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CAPÍTULO 4

Durvāsā Muni ofende a Ambarīṣa Mahārāja

Este capítulo relata la historia de Mahārāja Nabhaga, de su hijo Nābhāga, y de Mahārāja Ambarīṣa.

Nabhaga, el hijo de Manu, tuvo un hijo, Nābhāga, que vivió durante muchos años en el gurukula. Mientras se hallaba ausente, sus hermanos se repartieron el reino sin tenerle en cuenta, y, cuando Nābhāga regresó al hogar, le dijeron que la parte reservada para él era su propio padre. Nābhāga fue a ver a su padre y le contó lo que sus hermanos habían hecho; el padre entonces lo descubrió el engaño y le aconsejó que, para asegurarse el sustento, fuese al recinto de sacrificios y explicase dos mantras para que se cantasen allí. Nābhāga cumplió la orden de su padre, de modo que Aṅgirā y otras grandes personas santas le entregaron todo el dinero reunido en el sacrificio. Para probar a Nābhāga, el Señor Śiva le cuestionó su derecho sobre aquellas riquezas, pero, satisfecho con su conducta, acabó ofreciéndoselas.

De Nābhāga nació Ambarīṣa, devoto muy célebre y poderoso. Aunque fue emperador del mundo entero, Mahārāja Ambarīṣa consideraba sus opulencias algo temporal. En verdad, sabiendo que las opulencias materiales son causa de caída a la vida condicionada, estaba desapegado de ellas. Mahārāja Ambarīṣa ocupó la mente y los sentidos en el servicio del Señor. Ese proceso de renuncia positiva recibe el nombre de yukta-vairāgya, y es muy apropiado para adorar a la Suprema Personalidad de Dios. Mahārāja Ambarīṣa, como emperador, gozaba de una opulencia inmensa, que empleó en su práctica de servicio devocional. Debido a ello, a pesar de sus riquezas, no sentía apego por su mujer, sus hijos o su reino. Sus sentidos estaban constantemente dedicados al servicio del Señor, de modo que ni siquiera deseaba la liberación, por no hablar del disfrute de la opulencia material.

Un día, mientras Mahārāja Ambarīṣa adoraba a la Suprema Personalidad de Dios en Vṛndāvana, observando el voto de dvādaśī, el gran yogī místico Durvāsā se presentó en su casa. Era dvādaśī, el día que sigue a ekādaśī, y el rey Ambarīṣa estaba a punto de romper su ayuno. El rey consideró a Durvāsā Muni su invitado y le ofreció una respetuosa bienvenida. Durvāsā Muni, después de aceptar su invitación a comer, fue a bañarse al río Yamunā. Era mediodía, y Durvāsā, debido a su estado de samādhi, tardó en regresar. Mahārāja Ambarīṣa, viendo que el plazo para romper su ayuno estaba a punto de expirar, consultó con brāhmaṇas eruditos y bebió un poquito de agua para cumplir con la formalidad de romper el ayuno. Mediante su poder místico, Durvāsā Muni se dio cuenta de lo ocurrido y se puso furioso. A su regreso reprendió a Mahārāja Ambarīṣa; pero, no contento con ello, se arrancó unos cabellos y creó un demonio que tenía el aspecto del fuego de la muerte. Sin embargo, la Suprema Personalidad de Dios, que siempre protege a Su devoto, envió Su disco, el cakra Sudarśana, para proteger a Mahārāja Ambarīṣa. El disco acabó rápidamente con el demonio en llamas y comenzó a perseguir a Durvāsā, que tanta envidia tenía de Mahārāja Ambarīṣa. Huyendo de él, Durvāsā pasó por Śivaloka, Brahmaloka y todos los demás planetas superiores, pero no hallaba protección contra la ira del cakra Sudarśana. Por último, fue al mundo espiritual y se rindió ante el Señor Nārāyaṇa; pero el Señor Nārāyaṇa no podía disculpar a una persona que había ofendido a un vaiṣṇava. Para que la ofensa le fuese perdonada, tendría que humillarse ante el vaiṣṇava a quien había ofendido. No hay otra manera de ser perdonado. De ese modo, el Señor Nārāyaṇa aconsejó a Durvāsā que regresase a pedir perdón a Mahārāja Ambarīṣa.

