CC Madhya-līlā 6.162
Texto
hena-jīve īśvara-saha kaha ta’ abheda
Palabra por palabra
māyā-adhīśa — el Señor de la energía; māyā-vaśa — sujeto a la influencia de māyā; īśvare — en la Suprema Personalidad de Dios; jīve — en las entidades vivientes; bheda — la diferencia; hena-jīve — esas entidades vivientes; īśvara-saha — con la Suprema Personalidad de Dios; kaha — tú dices; ta’ — en verdad; abheda — una sola cosa.
Traducción
«El Señor es el amo de las potencias, y la entidad viviente es el sirviente de esas potencias. Ésa es la diferencia entre el Señor y la entidad viviente. Tú, sin embargo, declaras que el Señor y las entidades vivientes son uno y son lo mismo.»
Significado
La Suprema Personalidad de Dios es por naturaleza el amo de todas las potencias. Y las entidades vivientes, que son infinitesimales, se hallan siempre, por naturaleza, bajo la influencia de las potencias del Señor. Dice el Muṇḍaka Upaniṣad (3.1.1-2):
samānaṁ vṛkṣaṁ pariṣasvajāte
tayor anyaḥ pippalaṁ svādv atty
anaśnann anyo ’bhicākaśīti
’nīśayā śocati muhyamānaḥ
juṣṭaṁ yadā paśyaty anyam īśam
asya mahimānam eti vīta-śokaḥ
El Muṇḍaka Upaniṣad distingue completamente entre el Señor y las entidades vivientes. La entidad viviente está sujeta a las reacciones de las actividades fruitivas, mientras que el Señor simplemente actúa como testigo de esas actividades y concede los resultados. La entidad viviente, conforme a sus deseos, va de cuerpo en cuerpo y de planeta en planeta, bajo la dirección de la Suprema Personalidad de Dios, Paramātmā. Sin embargo, a la entidad viviente que, por la misericordia del Señor, vuelve a sus cabales, se le concede el servicio devocional. De ese modo se salva de las garras de māyā. En ese momento puede ver a su amigo eterno, la Suprema Personalidad de Dios, y liberarse del anhelo y la lamentación en todas sus formas. Así lo confirma la Bhagavad-gītā (18.54), donde el Señor dice: brahma-bhūtaḥ prasannātmā na śocati na kāṅkṣati: «Aquel que se establece en el plano trascendental percibe de inmediato el Brahman Supremo y se vuelve plenamente dichoso. Nunca se lamenta ni desea poseer nada.» De este modo, queda definitivamente probado que la Suprema Personalidad de Dios es el amo de todas las potencias y que las entidades vivientes están siempre sujetas a esas potencias. Ésa es la diferencia entre māyādhīśa y māyā-vaśa.