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CAPÍTULO 3

El matrimonio de Sukanyā y Cyavana Muni

En este capítulo se habla de la dinastía de Śaryāti, otro hijo de Manu. También se habla de Sukanyā y de Revatī.

Devajña Śaryāti dio instrucciones a los Aṅgirasas del modo de conducir la ceremonia ritual que celebraron en el segundo día de su yajña. Cierto día, Śaryāti y su hija, Sukanyā, visitaron el āśrama de Cyavana Muni. Al llegar allí, Sukanyā vio dos sustancias luminosas en el agujero de una lombriz de tierra, y ella, sin dar mucha importancia al asunto, las pinchó con una espina. El agujero, entonces, se llenó de sangre. Como consecuencia de ello, el rey Śaryāti y sus acompañantes sufrieron de estreñimiento y tampoco podían orinar. Al preguntar la razón de aquel cambio en su fortuna, averiguó que la causa de su desdicha era Sukanyā. Inmediatamente, todos ofrecieron oraciones a Cyavana Muni para satisfacerlo conforme a su deseo; aunque Cyavana Muni era muy anciano, Devajña Śaryāti le ofreció su hija como esposa.

Cierto día en que los hermanos Aśvinī-kumāras, los médicos celestiales, visitaron a Cyavana Muni, el muni les pidió que le devolviesen la juventud. Los dos médicos llevaron a Cyavana Muni a un determinado lago; después de bañarse en él, recobraron toda su juventud. Sukanyā, sin embargo, no acertó a reconocer a su esposo, hasta que los Aśvinī-kumāras, satisfechos con su castidad, le revelaron cuál de ellos era. Después de esto, Cyavana Muni ocupó al rey Śaryāti en la celebración del soma-yajña, y dio a los Aśvinī-kumāras el privilegio de beber soma-rasa. El Señor Indra, el rey del cielo, se enfadó mucho por ello, pero no pudo causar perjuicio alguno a Śaryāti. A partir de entonces, los médicos Aśvinī-kumāras pudieron tomar una parte del soma-rasa.

Más tarde, Śaryāti tuvo tres hijos, que se llamaron Uttānabarhi, Ānarta y Bhūriṣeṇa. Ānarta tuvo un hijo, Revata, quien, a su vez, fue padre de cien hijos. El mayor de todos fue Kakudmī, quien, siguiendo el consejo del Señor Brahmā, ofreció su hermosa hija, Revatī, a Baladeva, que pertenece a la categoría de viṣṇu-tattva. Después de esto, Kakudmī abandonó la vida familiar y se retiró al bosque de Badarikāśrama para realizar austeridades y penitencias.