Text 1:
Śukadeva Gosvāmī dijo: El hijo de Nabhaga llamado Nābhāga vivió durante mucho tiempo con su maestro espiritual. Por esa razón, sus hermanos pensaron que no iba a ser gṛhastha y que no volvería; de modo que, sin dejarle nada a él, se repartieron la propiedad paterna. Cuando Nābhāga regresó del āśrama de su maestro espiritual, sus hermanos le dijeron que su parte de la herencia era su padre.
Text 2:
Nābhāga preguntó: «Mis queridos hermanos, ¿qué parte me han reservado de la propiedad de nuestro padre?». Sus hermanos mayores respondieron: «Te hemos dejado a nuestro padre». Pero cuando Nābhāga fue a ver a su padre y le dijo: «Mi querido padre, mis hermanos mayores me han dicho que tú eres mi parte de la herencia», el padre le contestó: «Mi querido hijo, no confíes en sus palabras. Te engañan. Yo no soy de tu propiedad».
Text 3:
El padre de Nābhāga dijo: Los descendientes de Aṅgirā van a celebrar un gran sacrificio, pero, aunque son muy inteligentes, al sexto día se confundirán en los rituales y cometerán errores en sus deberes diarios.
Texts 4-5:
El padre de Nābhāga continuó: «Ve donde esas grandes almas y explícales dos himnos védicos relacionados con Vaiśvadeva. Cuando los grandes sabios hayan completado el sacrificio y se estén marchando a los planetas celestiales, te darán los remanentes del dinero que hayan recibido en el sacrificio. Así pues, ve allí inmediatamente». Así, Nābhāga hizo todo lo que su padre le había aconsejado, y los grandes sabios de la dinastía de Aṅgirā, antes de marcharse a los planetas celestiales, le dejaron todas sus riquezas.
Text 6:
Después de esto, mientras Nābhāga recogía las riquezas, una persona de aspecto negruzco que venía del norte se le acercó diciendo: «Todas las riquezas de este recinto de sacrificios me pertenecen».
Text 7:
Nābhāga dijo entonces: «Estas riquezas son mías. Las grandes personas santas me las han dado». Cuando Nābhāga dijo esto, la persona de aspecto negruzco contestó: «Vamos a ver a tu padre y que él resuelva la disputa». Conforme a esto, Nābhāga preguntó a su padre.
Text 8:
El padre de Nābhāga dijo: Todo lo que los grandes sabios sacrificaron en el recinto del Dakṣa-yajña, se lo ofrecieron al Señor Śiva para que participara de ello. Por lo tanto, no cabe duda de que todo lo que hay en el recinto de sacrificios pertenece al Señor Śiva.
Text 9:
Entonces, después de ofrecer reverencias al Señor Śiva, Nābhāga dijo: ¡Oh, señor adorable!, todo lo que hay en el recinto de sacrificios es tuyo. Así lo ha afirmado mi padre. Ahora, con gran respeto, postro mi cabeza ante ti para pedir tu misericordia.
Text 10:
El Señor Śiva dijo: Todo lo que tu padre ha dicho es verdad, y tú estás repitiendo la misma verdad. Por esa razón, yo, que conozco los mantras védicos, voy a explicarte el conocimiento trascendental.
Text 11:
El Señor Śiva dijo: «Ahora puedes quedarte con todos los remanentes de riquezas del sacrificio, pues yo te los doy». Tras decir esto, el Señor Śiva, que es un firme seguidor de los principios religiosos, desapareció del lugar.
Text 12:
Quien escuche, recite o recuerde esta narración por la mañana y al anochecer, poniendo en ello mucha atención, ciertamente llegará a ser un erudito, experto en la comprensión de los himnos védicos y en la autorrealización.
Text 13:
De Nābhāga nació Mahārāja Ambarīṣa, que fue un devoto excelso y glorificado por sus grandes méritos. A pesar de ser maldecido por un brāhmaṇa infalible, la maldición no logró afectarle.
Text 14:
El rey Parīkṣit preguntó: ¡Oh, gran personalidad!, Mahārāja Ambarīṣa era realmente una persona muy excelsa y de grandes méritos. Deseo escuchar acerca de él. ¡Qué sorprendente es que la maldición de un brāhmaṇa, que es algo insuperable, no pudiera actuar sobre él!
