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Śrīmad-bhāgavatam 3.22.20

Texto

yato ’bhavad viśvam idaṁ vicitraṁ
saṁsthāsyate yatra ca vāvatiṣṭhate
prajāpatīnāṁ patir eṣa mahyaṁ
paraṁ pramāṇaṁ bhagavān anantaḥ

Palabra por palabra

yataḥ — de quien; abhavat — emanó; viśvam — la creación; idam — esta; vicitram — maravillosa; saṁsthāsyate — disolverá; yatra — en quien; ca — y; — o; avatiṣṭhate — que existe actualmente; prajā-patīnām — de los prajāpatis; patiḥ — el Señor; eṣaḥ — este; mahyam — a mí; param — más elevada; pramāṇam — autoridad; bhagavān — Señor Supremo; anantaḥ — ilimitado.

Traducción

Para mí, la autoridad más elevada es la ilimitada Suprema Personalidad de Dios, de quien emana toda esta maravillosa creación, y en quien reposan su mantenimiento y disolución. Él es el origen de todos los prajāpatis, las personas destinadas a producir entidades vivientes en el mundo.

Significado

Kardama Muni recibió de su padre, Prajāpati, la orden de producir hijos. Al principio de la creación, los prajāpatis tenían la misión de producir la inmensa población que iba a residir en los planetas del gigantesco universo. Pero Kardama Muni dijo que a pesar de que su padre era Prajāpati, quien deseaba que él produjese hijos, su verdadero origen era la Suprema Personalidad de Dios, Viṣṇu, porque Viṣṇu es el origen de todo; Él es el verdadero creador del universo, el verdadero sustentador, y en el momento de la aniquilación, todo reposa únicamente en Él. Esa es la conclusión del Śrīmad-Bhāgavatam. Hay tres deidades, Brahmā, Viṣṇu y Maheśvara (Śiva), para la creación, mantenimiento y aniquilación, pero Brahmā y Maheśvara son expansiones cualitativas de Viṣṇu. Viṣṇu es la figura central. Por esa razón, Viṣṇu Se encarga del mantenimiento. Nadie más que Él puede mantener toda la creación. Hay una infinidad de entidades, que tienen una infinidad de necesidades; nadie más que Viṣṇu puede satisfacer la infinidad de necesidades de la infinidad de entidades vivientes. A Brahmā se le ordena crear, a Śiva se le ordena aniquilar, y Viṣṇu Se hace cargo de la función intermedia, mantener. Kardama Muni sabía muy bien, gracias al poder de su vida de progreso espiritual, que su Deidad adorable era Viṣṇu, la Personalidad de Dios. Su deber era lo que Viṣṇu desease, y nada más. No estaba dispuesto a engendrar una gran cantidad de hijos. Solo tendría un hijo, que fuese útil a la misión de Viṣṇu. Como se afirma en el Bhagavad-gītā cuando hay disensiones en el desempeño de los principios religiosos, el Señor desciende a la superficie de la Tierra para proteger esos principios y aniquilar a los impíos.

Se considera que casarse y engendrar un hijo es saldar la deuda contraída con la familia en que se ha nacido. Desde el momento de nacer, el niño contrae inmediatamente muchas deudas: deudas con la familia en que nace, deudas con los semidioses, deudas con los pitās, con los ṛṣis, etc. Pero alguien que se ocupe únicamente en el servicio del Señor Supremo, la Personalidad de Dios, quien es verdaderamente digno de adoración, se libera de todas sus obligaciones, incluso sin tratar de saldar sus demás deudas. Kardama Muni prefirió consagrar su vida al servicio del Señor con conocimiento paramahaṁsa y, con esa finalidad, prefirió engendrar un único hijo, en vez de tener innumerables hijos para que llenasen los lugares vacíos del universo.