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Śrīmad-bhāgavatam 7.7.47

Texto

karmāṇy ārabhate dehī
dehenātmānuvartinā
karmabhis tanute deham
ubhayaṁ tv avivekataḥ

Palabra por palabra

karmāṇi — actividades fruitivas materiales; ārabhate — comienza; dehī — la entidad viviente que ha recibido un determinado tipo de cuerpo; dehena — con ese cuerpo; ātma-anuvartinā — que ha recibido conforme a su deseo y a las actividades que ha realizado en el pasado; karmabhiḥ — con esas actividades materiales; tanute — expande; deham — otro cuerpo; ubhayam — ambos; tu — en verdad; avivekataḥ — debidos a la ignorancia.

Traducción

La entidad viviente, que debe su cuerpo actual a las actividades realizadas en el pasado, puede terminar con los resultados de sus acciones en esta vida, pero eso no significa que se haya liberado del cautiverio en cuerpos materiales. Con las acciones que realiza en un determinado tipo de cuerpo, la entidad viviente crea otro cuerpo. Así, debido a su crasa ignorancia, transmigra de cuerpo en cuerpo en el ciclo de nacimientos y muertes.

Significado

La evolución de la entidad viviente por los distintos tipos de cuerpos no humanos la determinan automáticamente las leyes de la naturaleza. En otras palabras, esas leyes naturales (prakṛteḥ kriyamāṇāni), mediante un proceso evolutivo, llevan a la entidad viviente desde las formas de vida inferiores hasta la forma humana. El ser humano, sin embargo, posee una conciencia avanzada, y debido a ello tiene que comprender la posición constitucional de la entidad viviente y la razón de que tenga que vivir en un cuerpo material. Pero si sigue actuando como un animal, a pesar de la oportunidad que la naturaleza le ha brindado, ¿qué beneficio obtiene de la vida humana? El ser humano tiene que comprender cuál es el objetivo de la vida, y actuar en consecuencia. Debe recibir las instrucciones del maestro espiritual y del śāstra, y ser inteligente. En la forma humana no debemos vivir como necios ignorantes; debemos tratar de conocer nuestra posición constitucional. Eso se denomina athāto brahma-jijñāsā. La psicología humana da origen a muchas preguntas, que muchos filósofos han estudiado y han contestado con diversas filosofías basadas en la invención mental. Sin embargo, no es esa la forma de alcanzar la liberación. Los Vedas nos dan las siguientes instrucciones: tad-vijñānārthaṁ sa gurum evābhigacchet: Para resolver los problemas de la vida, es necesario aceptar un maestro espiritual; tasmād guruṁ prapadyeta jijñāsuḥ śreya uttamam: La persona que se plantea con seriedad la solución del problema de la existencia material, debe acudir a un guru genuino.​​​​​​​

tad viddhi praṇipātena
paripraśnena sevayā
upadekṣyanti te jñānaṁ
jñāninas tattva-darśinaḥ

«Trata de aprender la verdad acudiendo a un maestro espiritual. Hazle preguntas con sumisión y ofrécele servicio. Las almas autorrealizadas pueden impartirte conocimiento, porque han visto la verdad» (Bg. 4.34). Al maestro espiritual hay que acercarse con sumisión (praṇipātena) y servicio. La persona inteligente debe preguntar al maestro espiritual acerca del objetivo de la vida. El maestro espiritual genuino puede responder todas esas preguntas, porque ha visto la auténtica verdad. Incluso en las actividades cotidianas, antes de actuar consideramos los pros y los contras. Del mismo modo, la persona inteligente debe comenzar por replantearse todo el proceso de la existencia material, para después actuar con inteligencia, siguiendo las indicaciones del maestro espiritual genuino.