Texts 15-16:
Śukadeva Gosvāmī dijo: Mahārāja Ambarīṣa, la más afortunada personalidad, obtuvo el gobierno del mundo entero, que está compuesto de siete islas; su prosperidad y su opulencia en la Tierra fueron inagotables e ilimitadas. Aunque esa posición rara vez se alcanza, Mahārāja Ambarīṣa no le dio la menor importancia, pues sabía perfectamente que toda aquella opulencia era material y que, como las cosas imaginadas en los sueños, acabaría destruida. El rey sabía que esa opulencia, en manos de un no devoto, se convierte en la causa de su progresivo hundimiento en la modalidad de la oscuridad de la naturaleza material.
Text 17:
Mahārāja Ambarīṣa era un gran devoto de la Suprema Personalidad de Dios, Vāsudeva, y de las personas santas que son devotos del Señor. Debido a esa devoción, consideraba el universo entero tan insignificante como un simple guijarro.
Texts 18-20:
Mahārāja Ambarīṣa ocupó siempre la mente en meditar en los pies de loto de Kṛṣṇa, las palabras en cantar las glorias del Señor, las manos en limpiar el templo del Señor, y los oídos en escuchar palabras de Kṛṣṇa o acerca de Kṛṣṇa. Los ojos, los ocupó en ver a la Deidad de Kṛṣṇa, los templos de Kṛṣṇa y los lugares en que vivió Kṛṣṇa, como Mathurā y Vṛndāvana; el tacto lo ocupó en tocar el cuerpo de los devotos del Señor, el olfato en oler la fragancia de las hojas de tulasī ofrecidas al Señor, y la lengua en saborear el prasāda del Señor. Mahārāja Ambarīṣa ocupaba las piernas en caminar hasta los lugares sagrados y los templos del Señor, la cabeza en postrarse ante el Señor, y todos Sus deseos en servir al Señor, las veinticuatro horas del día. En verdad, nunca deseó nada para complacer sus propios sentidos. Ocupó todos sus sentidos en servicio devocional, en diversas ocupaciones relacionadas con el Señor. Esa es la forma de aumentar el apego por el Señor y estar completamente libre de todo deseo material.
Text 21:
Mientras cumplía con sus deberes prescritos como rey, Mahārāja Ambarīṣa siempre ofreció los resultados de sus actividades como rey a la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, que es el disfrutador de todo y está más allá de la percepción de los sentidos materiales. Siguiendo los consejos de brāhmaṇas que eran fieles devotos del Señor, gobernó el planeta Tierra sin dificultad.
Text 22:
En los países desérticos por donde fluía el río Sarasvatī, Mahārāja Ambarīṣa celebró grandes sacrificios, como el aśvamedha-yajña, y de ese modo satisfizo al señor de todos los yajñas, la Suprema Personalidad de Dios. Esos sacrificios se celebraron con gran opulencia, con los útiles adecuados y con donaciones de dakṣiṇā a los brāhmaṇas, supervisados por grandes personalidades como Vasiṣṭha, Asita y Gautama en representación del rey, por cuya voluntad se celebraba el sacrificio.
Text 23:
En el sacrificio organizado por Mahārāja Ambarīṣa, los miembros de la asamblea y los sacerdotes [en especial el hotā, el udgātā, el brahmā y el adhvaryu] iban vestidos tan suntuosamente que parecían semidioses. Todos ellos velaron con suma atención por la correcta celebración del yajña.
Text 24:
Los súbditos del estado de Mahārāja Ambarīṣa se acostumbraron a cantar y escuchar las gloriosas actividades de la Personalidad de Dios. Así, nunca aspiraron a elevarse a los planetas celestiales, que hasta a los semidioses les son muy queridos.
Text 25:
Aquellos que rebosan de la felicidad trascendental de ofrecer servicio a la Suprema Personalidad de Dios no sienten interés ni siquiera por los logros de los grandes místicos, pues esos logros no aumentan la bienaventuranza trascendental del devoto puro que siempre piensa en Kṛṣṇa en lo más profundo de su corazón.
Text 26:
De esta forma, el rey de este planeta, Mahārāja Ambarīṣa, se ocupó en el servicio devocional del Señor, y, en ese esfuerzo, se sometió a rigurosas austeridades. Satisfaciendo siempre a la Suprema Personalidad de Dios mediante las actividades propias de su posición constitucional, poco a poco fue abandonando todos los deseos materiales.
