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Śrīmad-bhāgavatam 2.9.5

Texto

sa ādi-devo jagatāṁ paro guruḥ
svadhiṣṇyam āsthāya sisṛkṣayaikṣata
tāṁ nādhyagacchad dṛśam atra sammatāṁ
prapañca-nirmāṇa-vidhir yayā bhavet

Palabra por palabra

saḥ — él; ādi-devaḥ — el primer semidiós; jagatām — del universo; paraḥ — supremo; guruḥ — maestro espiritual; svadhiṣṇyam — su asiento de loto; āsthāya — para encontrar la fuente de él; sisṛkṣayā — en lo referente a crear los asuntos universales; aikṣata — comenzó a pensar; tām — en ese asunto; na — no pudo; adhyagacchat — entender; dṛśam — la dirección; atra — ahí; sammatām — justo el camino correcto; prapañca — material; nirmāṇa — construcción; vidhiḥ — proceso; yayā — tanto como; bhavet — debe ser.

Traducción

El Señor Brahmā, el primer maestro espiritual, supremo en el universo, no pudo determinar cuál era la fuente de su asiento de loto, y mientras pensaba en crear el mundo material no pudo entender cuál era la dirección correcta para ejecutar ese trabajo creativo, ni tampoco pudo averiguar cuál era el proceso para realizar esa creación.

Significado

Este verso es el preludio a la explicación de la naturaleza trascendental de la forma y la morada del Señor. Al comienzo del Śrīmad-Bhāgavatam, ya hemos dicho que la Suprema Verdad Absoluta existe en Su propia morada, sin ningún vestigio de la energía engañadora. Por lo tanto, el Reino de Dios no es un mito, sino que es de hecho una esfera diferente y trascendental de planetas conocidos como los Vaikuṇṭhas. Eso también se explicará en este capítulo.

Un conocimiento así acerca del cielo espiritual que se encuentra muy por encima de este cielo material y sus enseres, puede adquirirse solo en virtud del servicio devocional, o el bhakti-yoga. El poder creador del Señor Brahmā también se consiguió mediante el bhakti-yoga. Brahmājī estaba confundido en lo que respecta a la creación, y él ni siquiera pudo determinar cuál era la fuente de su propia existencia. Pero él consiguió por completo todo ese conocimiento, por intermedio del bhakti-yoga. Mediante el bhakti-yoga uno puede conocer al Señor, y por el hecho de conocer al Señor como el Supremo, uno puede conocer todo lo demás. Aquel que conoce al Supremo, conoce todo lo demás. Ese es el veredicto de todos los Vedas. Hasta el primer maestro espiritual del universo se iluminó por la gracia del Señor, así que, ¿quién puede obtener conocimiento perfecto de todo, sin la misericordia del Señor? Si alguien desea buscar conocimiento perfecto de todo, debe buscar la misericordia del Señor, y no hay ninguna otra manera de hacerlo. Buscar conocimiento fundándose en el esfuerzo personal de uno, es una absoluta pérdida de tiempo.