencia de Kṛṣṇa, gradualmente va sintiendo un progreso espiritual. Ese adelanto en la vida espiritual no depende de ninguna clase de educación o aptitud previa. El método en sí es tan puro, que, por el simple hecho de dedicarse a él, uno se vuelve puro.

En el Vedānta-sūtra (3.2.26) también se describe eso con las siguientes palabras: prakāśaś ca karmaṇy abhyāsāt. «El servicio devocional es tan potente, que, con tan solo dedicarse a las actividades del servicio devocional, uno se ilumina sin duda alguna». Un ejemplo práctico de esto se tiene en la vida anterior de Nārada, quien en esa vida resultó ser el hijo de una sirvienta. Él no nació en una familia de clase alta, ni recibió ninguna educación. Pero cuando su madre se ocupaba en servir a los grandes devotos, Nārada también se ocupaba, y en ocasiones, en ausencia de su madre, él mismo servía a los grandes devotos. Nārada dice personalmente:

ucchiṣṭa-lepān anumodito dvijaiḥ
sakṛt sma bhuñje tad-apāsta-kilbiṣaḥ
evaṁ pravṛttasya viśuddha-cetasas
tad-dharma evātma-ruciḥ prajāyate

En este verso del Śrīmad-Bhāgavatam (1.5.25), Nārada le describe su vida anterior a su discípulo Vyāsadeva. Él cuenta que, mientras hizo de niño sirviente de esos devotos purificados, durante los cuatro meses de su estadía, él se estuvo asociando íntimamente con ellos. A veces esos sabios dejaban en sus platos remanentes de su comida, y el muchacho, que era quien les lavaba los platos, quería probar esos remanentes. Así que, él les pedía permiso a los grandes devotos, y cuando ellos se lo daban, Nārada se comía los remanentes, en virtud de lo cual se liberó de todas las reacciones pecaminosas. A medida que él iba comiendo, el corazón se le iba volviendo tan puro como el de los sabios. Mediante el proceso de oír y cantar, los grandes devotos disfrutaban del sabor de prestarle al Señor un servicio devocional continuo, y en Nārada se fue desarrollando gradualmente el mismo gusto. Nārada dice, además:

tatrānv-ahaṁ kṛṣṇa-kathāḥ pragāyatām
anugraheṇāśṛṇavaṁ mano-harāḥ
tāḥ śraddhayā me ’nu-padaṁ viśṛṇvataḥ
priyaśravasy aṅga mamābhavad ruciḥ

Por el hecho de relacionarse con los sabios, Nārada adquirió un gusto por el proceso de oír y cantar las glorias del Señor, y en él se desarrolló un gran deseo de realizar servicio devocional. De modo que, como se describe en el Vedānta-sūtra: prakāśaś ca karmaṇy abhyāsāt, si uno simplemente se dedica a los actos del servicio devocional, todo se le revelará automáticamente y podrá entender. Eso se denomina pratyakṣa, «lo que se percibe directamente».

La palabra dharmyam significa «el sendero de la religión». Nārada era de hecho el hijo de una sirvienta. Él no tuvo la oportunidad de ir al colegio. Él simplemente asistía a su madre, y, afortunadamente, ella les prestaba algún servicio a los devotos. El niño Nārada también tuvo la oportunidad, y, simplemente por medio de la compañía, alcanzó la máxima meta de toda religión. La máxima meta de toda religión la constituye el servicio devocional, tal como se declara en el Śrīmad-Bhāgavatam (sa vai puṁsāṁ paro dharmo yato bhaktir adhokṣaje). Por lo general, la gente religiosa no sabe que la máxima perfección de la religión la constituye la consecución del servicio devocional. Como ya lo hemos discutido en relación con el último verso del capítulo ocho (vedeṣu yajñeṣu tapaḥsu caiva), para la autorrealización se requiere generalmente del conocimiento védico. Pero aquí vemos que, aunque Nārada nunca fue a la escuela del maestro espiritual y no fue educado en lo que respecta a los principios védicos, no obstante obtuvo los máximos resultados que se pueden obtener del estudio védico. Este proceso es tan potente, que, incluso sin ejecutar el proceso religioso de un modo regular, uno puede ser ascendido hasta la máxima perfección. ¿Cómo es posible? Eso también se confirma en la literatura védica: ācāryavān puruṣo veda. Aquel que se relaciona con grandes ācāryas, incluso si no es educado o si nunca ha estudiado los Vedas, puede llegar a familiarizarse con todo el conocimiento necesario para lograr la iluminación.