Text 27:
Mahārāja Ambarīṣa abandonó todo apego por los asuntos domésticos, las esposas, los hijos, los amigos y familiares, los elefantes mejores y más poderosos, las hermosas cuadrigas y carruajes, los caballos, las joyas de incalculable valor, los adornos, las ropas y su inagotable tesoro. Considerándolo temporal y material, abandonó el apego por todo ello.
Text 28:
Muy complacido con la devoción pura de Mahārāja Ambarīṣa, la Suprema Personalidad de Dios dio al rey Su disco, que causa temor a los enemigos y siempre protege al devoto de enemigos y adversidades.
Text 29:
Para adorar al Señor Kṛṣṇa, Mahārāja Ambarīṣa y su reina, que era tan cualificada como él, observaron el voto de ekādaśī y dvādaśī durante un año.
Text 30:
En el mes de Kārtika, después de seguir ese voto durante un año, Mahārāja Ambarīṣa observó ayuno durante tres noches y, después de bañarse en el Yamunā, adoró a la Suprema Personalidad de Dios, Hari, en Madhuvana.
Texts 31-32:
Siguiendo los principios regulativos de mahābhiṣeka, Mahārāja Ambarīṣa celebró la ceremonia de baño de la Deidad del Señor Kṛṣṇa con todos los útiles necesarios; después, vistió a la Deidad con hermosos vestidos, adornos, collares de flores fragantes y otros artículos con que se adora al Señor. Con atención y devoción, adoró a Kṛṣṇa y a todos los brāhmaṇas, que eran muy afortunados y estaban libres de deseos materiales.
Texts 33-35:
A continuación, Mahārāja Ambarīṣa satisfizo a todos los que visitaron su casa, y en especial a los brāhmaṇas. Como caridad, dio sesenta karors de vacas, que llevaban los cuernos chapados en oro y las pezuñas cubiertas con plata. Todas las vacas llevaban mantos decorativos y tenían las ubres llenas de leche. Eran de naturaleza mansa, jóvenes y bonitas, y venían acompañadas de sus terneros. Después de dar las vacas, el rey dio de comer suntuosamente a todos los brāhmaṇas y, cuando estuvieron plenamente satisfechos, con su permiso se dispuso a observar el final del ekādaśī rompiendo su ayuno. Sin embargo, justo en ese momento hizo su aparición una visita inesperada: el muy poderoso místico Durvāsā Muni.
Text 36:
El rey Ambarīṣa se levantó para recibir a Durvāsā Muni, y le ofreció un asiento y artículos de adoración. A continuación, sentándose a sus pies, el rey rogó al gran sabio que comiese.
Text 37:
Durvāsā Muni aceptó complacido la invitación de Mahārāja Ambarīṣa, pero antes fue al río Yamunā para realizar las ceremonias rituales prescritas. Una vez allí, se sumergió en las aguas del auspicioso Yamunā y meditó en el Brahman impersonal.
Text 38:
Mientras tanto, solo quedaba un muhūrta del día de dvādaśī para romper el ayuno, de modo que era absolutamente necesario romperlo sin más demora. En esa peligrosa situación, el rey consultó con brāhmaṇas eruditos.
Texts 39-40:
El rey dijo: «Ciertamente, quebrantar las leyes del respeto debido a los brāhmaṇas es una gran ofensa. Por otra parte, si se deja pasar el dvādaśī sin romper el ayuno, el voto observado es imperfecto. Así pues, ¡oh, brāhmaṇas!, si lo consideran auspicioso y no les parece irreligioso, beberé un poco de agua para romper mi ayuno». El rey tomó esta decisión después de consultar la opinión de los brāhmaṇas, quienes estimaron que beber agua puede considerarse comer, pero también puede considerarse no comer.
Text 41:
¡Oh, el mejor de la dinastía Kuru!, después de beber un poco de agua, el rey Ambarīṣa, meditando en la Suprema Personalidad de Dios dentro de su corazón, esperó el regreso del gran místico Durvāsā Muni.
Text 42:
Tras cumplir con las ceremonias rituales del mediodía, Durvāsā regresó del Yamunā. El rey le recibió bien, con grandes muestras de respeto, pero, con su poder místico, Durvāsā Muni se dio cuenta de que el rey Ambarīṣa había bebido agua sin su permiso.
Text 43:
Aún hambriento, con el cuerpo temblando, el gesto torvo y el ceño fruncido, Durvāsā Muni dirigió palabras cargadas de ira al rey Ambarīṣa, que permanecía ante él con las manos juntas.
