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Śrīmad-bhāgavatam 4.29.26-27

Texto

yadātmānam avijñāya
bhagavantaṁ paraṁ gurum
puruṣas tu viṣajjeta
guṇeṣu prakṛteḥ sva-dṛk
guṇābhimānī sa tadā
karmāṇi kurute ’vaśaḥ
śuklaṁ kṛṣṇaṁ lohitaṁ vā
yathā-karmābhijāyate

Palabra por palabra

yadā — cuando; ātmānam — al Alma Suprema; avijñāya — olvidar; bhagavantam — a la Suprema Personalidad de Dios; param — supremo; gurum — al instructor; puruṣaḥ — la entidad viviente; tu — entonces; viṣajjeta — se abandona; guṇeṣu — a las modalidades; prakṛteḥ — de la naturaleza material; sva-dṛk — el que puede ver su propio bien; guṇa-abhimānī — identificado con las modalidades de la naturaleza; saḥ — él; tadā — en ese momento; karmāṇi — actividades fruitivas; kurute — ejecuta; avaśaḥ — espontáneamente; śuklam — blanco; kṛṣṇam — negro; lohitam — rojo; — o; yathā — conforme a; karma — actividad; abhijāyate — nace.

Traducción

La entidad viviente, por naturaleza, goza de una minúscula independencia que le permite elegir su propia buena o mala fortuna; sin embargo, cuando olvida a su amo supremo, la Personalidad de Dios, se abandona a las modalidades de la naturaleza material. Bajo la influencia de esas modalidades, se identifica con el cuerpo, y por el interés del cuerpo, se apega a ciertas actividades. A veces está sometida a la influencia de la modalidad de la ignorancia, a veces está bajo la modalidad de la pasión, y a veces bajo la modalidad de la bondad. De esa forma, la entidad viviente recibe distintos tipos de cuerpos bajo la influencia de las modalidades de la naturaleza material.

Significado

Esos distintos tipos de cuerpos se explican en el Bhagavad-gītā (13.22):

puruṣaḥ prakṛti-stho hi
bhuṅkte prakṛtijān guṇān
kāraṇaṁ guṇa-saṅgo ’sya
sad-asad-yoni-janmasu

«La entidad viviente que se encuentra en la naturaleza material sigue los caminos de la vida, disfrutando de las tres modalidades de la naturaleza. Ello se debe a su contacto con esa naturaleza material. De ese modo, se encuentra con el bien y el mal entre las diversas especies».

Debido al contacto con las modalidades de la naturaleza, la entidad viviente recibe distintos cuerpos de entre las 8 400 000 formas de vida. En este verso se explica claramente que la entidad viviente tiene una pequeña independencia; esto se expresa con la palabra sva-dṛk, que significa «el que puede ver su propio bien». En su posición constitucional, la entidad viviente es minúscula, y puede equivocarse en su elección, prefiriendo imitar a la Suprema Personalidad de Dios. El sirviente puede desear establecer su propia empresa e imitar a su amo. Cuando toma esa decisión, abandona la protección de su amo. A veces fracasa, y a veces tiene éxito. De manera similar, la entidad viviente, que es parte integral de Kṛṣṇa, funda su propia empresa para competir con el Señor. El número de competidores que aspiran a la posición del Señor es muy alto, pero no tienen la menor posibilidad de llegar a ser como el Señor. En su intento de imitar al Señor, los distintos grupos sostienen con el mundo material una feroz lucha por la existencia. Estas desviaciones con respecto al servicio del Señor, junto con los intentos de imitarle, son la causa del cautiverio material. Los filósofos māyāvādīs imitan al Señor tratando de llegar a ser uno con Él de un modo artificial. Cuando se consideran liberados, esos filósofos māyāvādīs están bajo la influencia de la ilusión producto de invenciones mentales. Nadie puede ser uno con Dios, ni igual a Él. Ese tipo de imaginaciones nos hacen seguir cautivos en la existencia material.