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Śrīmad-bhāgavatam 7.2.60

Texto

ataḥ śocata mā yūyaṁ
paraṁ cātmānam eva vā
ka ātmā kaḥ paro vātra
svīyaḥ pārakya eva vā
sva-parābhiniveśena
vinājñānena dehinām

Palabra por palabra

ataḥ — por lo tanto; śocata — lamentar; — no; yūyam — todos ustedes; param — otro; ca — y; ātmānam — ustedes mismos; eva — ciertamente; — o; kaḥ — quién; ātmā — ser; kaḥ — quién; paraḥ — otro; — o; atra — en el mundo material; svīyaḥ — propio; pārakyaḥ — para otros; eva — en verdad; — o; sva-para-abhiniveśena — que consiste en estar absorto en el concepto corporal de la vida en relación con uno mismo y con los demás; vinā — además de; ajñānena — la falta de conocimiento; dehinām — de todas las entidades vivientes corporificadas.

Traducción

Por lo tanto, ninguno de ustedes debe afligirse por la pérdida del cuerpo, ya sea el suyo o los de otros. Solo bajo el influjo de la ignorancia se hacen distinciones basadas en el cuerpo, pensando: «¿Quién soy yo?, ¿quiénes son los otros? ¿Qué es mío?, ¿qué es de otros?».

Significado

En el mundo material, la primera ley de la naturaleza es el instinto de conservación. Conforme a esa ley, primero debemos preocuparnos de nuestra propia seguridad, y luego considerar la sociedad, la amistad, el amor, la nacionalidad, la comunidad, etc., que son ideas derivadas del concepto corporal de la vida y de la falta de conocimiento acerca del alma espiritual. Eso se denomina ajñāna. Mientras la sociedad humana permanezca bajo el influjo de la oscuridad y la ignorancia, los hombres continuarán elaborando grandes proyectos dentro del concepto corporal de la vida. En relación con esto, Prahlāda Mahārāja emplea la palabra bharam. Basándose en planteamientos materialistas, la civilización actual crea enormes proyectos para la construcción de grandes carreteras, casas, industrias y fábricas; ese es el concepto que el hombre actual tiene del progreso de la civilización. La gente, sin embargo, no sabe que en cualquier momento pueden ser apartados de la escena y obligados a recibir cuerpos que no tienen nada que ver con esas enormes casas, palacios, carreteras y automóviles. Esa es la razón que llevó a Kṛṣṇa a reprender a Arjuna cuando vio que pensaba en función de sus relaciones corporales de parentesco. Le dijo: kutas tvā kaśmalam idaṁ viṣame samupasthitam anārya-juṣṭam: «Ese concepto corporal de la vida es propio de los anāryas, los no āryas, que no son avanzados en conocimiento». Civilización ārya es aquella que es avanzada en conocimiento espiritual. Para ser ārya no basta con estamparse un sello. Aquel que alimenta la más profunda ignorancia con respecto al conocimiento espiritual, pero al mismo tiempo proclama que es ārya, se encuentra en una posición de no ārya. En relación con esto, Śrīla Madhvācārya presenta la siguiente cita del Brahma-vaivarta Purāṇa:

ka ātmā kaḥ para iti dehādy-apekṣayā
na hi dehādir ātmā syān
na ca śatrur udīritaḥ
ato daihika-vṛddhau vā
kṣaye vā kiṁ prayojanam
yas tu deha-gato jīvaḥ
sa hi nāśaṁ na gacchati
tataḥ śatru-vivṛddhau ca
sva-nāśe śocanaṁ kutaḥ
dehādi-vyatiriktau tu
jīveśau pratijānatā
ata ātma-vivṛddhis tu
vāsudeve ratiḥ sthirā
śatru-nāśas tathājñāna-
nāśo nānyaḥ kathañcana

Su significado es que, mientras estemos en un cuerpo de forma humana, tenemos el deber de entender al alma que vive dentro del cuerpo. El cuerpo no es el ser; somos distintos del cuerpo; por lo tanto, no tiene sentido hablar de amigos, enemigos o responsabilidades basadas en el concepto corporal de la vida. No debe preocuparnos demasiado el hecho de que el cuerpo pase de la infancia a la juventud y de ahí a la vejez para encontrarse entonces con su aparente destrucción. Por el contrario, debemos cultivar una sincera preocupación por el alma que está dentro del cuerpo, y por la manera de liberarla de las garras de la materia. La entidad viviente que está dentro del cuerpo nunca es destruida; por eso, debemos estar perfectamente seguros de que, por muchos amigos o enemigos que tengamos, ni unos podrán ayudarnos, ni los otros hacernos ningún daño. Debemos saber que somos almas espirituales (ahaṁ brahmāsmi), y que el alma, en su posición constitucional, no se ve afectada por los cambios del cuerpo. Todo el mundo, en toda circunstancia, debe permanecer como devoto del Señor Viṣṇu, sin preocuparse por sus relaciones basadas en el cuerpo, sean de amigo o de enemigo. Debemos saber que no podemos ser matados, ni nosotros ni aquellos que, según el concepto corporal de la vida, son nuestros enemigos.