Text 44:
¡Ay!, ¡miren cómo se porta este hombre cruel!, ¡No es devoto del Señor Viṣṇu! Orgulloso de su opulencia material y de su posición, se cree Dios. No hay más que ver cómo ha faltado a las leyes de la religión.
Text 45:
Mahārāja Ambarīṣa, me has invitado a comer, pero, en lugar de servirme a mí, que soy tu invitado, te has puesto a comer sin esperarme. Aguarda y verás el castigo que te doy por tu mala conducta.
Text 46:
Al decir esto, con la cara roja de ira, Durvāsā Muni se arrancó un mechón de pelos de la cabeza y, para castigar a Mahārāja Ambarīṣa, creó un demonio que parecía el fuego de la devastación.
Text 47:
Con un tridente en la mano, aquella criatura ardiente llegó ante Mahārāja Ambarīṣa, haciendo temblar la superficie de la Tierra con sus pasos. Pero el rey, al verle, ni se alteró, ni cambió en lo más mínimo su posición.
Text 48:
Como un fuego que, en el bosque, convierte rápidamente en cenizas a una serpiente furiosa, el cakra Sudarśana, el disco de la Suprema Personalidad de Dios, cumplió la orden del Señor y redujo inmediatamente a cenizas al demonio creado. De ese modo, protegió al devoto del Señor.
Text 49:
Al ver que su intento había fallado y que el cakra Sudarśana avanzaba hacia él, Durvāsā Muni, muy atemorizado, huyó en todas direcciones para salvar su vida.
Text 50:
Del mismo modo que las ardientes llamas de un incendio persiguen a una serpiente en el bosque, el disco de la Suprema Personalidad de Dios salió en persecución de Durvāsā Muni. Este, al ver el disco a sus espaldas, a punto de tocarle, corrió a toda velocidad hacia la montaña Sumeru para refugiarse en una cueva.
Text 51:
Durvāsā Muni huyó por todas partes y en todas direcciones; buscó protección en el cielo, en la superficie de la Tierra, en las cuevas, en el mar, en los planetas de los gobernantes de los tres mundos, e incluso en los planetas celestiales, pero, allí donde iba, siempre veía tras él el insoportable fuego del cakra Sudarśana.
Text 52:
Con el corazón lleno de miedo, Durvāsā Muni fue de un lugar a otro en busca de refugio, pero, al ver que no lo hallaba, finalmente fue a ver al Señor Brahmā y le dijo: «¡Oh, mi señor!, ¡oh, Señor Brahmā!, por favor, protégeme del ardiente cakra Sudarśana enviado por la Suprema Personalidad de Dios».
Texts 53-54:
El Señor Brahmā dijo: Al final de un dvi-parārdha, cuando el Señor da fin a Sus pasatiempos, el Señor Viṣṇu, con un simple gesto de Sus cejas, destruye el universo entero, y con él, nuestras propias moradas. Grandes personalidades como yo y el Señor Śiva, así como Dakṣa, Bhṛgu y los demás grandes santos, junto con los gobernantes de las entidades vivientes, de la sociedad humana y de los semidioses, nos sometemos a esa Suprema Personalidad de Dios, el Señor Viṣṇu, postrando nuestras cabezas, y cumplimos Sus órdenes para beneficio de todas las entidades vivientes.
Text 55:
Ante la negativa del Señor Brahmā, Durvāsā, muy atormentado por el ardiente fuego del cakra Sudarśana, trató de refugiarse en el Señor Śiva que siempre reside en su planeta, Kailāsa.
Text 56:
El Señor Śiva dijo: Mi querido hijo, yo, el Señor Brahmā y los demás semidioses, que damos vueltas por el universo falsamente convencidos de nuestra grandeza, no disponemos de ningún poder para competir con la Suprema Personalidad de Dios, pues el Señor, con una simple indicación, trae a la existencia y aniquila infinidad de universos, con todos sus habitantes.