El proceso del servicio devocional es un proceso muy dichoso (su-sukham). ¿Por qué? El servicio devocional consiste en śravaṇaṁ kīrtanaṁ viṣṇoḥ, por lo cual uno simplemente tiene que oír el canto de las glorias del Señor o asistir a conferencias filosóficas acerca del conocimiento trascendental, dictadas por ācāryas autorizados. Con solo sentarse, uno puede aprender; luego, uno puede comer los remanentes de la comida que se le ofrece a Dios, platos buenos y sabrosos. El servicio devocional es dichoso en cada etapa. Uno puede ejecutar servicio devocional incluso en medio de la mayor pobreza. El Señor dice: patraṁ puṣpaṁ phalaṁ toyam, Él está dispuesto a aceptar cualquier clase de ofrenda que le haga el devoto, sea lo que fuere. Incluso una hoja, una flor, un pedazo de fruta o un poco de agua, todo lo cual se consigue en cualquier parte del mundo, puede ofrecerlo cualquier persona, sea cual fuere su posición social, y ello será aceptado si se ofrece con amor. Hay muchos ejemplos de ello en la historia. Por el simple hecho de saborear las hojas de tulasī ofrecidas a los pies de loto del Señor, grandes sabios, tales como Sanat-kumāra, se volvieron grandes devotos. Por consiguiente, el proceso devocional es muy hermoso, y se puede llevar a cabo con alegría. Dios acepta únicamente el amor con el que las cosas se le ofrecen a Él.

Aquí se dice que este servicio devocional existe eternamente. No es como lo describen los filósofos māyāvādīs. Aunque a veces ellos emprenden un supuesto servicio devocional, creen que mientras no se liberen van a continuar realizándolo, pero al final, cuando se liberen, «se volverán uno con Dios». Esa clase de servicio devocional temporal y contemporizador no se acepta como servicio devocional puro. El verdadero servicio devocional continúa incluso después de la liberación. Cuando el devoto va al planeta espiritual del Reino de Dios, ahí también se dedica a servir al Señor Supremo. Él no trata de volverse uno con el Señor Supremo.

Como se verá en el Bhagavad-gītā, el verdadero servicio devocional comienza después de la liberación. Después de que uno se libera, cuando uno se sitúa en la posición Brahman (brahma-bhūta), comienza el servicio devocional de uno (samaḥ sarveṣu bhūteṣu mad-bhaktiṁ labhate parām). Nadie puede llegar a entender a la Suprema Personalidad de Dios mediante la ejecución de karma-yoga, jñāna-yoga, aṣṭāṅga-yoga o cualquier otro yoga, independientemente. Puede que mediante esos métodos yóguicos uno progrese un poco hacia el bhakti-yoga, pero si no se llega a la etapa del servicio devocional, no se puede entender lo que es la Personalidad de Dios. En el Śrīmad-Bhāgavatam también se confirma que, cuando uno se ha purificado mediante la ejecución del proceso del servicio devocional, especialmente mediante el proceso de oír el Śrīmad-Bhāgavatam o el Bhagavad-gītā de labios de almas iluminadas, puede entonces entender la ciencia de Kṛṣṇa, o la ciencia de Dios. Evaṁ prasanna-manaso bhagavad-bhakti- yogataḥ. Cuando el corazón de uno se limpia de todas las tonterías, puede uno entonces entender lo que es Dios. Así pues, el proceso del servicio devocional, el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, es el rey de toda la educación y el rey de todo el conocimiento confidencial. Ese proceso es la forma más pura de la religión, y se puede ejecutar con alegría sin ninguna dificultad. Por lo tanto, uno debe adoptarlo.