Text 1:
Śrī Śukadeva Gosvāmī continuó: ¡Oh, rey!, Śaryāti, otro hijo de Manu, gobernó con plena conciencia del conocimiento védico. Él instruyó a los descendientes de Aṅgirā acerca de las funciones apropiadas para el segundo día del yajña que celebraban.
Text 2:
Śaryāti tuvo una hermosa hija de ojos de loto llamada Sukanyā, con la que fue al bosque para visitar el āśrama de Cyavana Muni.
Text 3:
Rodeada por sus amigas, Sukanyā recogía frutas de los árboles del bosque; entonces se fijó en dos cosas que brillaban como estrellas en el agujero de una lombriz de tierra.
Text 4:
En su ignorancia, y como impulsada por el destino, la muchacha pinchó con una espina aquellas dos luciérnagas, de las que inmediatamente empezó a salir sangre.
Text 5:
Inmediatamente, todos los soldados de Śaryāti se dieron cuenta de que no podían evacuar orina ni excremento. Al notarlo, Śaryāti, muy sorprendido, habló con sus acompañantes.
Text 6:
Resulta extraño, pero parece que alguno de nosotros ha tratado de hacer algún mal a Cyavana Muni, el hijo de Bhṛgu. En verdad, da la impresión de que alguno de nosotros ha contaminado este āśrama.
Text 7:
Muy asustada, Śunkanyā dijo a su padre: Yo he hecho algo malo; sin saber lo que hacía, pinché con una espina esas dos sustancias luminosas.
Text 8:
Al escuchar las palabras de su hija, el rey Śaryāti sintió gran temor. Entonces trató por todos los medios de calmar a Cyavana Muni, pues era él quien estaba en el agujero de la lombriz.
Text 9:
El rey Śaryāti, que mantenía una actitud muy reflexiva, comprendió las intenciones de Cyavana Muni, de modo que entregó su hija en caridad al sabio. Ya liberado del peligro tras muchas dificultades, pidió permiso a Cyavana Muni y regresó al hogar.
Text 10:
Cyavana Muni era muy irritable, pero Sukanyā, aceptando su papel de esposa, le trataba con todo el tacto que la actitud del sabio requería. Conociendo su mente, le ofreció servicio sin dejarse confundir.
Text 11:
Pasado algún tiempo, el āśrama de Cyavana Muni recibió la visita de los hermanos Aśvinī-kumāras, los médicos celestiales. Tras ofrecerles respetuosas reverencias, Cyavana Muni les pidió que le diesen una nueva juventud, pues ellos podían hacerlo.
Text 12:
Cyavana Muni dijo: Ustedes no tienen derecho a beber soma-rasa en los sacrificios, pero yo les prometo una vasija llena. Tengan la bondad de darme belleza y juventud, pues esas cosas atraen a las mujeres jóvenes.
Text 13:
Muy contentos, los grandes médicos Aśvinī-kumāras aceptaron la propuesta de Cyavana Muni, y le dijeron: «¡Oh, brāhmaṇa!, sumérgete en este lago del éxito en la vida!». [Quien se baña en este lago ve satisfechos sus deseos].
Text 14:
Tras decir esto, los Aśvinī-kumāras ayudaron a Cyavana Muni, que era un anciano inválido y enfermo, con las pieles colgando, el pelo blanco y las venas visibles por todo el cuerpo, y los tres juntos entraron en el lago.
Text 15:
Del lago salieron tres hombres de rasgos corporales muy hermosos, muy bien vestidos y adornados con pendientes y collares de flores de loto. Los tres manifestaban idéntica belleza.
Text 16:
La muy casta y hermosa Sukanyā no pudo distinguir a su esposo de los dos Aśvinī-kumāras, pues los tres eran igual de hermosos. Sin saber quién era su verdadero esposo, se refugió en los Aśvinī-kumāras.
Text 17:
Al ver la castidad y fidelidad de Sukanyā, los Aśvinī-kumāras se sintieron muy complacidos. Entonces le indicaron quién era Cyavana Muni, su esposo, y, tras pedir permiso al sabio, regresaron en su avión a los planetas celestiales.
Text 18:
Cierto día, con el deseo de celebrar un sacrificio, el rey Śaryāti fue a la residencia de Cyavana Muni. Allí se encontró a su hija al lado de un joven muy hermoso, tan brillante como el sol.
Text 19:
Después de recibir las reverencias de su hija, el rey, en lugar de ofrecerle bendiciones, se mostró muy disgustado y le habló de la siguiente manera.
Text 20:
¡Oh, muchacha impura!, ¿a dónde te han llevado tus deseos? Has engañado a un marido muy digno de respeto y honrado por todos. Ya veo que, como era viejo, enfermo y poco atractivo, has abandonado su compañía para aceptar por esposo a este joven, que parece un mendigo callejero.
Text 21:
¡Oh, hija mía!, tú, que has nacido en una familia respetable, ¿cómo has dejado que tu conciencia se degradara de este modo?; ¿cómo has tenido la desvergüenza de buscar un amante? De ese modo estás degradando las dinastías de tu padre y de tu esposo, y las llevas hacia la vida infernal.
Text 22:
Sin embargo, Sukānya, muy orgullosa de su castidad, respondió a los reproches de su padre con una sonrisa y le dijo: «Mi querido padre, este joven que está a mi lado es en realidad tu yerno, el gran sabio Cyavana, que nació en la familia de Bhṛgu».
Text 23:
Sukanyā explicó entonces cómo había obtenido su esposo el hermoso cuerpo de un joven. El rey se sorprendió mucho, y, muy complacido, abrazó a su querida hija.
Text 24:
Con su propio poder, Cyavana Muni invistió al rey Śaryāti de la capacidad de celebrar el soma-yajña. El muni ofreció una vasija llena de soma-rasa a los Aśvinī-kumāras, pese a que no tenían derecho a beberlo.
Text 25:
El rey Indra, muy alterado y ciego de ira, empuñó impetuosamente su rayo dispuesto a matar a Cyavana Muni. Pero este, con sus poderes, paralizó el brazo con que Indra sostenía el rayo.
Text 26:
Aunque los Aśvinī-kumāras eran simples médicos y no tenían derecho a beber soma-rasa en los sacrificios, los semidioses decidieron que, a partir de entonces, les estaría permitido.
Text 27:
El rey Śaryāti fue padre de tres hijos: Uttānabarhi, Ānarta y Bhūriṣeṇa. Ānarta tuvo un hijo llamado Revata.
Text 28:
¡Oh, Mahārāja Parīkṣit, subyugador de enemigos!, Revata construyó en las profundidades del océano el reino de Kuśasthalī, donde vivió gobernando las regiones de Ānarta, etc. Tuvo cien hijos muy buenos, el mayor de los cuales fue Kakudmī.
Text 29:
Kakudmī llevó a su propia hija, Revatī, a Brahmaloka, que es trascendental a las tres modalidades de la naturaleza material, y allí pidió al Señor Brahmā que le señalase un marido adecuado para ella.
Text 30:
Cuando Kakudmī llegó allí, el Señor Brahmā estaba tan ocupado escuchando las interpretaciones musicales de los gandharvas que no disponía de un momento para hablar con él. Por consiguiente, Kakudmī esperó, y, cuando los gandharvas completaron su interpretación, ofreció reverencias al Señor Brahmā y le expuso su deseo, largo tiempo acariciado.
Text 31:
Tras escuchar sus palabras, el Señor Brahmā, que es muy poderoso, rió en voz alta y dijo a Kakudmī: ¡Oh, rey!, todos aquellos en quienes puedas haber pensado como yernos en lo más profundo de tu corazón han muerto ya con el paso del tiempo.
Text 32:
Han pasado ya veintisiete catur-yugas. Aquellos en quienes puedas haber pensado, así como sus hijos, nietos y descendientes, se han ido ya. Ni de sus nombres queda rastro.
Text 33:
¡Oh, rey!, ve de inmediato y ofrece tu hija al Señor Baladeva, que todavía está en el mundo. Él es muy poderoso. En verdad, es la Suprema Personalidad de Dios, cuya porción plenaria es el Señor Viṣṇu. Tu hija merece que Se la entregues en caridad.
Text 34:
El Señor Baladeva es la Suprema Personalidad de Dios. Quien escucha y canta acerca de Él, se purifica. Él es siempre el bienqueriente de todas las entidades vivientes; por esa razón, ha descendido con todo Su séquito para purificar el mundo entero y disminuir su carga.
Text 35:
Tras recibir esta orden del Señor Brahmā, Kakudmī le ofreció reverencias y regresó a su propia morada. Entonces halló que su residencia estaba vacía, pues sus hermanos y otros familiares, que estaban viviendo en todas direcciones, la habían abandonado por temor de seres vivientes superiores como los yakṣas.
Text 36:
A continuación, el rey entregó su muy hermosa hija en caridad al supremamente poderoso Baladeva; después se retiró de la vida mundana y se fue a Badarikāśrama para complacer a Nara-Nārāyaṇa.