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CC Madhya-līlā 20.120

Texto

sādhu-śāstra-kṛpāya yadi kṛṣṇonmukha haya
sei jīva nistare, māyā tāhāre chāḍaya

Palabra por palabra

sādhu — de las personas santas; śāstra — de las Escrituras; kṛpāya — por la misericordia; yadi — si; kṛṣṇa-unmukha haya — se vuelve consciente de Kṛṣṇa; sei — esa; jīva — entidad viviente; nistare — se libera; māyā — la energía ilusoria; tāhāre — a él; chāḍaya — deja libre.

Traducción

«Cuando se vuelve consciente de Kṛṣṇa, por la misericordia de las personas santas que voluntariamente predican los mandamientos de las Escrituras y le ayudan a volverse consciente de Kṛṣṇa, el alma condicionada se libera de las garras de māyā, que le deja libre.

Significado

Alma condicionada es aquella que ha olvidado que Kṛṣṇa es su amo eterno. Pensando que está disfrutando del mundo material, el alma condicionada sufre las tres miserias de la existencia material. Las personas santas (sādhus), los devotos vaiṣṇavas del Señor, predican el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa basado en las Escrituras védicas. Sólo por su misericordia el alma condicionada ve despertar su conciencia de Kṛṣṇa. Una vez despierta, ya no desea disfrutar del modo de vida materialista. En lugar de ello, se consagra al servicio amoroso trascendental del Señor. Cuando un alma condicionada se ocupa en el servicio devocional del Señor, se desapega del disfrute material.

bhaktiḥ pareśānubhavo viraktir
anyatra caiṣa trika eka-kālaḥ

(Bhāg. 11.2.42)

Ésa es la prueba que puede indicarnos si estamos avanzando en servicio devocional. Debemos estar desapegados del disfrute material. Ese desapego significa que māyā ha liberado realmente al alma condicionada del disfrute ilusorio. Cuando el alma condicionada avanza en el proceso de conciencia de Kṛṣṇa, no se considera igual a Kṛṣṇa. Tan pronto como piensa que es el disfrutador de bienes materiales, queda prisionera del concepto corporal. Sin embargo, cuando se libera del concepto corporal, puede ocuparse en servicio devocional, que es su verdadera posición de libertad de las garras de māyā. Todo ello se explica en el siguiente verso de la Bhagavad-gītā (7.14).