Texts 57-59:
Yo [el Señor Śiva], Sanat-kumāra, Nārada, el muy venerado Señor Brahmā, Kapila [el hijo de Devahūti], Apāntaratama [el Señor Vyāsadeva], Devala, Yamarāja, Āsuri, Marīci y todas las demás personas santas, así como muchos otros que han alcanzado la perfección, conocemos el pasado, el presente y el futuro. Sin embargo, como estamos cubiertos por la energía ilusoria del Señor, no logramos entender hasta dónde se extiende esa energía ilusoria. Para resolver tu problema, debes acudir a esa Suprema Personalidad de Dios, pues tampoco nosotros podemos resistir el cakra Sudarśana. Ve al Señor Viṣṇu. Él, sin duda, será lo bastante bondadoso como para concederte toda buena fortuna.
Text 60:
Tras este desengaño, pues hasta el Señor Śiva le negó refugio, Durvāsā Muni fue a Vaikuṇṭha-dhāma, donde la Suprema Personalidad de Dios, Nārāyaṇa, reside con Su consorte, la diosa de la fortuna.
Text 61:
Abrasado por el calor del cakra Sudarśana, Durvāsā Muni, el gran místico, se postró a los pies de loto de Nārāyaṇa. Con el cuerpo tembloroso, dijo: ¡Oh, Señor ilimitado e infalible, protector del universo entero!, Tú eres el único objeto que los devotos pueden desear. Mi Señor, soy un gran ofensor. Por favor, protégeme.
Text 62:
¡Oh, mi Señor!, ¡oh, controlador supremo!, sin conocimiento de Tu ilimitado poderío, he ofendido a Tu muy querido devoto. Ten la inmensa bondad de salvarme de la reacción de esta ofensa. Tú puedes hacerlo todo, pues, incluso si una persona merece el infierno, Tú puedes liberarla por el simple hecho de despertar en su corazón el santo nombre de Tu Señoría.
Text 63:
La Suprema Personalidad de Dios dijo al brāhmaṇa: Yo dependo por completo de Mis devotos. En verdad, no tengo la menor independencia. Como ellos están libres de todo deseo material, Yo simplemente Me sitúo en lo más profundo de sus corazones. Pero, ¿qué puedo decir de Mi devoto, si hasta los devotos de Mi devoto Me son muy queridos?
Text 64:
¡Oh, el mejor de los brāhmaṇas!, sin esas personas santas, para quienes soy el único destino, Yo no deseo disfrutar de Mi felicidad trascendental ni de Mi opulencia suprema.
Text 65:
Los devotos puros abandonan su hogar, esposa, hijos, familiares, riquezas y hasta su misma vida solo por servirme, sin ningún deseo de progreso material ni en esta vida ni en la siguiente. ¿Cómo podría yo abandonar nunca a esos devotos?
Text 66:
Como mujeres castas que llegan a controlar a sus nobles maridos con el servicio que les ofrecen, los devotos puros, que son ecuánimes con todos y están completamente apegados a Mí en lo más profundo del corazón, llegan a dominarme por completo.
Text 67:
Mis devotos, que están siempre satisfechos de ocuparse en Mi servicio amoroso, ni siquiera se sienten atraídos por los cuatro principios de la liberación [sālokya, sārūpya, sāmīpya y sārṣṭi], aunque, con su servicio, los alcanzan de modo natural. ¿Qué puede decirse entonces de una felicidad perecedera, como la elevación a los sistemas planetarios superiores?
Text 68:
El devoto puro siempre está en lo más profundo de Mi corazón, y Yo estoy siempre en el corazón del devoto puro. Mis devotos no conocen nada aparte de Mí, y Yo no conozco a nadie más que a ellos.
Text 69:
¡Oh, brāhmaṇa!, permite que ahora te dé un consejo para tu propia protección. Escúchame, por favor. Al ofender a Mahārāja Ambarīṣa, has actuado con envidia de ti mismo. Por eso, debes ir a verle inmediatamente, sin perder ni un instante. Los supuestos poderes que se tengan, si se emplean contra un devoto, acaban, sin duda, por dañar a quien los utiliza. El perjudicado no es el objeto, sino el sujeto.
Text 70:
Ciertamente, la austeridad y la erudición son auspiciosas para los brāhmaṇas, pero, en manos de una persona de mal carácter, esa austeridad y esa erudición son muy peligrosas.
Text 71:
Por eso, ¡oh, el mejor de los brāhmaṇas!, debes acudir inmediatamente al rey Ambarīṣa, el hijo de Mahārāja Nābhāga. Te deseo toda buena fortuna. Si puedes satisfacer a Mahārāja Ambarīṣa, encontrarás la paz.